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El "contador de la vergüenza": cada día dos trabajadores mueren en accidente laboral

Un operario trabaja en una obra en Madrid.

Morir por ir al tajo, parar en seco, no es una excepción. Ocurre y la víctima a veces tiene sólo 22 años, en ocasiones fallece por aplastamiento y otras sucede que pierde la vida electrocutado y acaba con ropa de otros para esconder que no estaba asegurada. Los sindicatos saben bien que hay érases vitales que se convierten en silencio. En UGT siguen al detalle las estadísticas de este tipo de sucesos. José de las Morenas, coordinador de la secretaria confederal de Salud Laboral de dicha organización sindical maneja cifras que hablan por sí solas. “Son datos oficiales cerrados en junio de 2023 en relación al 2022 total y según ellos, cada día murieron dos personas en accidente de trabajo, 1.790, casi 1.800, sufrieron un accidente con baja; y cada día se produjeron 3.338 accidentes de trabajo, de los que 11 fueron graves”. En global se contabilizaron “1.218.211 accidentes de trabajo” en 2022 en el mapa nacional, lo que supuso “casi un 4,5% más que en el año anterior”. De ellos, “864 fueron accidentes mortales”, lo que significó un alza respecto a 2021 “de casi 16,5%”.

Los guarismos son fríos, pero detrás de cada número hay un drama no sólo laboral, sino de ámbito social, al implicar la pérdida de un padre, una madre, un marido, una hija, un novio… Al final pierdes a alguien que se ha ido por la mañana a trabajar y que no vuelve a casa a comer o a cenar”, resume De las Morenas. Salir ilesos de ahí será imposible.

En UGT tienen un “contador de la vergüenza” que actualizan en función de la información que se hace pública y que recopilan de este tipo de desgracias, para contrastar luego con la institucional. A la luz de éste, el coordinador de Salud Laboral avanza que “rondamos los 500 accidentes mortales en lo que va de año”. “Si habláramos en un contexto bélico tan de actualidad”, desliza, “hablaríamos casi más de un parte de guerra que de un dato de siniestralidad laboral”.

De su lado, el secretario de Salud laboral y Sostenibilidad Medioambiental de CCOO, Mariano Sanz, precisa que en concreto hasta el pasado mes de agosto, fueron “458 los accidentes mortales”, esto es, “77 menos que el año pasado, pero hay que descontar el accidente del pesquero Villa Pitanxo, con 21 marineros fallecidos”, matiza.

La información relativa a 2023 aún está en construcción, pero de la reflejada en la página web del Observatorio Estatal de Condiciones de trabajo, ligado al Ministerio de Trabajo y Economía Social, se puede extraer alguna conclusión como que la siniestralidad laboral va a la baja respecto al año anterior, pero todavía “es difícilmente sostenible para el siglo XXI en el que vivimos”, a juicio de integrantes de CGT, que remarcan que "las condiciones de explotación y violencia" en la esfera laboral "provocan siempre accidentes y muertes".

El sector servicios, a la cabeza

Del sitio web del Observatorio se desprende que, los accidentes que causaron baja en jornada de trabajo entre septiembre de 2022 y agosto de 2023 fueron 539.092. El sector económico en el que más tuvieron que lamentarse fue en Servicios, 321.563, seguido de Industria, donde se reconocieron 105.370; Construcción, con 83.528; y Agricultura, con 28.631 accidentados. Cabe destacarse el incremento en la órbita industrial, donde se han registrado 5.165 más accidentes laborales con baja más respecto al periodo de doce meses inmediatamente anterior.

Si se coloca la lupa en los episodios mortales, fueron 588 y llama la atención que sea en Servicios donde más hubo, 290, por delante de Construcción, con 121, Industria, con 101 y Agricultura con 76. De las Morenas explica que se ha producido “un cambio de tendencia” y “de la Construcción y el sector industrial, que es donde se manejaba esta realidad, la siniestralidad laboral, pasó al sector Servicios porque está ligado a muchas horas, a la precariedad…”. “Y eso que los datos que vamos teniendo, gracias a la actualización de la reforma laboral y a cambios en el modelo de la contratación -apostilla- han permitido una mejora este año en cuanto a la mortalidad, pero el contexto es preocupante”, sentencia.

