La salida de la crisis

Otro récord laboral español: se dispara un 27% el número de quienes trabajan en condiciones de subempleo

Las empresas pagan sólo el 40% de las horas extra de sus trabajadores y cotizan por ellas la mitad que en 2008

Hay quien podría pensar que el récord de paro explica por sí solo el deterioro del mercado laboral español. Pero lo cierto es que las estadísticas revelan otras deficiencias, escondidas incluso bajo las cifras de la recuperación económica. Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) explica que, además de en el paro, es necesario poner el foco sobre otro indicador, el subempleo, si se quiere evaluar correctamente la salud laboral de una economía. Se trata de un síntoma inequívoco de que un país falla a la hora de proporcionar pleno empleo a sus ciudadanos en condiciones dignas y suficientes para la supervivencia.

Los subempleados son quienes trabajan menos horas de las que necesitan, a cambio de menos sueldo del que precisan o lo hacen en puestos por debajo de su cualificación profesional. El primer tipo aparece en las estadísticas, tanto en la Encuesta de Población Activa (EPA) como en las europeas (Eurostat) y en las de la propia OIT. En los otros dos supuestos, la medición es subjetiva.

Pues bien, España se sitúa de nuevo a la cabeza de Europa en subempleo. Según la última EPA, 2,04 millones de personas quieren trabajar más horas pero están empleadas menos horas que un ocupado a tiempo completo. Representan el 9% de los activos y el 11,34% de los ocupados. Y esa cifra se ha disparado un 27,2% desde 2008.

Eurostat, por su parte, mide sólo el número de trabajadores subempleados a tiempo parcial. En la Unión Europea eran 10 millones de personas en 2015, el 4,6% de los ocupados. De ellos, 1,52 millones son españoles, un 8,5%. Es decir, España casi dobla la media europea, sólo superada por Chipre. Eurostat también calcula el riesgo de que un trabajador a tiempo parcial caiga en el subempleo. España es el tercer país de la UE con mayor porcentaje de subempleados –el 55%– entre quienes trabajan por horas, sólo por detrás de Grecia –72%– y Chipre –68%–. Para hacerse una idea del volumen que representan estos números, basta con recordar que la media europea de subempleados respecto a los trabajadores a tiempo parcial es del 23,8%, menos de la mitad que el dato español.

El hecho de que la reforma laboral haya disparado el número de contratos a tiempo parcial en España añade gravedad a la relación entre este tipo de jornada, el subempleo y, por tanto, la precariedad laboral. Según la EPA, en España ya hay 2,8 millones de personas trabajando por horas, un 16% más que antes de la crisis. Si se utilizan las estadísticas de Eurostat, resulta que el número de trabajadores subempleados a tiempo parcial se ha disparado nada menos que un 87% desde 2008, cuando sólo se contabilizaban 814.000 españoles en esa situación.

Para entender el dato ayuda señalar que sólo los contratos temporales a tiempo parcial, la modalidad más precaria de todas, suponen ya un tercio de los que se firman cada mes, de acuerdo con las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

Subempleo por ingresos: 12,5% de trabajadores pobres

La crisis de ingresos que aqueja a la Seguridad Social a pesar del millón de empleos creados en los dos últimos años es una buena muestra de su precariedad: temporales, a tiempo parcial y con menores salarios. Su traducción en cotizaciones no alcanza para cubrir los gastos del sistema. No es de extrañar, por tanto, que el número de trabajadores que desea trabajar más horas haya crecido un 15% desde 2008. Según la EPA, son 2,32 millones. Los trabajadores subempleados trabajan una media de 21,3 horas a la semana, pero querrían trabajar 40,4. Conviene destacar, además, que España es, junto con Grecia, otra vez, el país con mayor volumen de trabajo a tiempo parcial involuntario: 1,75 millones de personas, dice la EPA.

Porque, cuanto menor es la jornada, más pequeño es el sueldo. Hasta el punto de que éste sea insuficiente para llegar a fin de mes o cubrir las necesidades mínimas. Como queda dicho, las estadísticas no miden este tipo de subempleo por ingresos. Pero la degradación del mercado laboral ha creado una nueva figura, la de los trabajadores pobres, quienes ganan menos del 60% del salario medio, que tiene relación directa con el subempleo y la precariedad. Tienen un empleo, pero éste no les permite la subsistencia. En España, según la OIT, son un 12,5%. Cáritas asegura que el 53% de quienes piden su ayuda viven en un hogar donde al menos uno de sus miembros tiene trabajo.

Según la OIT, son las mujeres y las familias monoparentales los principales integrantes de esta nueva categoría de trabajadores hiperprecarios. La EPA proporciona otra pista en esta misma dirección: el 56,6% de los subempleados son mujeres. De acuerdo con Eurostat, las cifras europeas son incluso peores si, además, se dividen por edades: entre los 25 y los 54 años, el número de mujeres con jornada a tiempo parcial y subempleadas –4,8 millones– casi dobla al de hombres –2,3 millones–.

Sobrecualificados: capital humano desaprovechado

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Tampoco atienden las estadísticas al subempleo por competencias: los trabajadores con un empleo que requiere menos cualificación profesional de la que poseen. Según revela la EPA, el mayor número de subempleados, casi el 34%, sólo tiene estudios hasta primero y segundo de ESO. Pero el segundo grupo, el 31%, posee estudios universitarios: toda una señal de desaprovechamiento de capital humano.

El informe PIAAC que elabora la OCDE, el equivalente para adultos del informe PISA –evalúa las competencias académicas de los estudiantes–, cifra en un 18% los trabajadores sobrecualificados en España. Son tres puntos porcentuales menos que la media europea. El INE, en su Encuesta de Inserción Laboral de Titulados Universitarios, eleva al 25% el número de los universitarios que dicen trabajar en ocupaciones por debajo de sus competencias académicas. Según un informe de Asempleo, la patronal de las ETT, la mitad de los empleos creados en los dos últimos años han sido cubiertos por trabajadores sobrecualificados. Básicamente, en el comercio y la hostelería.

Los expertos destacan que, más allá del problema personal para quienes trabajan por debajo de su titulación académica y habilidades profesionales, este tipo de subempleo tiene sus consecuencias económicas. Disminuye la productividad de las empresas y de la economía en general. El último informe sobre perspectivas económicas publicado por la OCDE resalta el escaso crecimiento de la productividad española. De hecho, el organismo internacional prevé que este año incluso caiga una décima y en 2017 sólo aumente dos.

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