"Llevamos mucho tiempo conviviendo con mi enfermedad, siguiendo adelante, pero una caída el día después de Acción de Gracias nos ha llevado a un nuevo nivel de debilitamiento. Es el peor dolor que he experimentado en toda mi vida. Nunca he sido de los que piden ayuda, pero esto es una emergencia. Gracias". Con este mensaje pedía auxilio a sus fans David Johansen, líder de los icónicos e influyentes New York Dolls, para poder seguir tratándose del cáncer que padecía y que, tras el accidente doméstico en el que se rompió la espalda por dos sitios le dejó postrado en la cama con cuidados de especialistas las 24 horas del día.
Una situación de altísima vulnerabilidad y dependencia a la que hay que sumar también un tumor cerebral y que en Estados Unidos, país sin sanidad pública universal, supone una inmensa cantidad de dinero que la vieja estrella del rock, como tantísimos otros músicos, no tiene. Es por ello que proliferan fundaciones como MusicCares, Artist Relief o Sweet Relief Musicians Fund. Precisamente a través de esta última se puso en marcha el pasado febrero el Fondo David Johanssen para recaudar dinero para la fisioterapia, las necesidades de enfermería a tiempo completo y los gastos diarios del cantante. Incluso se lanzó una camiseta especial para costear el tratamiento. Sin embargo, el músico, otrora aclamado en el escenario, moría el 28 de febrero en una precariedad nada rutilante.
En un país donde tener seguro médico privado es esencial, son muchísimos los ciudadanos abandonados por el sistema por falta de recursos económicos. Y no son pocos los músicos que acaban pidiendo a sus seguidores poco menos que una limosna, por caridad. Es el caso también de Ken Stringfellow, líder del grupo de rock alternativo The Posies, que lanzaba en octubre una campaña de crowdfunding que ha recaudado hasta el día de hoy 43.000 euros gracias a las aportaciones de 267 benefactores. "Comenzaré el tratamiento de inmediato. El pronóstico es muy alentador (una esperanza de vida de 10 a 15 años con un tratamiento adecuado es común), pero los costos son altos y no tengo seguro médico que cubra estos tratamientos", explicaba en un comunicado.
Y todavía añadía el artista, habitual de los escenarios españoles, que tuvo incluso un concierto benéfico en Murcia el pasado 6 de diciembre: "Necesitaré apoyo para cubrir los gastos médicos, la pérdida de ingresos y, simplemente, la fuerza que da la conexión. Por favor, contáctenme, aunque sea solo para saludar. Pero sepan que sus donaciones son increíblemente útiles; cada una alivia la carga financiera que enfrento. Estoy practicando la aceptación y la confianza radicales, sabiendo que estoy a salvo, sostenido y guiado por un universo amoroso, y rodeado de familiares y amigos. Lo que podría parecer un desafío también es un regalo: un recordatorio de la vida, el amor y la creatividad que tengo la suerte de experimentar. Para más detalles sobre los costos hasta el momento: tres años de terapia hormonal ADT (42.000 dólares) y dos meses de radioterapia (17.500 dólares)".
El 1 de agosto fallecía el vocalista de la banda de rock Junkyard, David Roach, poco más de un mes después de revelar que padecía una forma muy agresiva de carcinoma de células escamosas que se extendió por su cabeza, cuello y garganta. Este cáncer le fue diagnosticado en febrero de 2025 y en junio se ponía en marcha la campaña de micromecenazgo en GoFundMe, en la que se explicaba que el músico requería "atención y supervisión constantes", por lo que incluso su pareja tuvo que dejar su trabajo para dedicarse a cuidarle. "Si bien han solicitado la asistencia por discapacidad y para cuidadores a tiempo completo, el proceso de solicitud y la aprobación se han prolongado enormemente. Esto los ha puesto en una situación desesperada", remarcaba el texto, que igualmente subrayaba la gravedad del trance a todos los niveles: "La presión financiera por los gastos médicos y el costo de la vida diaria se acumula, y él lucha por mantener su hogar sin ingresos mientras lucha contra el cáncer".
Casi 400.000 euros ha recaudado desde julio el cantante de la banda neoyorkina de hardcore punk Sick of it all, Lou Keller, diagnosticado con adenocarcinoma. "Tiene un tumor canceroso en el esófago. Hemos cancelado el resto del año de gira y no volveremos a salir hasta que Lou supere esto y se recupere. Como saben, las giras son vitales para una banda como Sick of it all. Si pudieran ayudarlo, se lo agradecería mucho. Por favor, compartan esto. ¡Los buenos amigos siempre estarán ahí!", decía el comunicado del grupo, uno de los grandes referentes de su género musical a nivel internacional. Actualmente, el vocalista sigue luchando contra la enfermedad.
La influyente artista transgénero Genesis P-Orridge, popular entre otros muchos motivos —parte de su obra plástica es propiedad de la Tate Modern londinense— por sus años al frente de grupos como Throbbing Gristle y Psychic TV, anunciaba en octubre de 2017 que padecía leucemia. Iniciaba entonces un tratamiento de quimioterapia sumado a una serie de pruebas para luchar contra su enfermedad, pero lo elevado de los gastos terminaron por ser inasumibles, por lo que se lanzaron diversas campañas, incluyendo un crowdfunding, para recaudar fondos. “Tras tres meses de no poder pagar el alquiler, de quimioterapias constantes y de pruebas médicas, P-Orridge necesita tu ayuda”, clamaba el texto de la presentación. Pero, a pesar de las múltiples aportaciones de sus leales fans de todo el mundo, la británica fallecía en marzo de 2020 en Nueva York, donde residía.
