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Nadie sabe cuántas casas vacías hay en España en plena crisis de la vivienda

Imagen de una calle de Costa Miño, urbanización de Coruña que experimentó un gran crecimiento durante el boom inmobiliario y que hoy presenta una elevada tasa de viviendas vacías.

En la España de 2023 no hay manera de saber cuántas viviendas vacías hay. A menudo, en los debates y en la trifulca política se recurre a una cifra: en España hay 3,4 millones de viviendas deshabitadas. Pero este dato ha quedado anticuado: fue publicado por el INE en abril de 2013, hace ahora una década, y el estudio corresponde a la realidad inmobiliaria de 2011. Es decir, son datos de hace 12 años y además con la distorsión del efecto de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera. 

Pero hay un factor más: hay economistas que apuntan a que el dato es cuestionable: “Saber cuántas viviendas vacías en España es la pregunta del millón”, afirma a infoLibre José Pablo Calleja, profesor de Sociología y Trabajo Social en la Universidad de Oviedo. Ante la falta de estadísticas, Calleja se embarcó en 2021 en la compleja tarea de contabilizar las viviendas vacías en la ciudad de Gijón. “El INE ha dejado de incluir ese dato porque para eso tienes que definir qué es una vivienda vacía y no hay una única definición”, apunta el investigador. 

La potestad para definir qué es una vivienda vacía lo define el poder autonómico, y con base en eso, cada una lo estima de una manera diferente. Unificar estos datos es complejo. Puede ocurrir que una región estime que vivienda deshabitada es la que no tenga uso en seis meses, y que en otro lugar, sea de dos años. Que una use los datos de empadronamiento para detectarlas y que otra use los de consumo energético o los de agua. El resultado es el desconocimiento de la realidad en la situación del país.

Las viviendas vacías que hay (había) en España

Los últimos datos conocidos de viviendas vacías pertenecen al Censo de Población y Vivienda de 2011, publicados por el INE hace ahora una década, en abril de 2013. Este censo, que se actualiza cada diez años, ya ha publicado datos en lo referente a la parte concerniente a “población”. Fuentes del INE han informado a infoLibre que los relativos a “vivienda” se publicarán en junio, incluyendo el dato de las que están vacías. El organismo aduce que esta estimación es muy costosa y que es común en otros países que se haga una vez cada década. No obstante, el INE considera que el hecho de que los censos se hagan desde 2021 a través de registros administrativos, en lugar de visitar las viviendas, permitirá publicar esta información de manera más frecuente. En concreto, el INE estima publicar estadísticas de vivienda los años terminados en 1, 5 y 8.

Según el informe de 2011, en España había 25,2 millones de viviendas: 18,1 millones de uso principal, es decir, el 71,7%. Otros 3,7 millones eran de uso secundario, lo que representaba el 14,6%. Por último, el estudio confirmaba la existencia de 3,4 millones que se encontraban vacías. Esto quiere decir que un 13,7% del parque de viviendas de España estaba vacío.

“Me parecen demasiadas”, afirma José Pablo Calleja. Este investigador, cuando calculó la cantidad de viviendas vacías que había en Gijón, le salió una cifra en torno al 2%: “¿Se puede comparar? Hasta cierto punto. La vivienda vacía está distribuida por España de manera desigual. Gijón tiene tirón turístico, hay un mercado del alquiler con precios altos… Si lo comparas, por ejemplo, con Lugo, allí habrá un mayor porcentaje de viviendas vacías, imagino”, sostiene el investigador. 

José Pablo Calleja diseñó una metodología propia para definir qué es una vivienda vacía. “Estimamos lo que los hogares consumían de media en un mes y detectamos los hogares que no habían alcanzado ese consumo a lo largo de un año. El consumo cero es imposible, porque siempre hay un mínimo”, explica el investigador. 

Calleja defiende que el consumo es el mejor de los indicadores: “No es muy fiable fijaros solo en los empadronamientos, porque hay muchas familias que no están empadronadas en la vivienda que ocupan de manera habitual. El consumo de agua, tampoco, porque en muchas comunidades el consumo de agua es común que sea compartido por varias viviendas. En Gijón ocurre en el 70% de las viviendas”, señala.

