España deja de estar a la cola de Europa y se alinea con los demás países al subir al 21% el IVA de las bebidas azucaradas

Con el incremento del IVA a las bebidas azucaradas edulcorantes del 10% al 21%, según el plan presupuestario que el Gobierno envió a Bruselas el pasado jueves, el Ministerio de Hacienda no solo declara la guerra a los refrescos poco saludables. La medida pone fin a un desagravio comparativo con el resto de Europa, ya que España estaba a la cola en cuanto a la carga impositiva a esta clase de productos. 

Así lo refleja la base de datos de la Comisión Europea sobre impuestos indirectos, en este caso relativa al agua mineral y gaseosa, bebidas con azúcares añadidos u otros componentes azucarados y otras bebidas no alcohólicas. España tenía el tipo de impuesto indirecto más bajo de toda la Unión con el 10%, lejos del 17% de Luxemburgo, el siguiente país por la cola. Después aparecen Chipre y Alemania, con el 19%, aunque la idea de introducir un impuesto específico tiene cada vez más apoyos entre los alemanes.

En esta clasificación aparecen tanto el IVA como otro tipo de impuestos indirectos. "Tenga en cuenta", explican portavoces de la Comisión Europea, "que cuando hablamos de tasa al azúcar nos referimos a toda clase de tributación indirectatasa al azúcar, y no solo al Impuesto sobre el Valor Añadido". La mayoría de los países cargan al IVA el consumo de refrescos, pero hasta 11 países de la UE tienen algo conocido como sugar tax (tasa al azúcar).

Cataluña ya intentó introducir una tasa de 2017 a 2019, hasta que el impuesto fue tumbado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC): entonces, el Govern impuso 8 céntimos extra por cada litro de bebida que contuviera entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros; a partir de 8 gramos, el gravamen subía a 12 céntimos por litro. En tres años, Cataluña recaudó 100 millones de euros. Es otra forma de gravamen indirecto muy utilizada en Europa.

Portugal, el país modélico

Solo en 2021, el Gobierno de coalición prevé recaudar 340 millones, que se elevarían a 400 millones si se estiman los ingresos de 2022. "Se elimina la aplicación del tipo reducido del IVA para bebidas refrescantes, zumos y gaseosas con azúcares o edulcorantes añadidos", reza el plan presupuestario remitido a la Comisión Europea por Hacienda. "Con esta medida se persigue por un lado internalizar la externalidad negativa generada por el consumo de dichas bebidas, favoreciendo hábitos más saludables de la población".

Uno de los casos exitosos para la salud pública se dio en la vecina Portugal: en 2017, el Gobierno de Antonio Costa, respaldado por partidos de izquierda, gravó la ingesta de líquidos azucarados con un tipo de IVA del 23%, más reducido para las regiones insulares de Azores y Madeira. Ahora cada año el país recibe felicitaciones de la Organización Mundial de la Salud por méritos como reducir el sobrepeso infantil del 37,9% al 30,7% y la obesidad infantil del 15,3% al 11,7% gracias a su reforma fiscal.  

Francia, cuyos impuestos indirectos gravan a una media del 20% las bebidas azucaradas, ha hecho hasta dos reformas en los últimos siete años: la tax soda de 2013 y la tax soda revisada de 2017tax soda. La primera gravaba alrededor de siete euros por hectolitro producido, mientras que la revisión legislativa cuatro años después subió el impuesto por hectolitro por encima de los 20 euros a partir de 15 gramos de azúcar por litro. En 2015 el presidente de Danone lamentó que "por primer año los franceses han gastado más dinero en comprar agua embotellada que Coca-Cola". 

Dinamarca fue demasiado lejos

Tenía que ser un país escandinavo, Dinamarca, el que fuera más lejos en este sentido. Y con complicaciones, como evidencia la marcha atrás. Para empezar, son los que más impuestos indirectos cargan al consumo de bebidas azucaradas, con un 25%. Pero es que a mayores Copenhague tramitó una sugar tax muy agresiva en 2011 (afectaba a todos los alimentos que tuvieran a partir de un 2,3% de grasas saturadas) que tuvo que retirar a posteriori en 2013 por el Gobierno: aunque se redujo el consumo, se perdían empleos y los daneses viajaban hasta Alemania (con un IVA del 19%) a proveerse de Fantas.

El gravamen medio oscila siempre por encima del 20% en Bélgica (21% de IVA, con excepciones), Grecia (24%), Irlanda (21%) o Italia (22%). En 2017, la ex primera ministra británica Theresa May creó un impuesto específico que finalmente entró en vigor en 2018. Los primeros estudios sobre el impacto (sanitario) de la sugar tax británica arrojan resultados espectaculares, como la reducción del 44% de contenidos azucaradossugar tax en bebidas con alto contenido calórico, según el Departamento de Salud Pública del Reino Unido.  

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Obesidad, 7% del gasto sanitario

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) vincula la reforma fiscal sobre los productos azucarados con la reducción de la obesidad y con el bienestar para la salud. Sobre el combate contra la obesidad, la responsable de Salud de la OCDE, Francesca Colombo, celebraba en 2017 que "varios países hayan aplicado desde medidas tributarias para gravar más los productos que causan esta lacra hasta promocionar más las actividades físicas". 

Según la OCDE, la tasa de obesidad en España es del 16,7% de la población, ligeramente por debajo de Francia (17%), todavía más de Alemania (23,6%) y muy lejos de Estados Unidos, con una terrible tasa del 40%. En Italia el 9,8% padece obesidad. La Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) presentó un informe hace casi un año, en noviembre de 2019, alertando de que esta enfermedad, que afecta a 18 millones de españoles, incrementa en un 20% el gasto sanitario en España y acarrea un coste del 7% del gasto sanitario total nacional.