Hay, como vemos, un patrón en el que acuciados por la desesperación y la ausencia de unos mínimos básicos de protección estatal, los músicos que residen en Estados Unidos terminan usando plataformas de financiación colectiva para recaudar fondos para gastos médicos, tratamientos experimentales y gastos de manutención. Estas campañas suelen ser organizadas por compañeros músicos, amigos o familiares para ayudar a cubrir gastos que no cubren los seguros privados de salud (en caso de tenerlos). Es en este vacío asistencial donde aparecen organizaciones como las ya mencionadas y otras como Stand up to cancer, Music funds the cure o Curebound.
Esfuerzos todos ellos para cubrir los costes de procedimientos, hospitalizaciones y otros tratamientos no cubiertos por el sistema nacional de salud; para financiar tratamientos especializados o experimentales, terapias de vanguardia que podrían no estar disponibles o no estar totalmente cubiertas por el seguro; para brindar apoyo financiero para necesidades básicas como alimentación, alojamiento y transporte mientras el músico no pueda trabajar; o para evitar largas esperas para cirugías necesarias financiándolas de forma privada.
Como parte de todas estas iniciativas de auxilio colectivo, en algunos caso, incluso las canciones de los artistas enfermos se han vuelto virales para generar ingresos de reproducciones en plataformas de streaming. Por ejemplo, la cantautora estadounidense Cat Janice logró que se hiciera tremendamente popular su canción Dance you outta my head, inspirada en su hijo, al que pretendía ayudar precisamente a pasar el trago de su inminente fallecimiento, obteniendo así ganancias para su tratamiento, a pesar de lo cual, lamentablemente, falleció en febrero de 2024. "Le dejo todas las ganancias a mi hijo, que tiene muchas inclinaciones musicales, con la esperanza de darle el impulso musical que necesitará más adelante en la vida. Quiero dejar atrás sonrisas, ritmos y alegría", escribía la artista poco antes de morir.
Ver másLa semana en la que el rock español quedó herido de muerte
El más reciente de los casos de músicos ayudados por sus fans es el de Tom Constanten, teclista de Grateful Dead durante tan solo catorce meses a finales de los años sesenta. Un paso breve por una de las bandas con los seguidores más fieles del mundo, que por supuesto no le han olvidado. Tanto es así que han recaudado ya más de 62.000 euros para que el músico pueda afrontar el más estadounidense de los problemas: pagar en la vejez al alto coste de la asistencia médica. Con 81 años, esta ayuda le tiene en pleno tratamiento de radiación para su cáncer de pulmón, mientras estos recientes 22 y 23 de diciembre se celebraban conciertos benéficos en su honor en clubes de San Francisco.
Y más situaciones similares. En septiembre de 2024 abría una campaña de crowdfunding para recaudar pagar su tratamiento contra el cáncer de colon el músico country Joshua Ray Walker, que ha acumulado ya 135.000 dólares. "La tensión financiera se ha vuelto abrumadora y las facturas médicas aumentan día a día", reconocía el rockero Terry Reid, obligado el pasado verano a cancelar la gira con la que pretendía ganar algo de dinero para continuar con su tratamiento contra el cáncer, y aunque sus seguidores respondieron tan generosa como rápidamente a su petición de ayuda en GoFundMe, terminaba muriendo el pasado 6 de agosto.
Y una historia reveladora para terminar, protagonizada por Danny Amis, conocido también como Daddy-O Grande, guitarrista de Straitjackets que en 2010 fue diagnosticado con cáncer de médula ósea. El grupo siguió tocando y destinando parte de sus ganancias a unos gastos médicos que rápidamente se dispararon y, tal y como declaró a un periódico de Nashville, había "ciertos procedimientos tan caros que ni siquiera se realizan a menos que se tenga un seguro". Y es aquí donde entra el factor determinante: la puesta en marcha la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, popularmente conocida como Obamacare, al ser impulsada por el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Una medida política del gobierno demócrata que le permitió acceder a un seguro médico asequible, no sin antes resolver todo tipo de nudos burocráticos. "Finalmente conseguí el seguro en diciembre. El día que entró en vigor, tuve que ir de urgencia al hospital para una transfusión de sangre. Casi no tenía glóbulos rojos. Si el seguro hubiera entrado en vigor una semana después, no estaría hablando contigo ahora", declaraba en una entrevista en 2012. Aunque retirado de los escenarios, a día de hoy sigue vivito y coleando. Porque sí, la sanidad pública salva vidas. Por eso es vital defenderla.
"Llevamos mucho tiempo conviviendo con mi enfermedad, siguiendo adelante, pero una caída el día después de Acción de Gracias nos ha llevado a un nuevo nivel de debilitamiento. Es el peor dolor que he experimentado en toda mi vida. Nunca he sido de los que piden ayuda, pero esto es una emergencia. Gracias". Con este mensaje pedía auxilio a sus fans David Johansen, líder de los icónicos e influyentes New York Dolls, para poder seguir tratándose del cáncer que padecía y que, tras el accidente doméstico en el que se rompió la espalda por dos sitios le dejó postrado en la cama con cuidados de especialistas las 24 horas del día.