La importancia de este dato para la política de vivienda… o no

Una de las claves recogidas en la Ley de Vivienda es facultar a los Ayuntamientos para poder hacer un recargo de IBI un 50% más alto a los propietarios que tengan viviendas desocupadas de manera “continuada y sin causa justificada”, por un plazo superior a dos años. Este recargo se podrá llegar a duplicar en caso de que se extienda a tres años. Es un método para presionar a los propietarios, especialmente para los que tengan múltiples inmuebles, para que no retengan la oferta.

“En última instancia, intentar movilizar las viviendas vacías es una estrategia más para poner viviendas en el mercado. No es la única, ni la más importante. Por ejemplo, supongamos que cinco herederos reciben una vivienda y no se ponen de acuerdo para ver qué hacen con ella… En el momento en el que eso les empieza a costar dinero, será más fácil que se vean obligados a ponerla en alquiler. Aumentar la oferta ayuda a bajar los precios, pero esta estrategia tiene que ir en conjunto con otras”, explica José Pablo Calleja.

No obstante, más allá de especificar el período de tiempo de dos y tres años, el proyecto de ley no especifica cómo medir que la vivienda esté vacía. La norma deja a los Ayuntamientos la responsabilidad de justificarlo “conforme a requisitos, medios de prueba y procedimiento que establezca la ordenanza fiscal”. 

“La competencia de la vivienda es exclusiva de las autonomías, lo dice la propia Constitución. El Estado se reserva una legislación básica, pero definir cuál es el nivel de uso de una vivienda y qué se puede considerar vacía es una regulación demasiado concreta. Esto deben definirlo las autonomías. Si el Estado quisiera hacerlo, habría un lío judicial, acabaría seguramente en el Tribunal Constitucional”, añade el investigador. 

En el debate público, el elemento de las viviendas vacías es invocado constantemente. En concreto, para señalar la existencia de 3,4 millones de viviendas vacías, como posible solución a parte del problema de la vivienda y sin especificar que es un dato de hace 12 años. Por ejemplo, lo hizo el diputado de EH Bildu Oskar Matute hace unos días en el programa El Tablero, de Canal RED. Lo usó también hace unos días el portavoz adjunto de Por Andalucía Juan Antonio Delgado Ramos, en Cuarto Milenio, el programa de Iker Jiménez.

Es también usado frecuentemente en las redes sociales. Un ejemplo es un mensaje de Twitter del usuario @Doc_Hannibal, que tiene más de 130.000 seguidores. Una simple búsqueda en esta red social refleja decenas de menciones cada semana a la existencia de “3,4 millones de viviendas vacías”.

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El Ministerio de Transportes, en el que recaen las funciones de Vivienda, no ha contestado este lunes a la consulta planteada por infoLibre sobre si tienen una estimación más actual del parque de viviendas vacías. El investigador José Pablo Calleja considera, no obstante, que el dato tampoco es trascendental para el debate para abordar el problema de los precios del alquiler: “No creo que sea un argumento central, porque muchas de esas viviendas están vacías porque están en zonas rurales o en lugares donde el mercado del alquiler no está tensionado”. 

En el Censo de Población y Vivienda de 2011 aparece un mapa que refleja que la mayor parte de estas se encuentran en partes de Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía oriental, Murcia, Castilla y León y del interior de Galicia. La menor presencia de viviendas vacías se concentra en provincias con graves problemas de alquiler como Madrid, Barcelona, Vizcaya, Guipúzcoa o Álava. 

“Está en zonas de la España Vaciada o en zonas turísticas donde se construyó mucho y no se consiguió ocupar. Creo que es un análisis equivocado pensar el impacto que puede tener en la política de vivienda recurrir a las viviendas vacías. Por no hablar, que tampoco me parece que el cálculo del dato tenga una gran fiabilidad”, remacha José Pablo Calleja. 

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