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Los precios del petróleo y las materias primas caen y el Gobierno prevé un respiro de la inflación tras el verano

Detalle de un ticket de la compra en un mercado de abastos este mes de agosto de 2022, en Sevilla.

Los factores que mantienen los precios altos están empezando a dar una tregua. La tasa del IPC en julio del 10,8%, su punto máximo desde 1984, está impulsada fundamentalmente por dos factores: el aumento de las materias primas alimentarias y las energéticas. El impacto de los precios ha tenido un efecto cascada en otros sectores económicos: se ha encarecido el transporte (por los precios de los carburantes), la vivienda (por la electricidad y el gas) o el ocio, los hoteles, cafés y restaurantes (por todos los factores mencionados). Por ello es fundamental que el origen de la inflación descienda, y eso ha empezado a ocurrir en las últimas semanas. De hecho el Gobierno ya trabaja en un escenario de desaceleración de precios a partir de septiembre. Que esto ocurra es clave, entre otras cosas, para que los próximos datos del IPC sienten las bases de la negociación sobre los salarios, que se producirá en otoño.

La materia prima cuyo descenso ha sido más destacado ha sido el petróleo. Este jueves estaba a 95 dólares, un precio que no tocaba desde el 21 de febrero, tres días antes de que empezara la invasión rusa de Ucrania. En estos cinco meses los precios han estado habitualmente por encima de 100 dólares, llegando a alcanzar su máximo el 9 de marzo: 128 dólares. El descenso del petróleo es importante porque tiene un impacto directo en los costes del transporte de los productos internacionales. La logística, además, seguía sufriendo problemas de suministros derivados por las restricciones de la pandemia, y que paralelamente en las últimas semanas se han ido resolviendo, lo que ayuda a disminuir costes. 

El analista financiero Juan Ignacio Crespo cree que hay que dividir la evolución del precio de las materias primas en dos periodos: “En abril de 2020 se hundieron todos los precios. El precio del petróleo Brent llegó a tocar los 15 dólares. A la mayoría de materias primas les pasó lo mismo. Los siguientes doce meses fueron de recuperación de precios. La segunda etapa empieza en abril y mayo de 2021, cuando empieza la verdadera subida por encima de lo normal”, explica a infoLibre. Esta subida de precios se fue prolongando, provocada por un fuerte aumento de la demanda, tras los confinamientos por la pandemia, y problemas en la oferta, por las disrupciones de las cadenas de suministros. 

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Este proceso encadenó con la invasión rusa de Ucrania: “Muchas materias primas alcanzaron su máximo en marzo, como los metales industriales. Ahora están bajando un 15% en lo que va de año. A las materias primas agrícolas les ha pasado lo mismo, subida muy fuerte hasta marzo, luego cayeron, volvieron a subir muy fuerte hasta mayo y ahora han vuelto a retroceder”. Esta curva es posible comprobarla en los datos del Banco Mundial. Por ejemplo, si partimos de que la media de los precios alimentarios entre 2014 y 2016 es una base 100, los aceites vegetales alcanzaron 246 puntos en marzo de 2022. Ahora han descendido a 167 puntos en julio.

La espiral de los precios se inicia en la energía, por eso es clave prestar atención al comportamiento del gas, que sí está actualmente en máximos y que podría subir aún más. Rusia en 2021 fue el segundo productor mundial de gas (17% del mercado, solo por detrás de EEUU) y el país que más exporta este combustible fósil, responsable del 23% de las exportaciones mundiales de gas, especialmente a Europa. En 2021 el 35% del gas que importó Europa vino de Rusia. La decisión de los países occidentales de sancionar a Rusia por la invasión de Ucrania ha tenido el efecto de “sacarle del mercado”, lo que ha provocado una escasez de gas y un encarecimiento de los precios. Esto ha ocurrido en un momento en el que el gas es el combustible fósil más demandado por los países en plena transición energética, por ser el combustible fósil menos contaminante, en comparación con el carbón y el petróleo. Es una materia prima clave mientras los países despliegan sus métodos de generación energética renovable. 

Con Vladimir Putin hay que prepararse para lo peor, y es lo que estamos haciendo”, afirmó días atrás la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño. Con esto quiere decir que un corte repentino del gas ruso hacia Europa, provocaría otra espiral de precios en aumento, no solo de la energía: tendría una repercusión directa en los fertilizantes y estos a su vez sobre los alimentos, y estos factores sobre otros sectores. “Estamos adoptando con nuestros socios europeos un conjunto de medidas que sean eficaces para amortiguar un posible impacto de sus decisiones”, sostuvo la vicepresidenta Calviño. Así, el Gobierno prevé desaceleración de precios, aunque se prepara también para un escenario peor.

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