CRISIS ECONÓMICA
Los expertos ven con escepticismo el plan contra la crisis del PSOE
Con un cierto escepticismo han recibido los expertos el plan de reactivación económica del PSOE. Primero por la dificultad que ven en cambiar el destino original de los 30.000 millones de euros procedentes del fondo de rescate de la eurozona, que Bruselas restringe al saneamiento bancario y los socialistas pretenden desviar a la inversión productiva y a evitar los desahucios. Y segundo, porque dudan de la eficacia de las medidas propuestas para frenar la destrucción de empleo.
Ignacio Muro, economista y profesor de Periodismo en la Universidad Carlos III, no ve problema en la liberación de los fondos necesarios e incluso alaba por su “coherencia” la propuesta laboral socialista: “El PSOE no puede aceptar la reforma laboral, así que debe paralizarla”, explica. A su juicio, la prioridad tiene que ser paralizar la destrucción de empleo y para ello sirve la reducción de jornada y sueldos costeada al 50% por el Estado. Aun así, a la medida le encuentra un fallo: “Que la solución pase por la rebaja salarial a los trabajadores”. Muro plantea imitar lo que hizo Obama con Chrysler y General Motors: bajada de salarios, es decir, un sacrificio temporal, pero con garantía, la de las acciones que se repartieron entre los trabajadores hasta que la situación del mercado permitiera volver a la situación de partida. Un capitalismo popular, asegura, que se viene practicando en Estados Unidos desde 1970 y también existe en Europa.
Temporales y fijos
Para Juan José Dolado, catedrático de Economía en la Universidad Carlos III e investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), el problema es que el kurzarbeit –el modelo alemán de reducción de jornada– “llega muy tarde”. Además, apunta, en Alemania la fórmula ha tenido éxito porque “se ha aplicado en sectores en que la caída de la demanda era transitoria”, como la automoción, por ejemplo. Pero en España la construcción no va a recuperar jamás los dos millones de puestos de trabajo que ha perdido. “Hay que abandonar un sector para empezar en otro”. Se refiere al sector sanitario y de dependencia, que creará empleo para atender al 34% de la población que en 2050 tendrá más de 65 años.
Tampoco cree que sean eficaces las bonificaciones a los contratos para empresas de menos de 50 trabajadores. Y una buena prueba, resalta, es el 35% de contratos de apoyo a los emprendedores que se han rescindido antes de llegar al añorescindido. Dan igual las bonificaciones que se ofrezcan con ese contrato. “El problema es la dualidad [temporales poco protegidos, fijos con exceso de protección frente al despido] del mercado laboral español”, resume Dolado, firme defensor del contrato único con indemnización creciente, del que hace bandera Fedea desde 2010 y que ahora prefiere denominar “contrato de igualdad de oportunidades”.
Las soluciones, según explica, son las grandes reformas. Como la liberalización de bienes y servicios. Por eso apremia a los responsables políticos a intervenir en sectores como las ITV, los carburantes o la distribución comercial, que sufren la falta de competencia. “La salida de la crisis es la devaluación interna: reducción de costes y márgenes, y emigración”, concluye.
Sólo para los bancos
Por el contrario, Mónica Melle, de Economistas frente a la Crisis y profesora de la Universidad Complutense, pone el foco en el dinero. A su juicio, va a ser muy difícil que Bruselas acceda a cambiar el “rígido” Memorándum de Entendimiento (MoU) que fija las reglas del rescate financiero a España. Así que ve la propuesta socialista poco menos que “irrealizable”. “Sería más fácil que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) cediera fondos para inversiones productivas, un Plan Marshall”, subraya.
De hecho, la Comisión Europea se ha apresurado a contestar hoy al plan del PSOE recordando que el dinero del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) no puede utilizarse para otros objetivos que no sean la recapitalización de entidades financieras con problemas.
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Ni siquiera si España pide renegociar los términos de la ayuda –lo que exigiría pactar con el Eurogrupo un nuevo memorándum con condiciones adicionales–, el dinero podría destinarse a un plan contra el empleo o los desahucios, ha asegurado la Comisión. Es lo que dice Melle: “Entonces sí que sería un rescate en toda regla”.
Tampoco ve con buenos ojos la economista el plan de 10.000 millones para evitar desahucios. “¿Por qué no cambiar las leyes para permitir la dación en pago y actuar sobre las cláusulas abusivas?”, se pregunta Melle.
El Eurogrupo autorizó hace casi un año un rescate de hasta 100.000 millones de euros para los bancos españoles. De esta cantidad, España ha utilizado 40.000 millones para recapitalizaciones y para el banco malo (Sareb). De los otros 60.000 millones pretende el PSOE destinar 30.000 a la inversión productiva y a frenar los desahucios reestructurando las deudas hipotecarias.