Cada tres días una víctima en Andalucía

De vuelta a los datos del Observatorio, por territorios, resalta Andalucía con un acumulado de accidentes mortales hasta agosto de 123. Es más, unas 2.000 personas secundaron en Sevilla una manifestación convocada por UGT-A y CCOO-A el lunes 6 de noviembre, bajo el lema “Trabajar no debe costarle a nadie ni la salud ni la vida", para exigir que cese la lacra de la siniestralidad laboral que, según sus cálculos, se ha cobrado ya 96 muertes en 2023. Cada 3 días mueren trabajadores por accidente de trabajo en ese territorio, denunciaron.

Al margen de la región andaluza, destacan también los 68 fallecidos de Madrid, o los 60 de Cataluña y Comunidad Valenciana. “Es un problema generalizado y la preocupación es notable”, aseveran desde las centrales sindicales.

¿Cuáles son las causas de este centellear de cifras? De las Morenas señala que han detectado que “muchos de los accidentes tienen que ver con la subcontratación y con empresas que no cuentan con representación sindical”. Por eso, recuerda una reclamación histórica del sindicato: “La figura de los delegados territoriales de prevención que tengan capacidad de informar y de asesorar en pequeñas y medianas empresas para intentar acercar esa realidad de la siniestralidad. Hay territorios como Asturias y Navarra que la tienen, pero no existe en todas”. Insiste además en la precariedad, que vincula a “la reforma laboral del PP del año 2012 y a las jornadas a tiempo parcial". Hilvana también una “falta de inversión en prevención” y “una ocupación parcial de las mujeres”.

Sanz suma otra idea: “Ha disminuido el valor que se da a la seguridad y a la salud desde el punto de vista social, parece que tenemos otras prioridades, pero es raro el día que no muere una o dos personas”, constata y, cuando esto ocurre, por ejemplo, “por un aplastamiento con una pala, no parece que se trate de cuestiones muy complicadas de analizar o de poner medidas de prevención de riesgos laborales”, lanza. Cree que “estamos en un momento delicado. La economía está tirando razonablemente, pero por desgracia no hemos sabido desvincular el crecimiento económico de la prevención”, dice. Echa la vista atrás para manifestar que se hizo: “Durante muchos años, después de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales la tendencia de los índices de incidencia fue de bajada, pero hubo puntos de inflexión ligados a las crisis con cambios legislativos que afectaron no sólo al ámbito general de la contratación, lo que se ha ido corrigiendo de alguna manera; también a aspectos estructurales de la gestión de la prevención de riesgos”.

Un "mal escenario"

El secretario de Salud Laboral de CCOO entiende que, tras esa evolución, “ahora hay un mercado de la prevención, no hay calidad, es más bien un cumplimiento formal en muchos casos”. Y es un mal escenario, si se tiene en cuenta que habrá que enfrentar riesgos importantes y difíciles de ver para actuar de forma preventiva en temas como la digitalización, la robotización o la Inteligencia Artificial (IA)”.

Y no son los únicos retos por delante en materia preventiva. El coordinador ugetista aporta otra reflexión: “De los accidentes de 2022, 285 fueron de patologías no traumáticas, es decir, del tipo ictus e infartos, que tiene que ver con la organización en el trabajo, con los ritmos, el estrés…”. En ese punto hace hincapié en que “no hay una norma que establezca que los riesgos sicosociales se tienen que atajar desde un punto de vista de la prevención y abordar como una enfermedad o un accidente de trabajo”. En la misma línea, Sanz indica que los problemas cardiovasculares a veces “tienen que ver incluso con sobre esfuerzos físicos” y subraya que, “si no se aumenta la calidad de la prevención, difícilmente se evitará el riesgo, que es la clave del asunto, no actuar cuando ya ha ocurrido el accidente”.

Un plan de acción por desarrollar

Llegar a cero es la consigna. Pero parece que está lejos de alcanzarse el objetivo, aunque se están mejorando engranajes. Gracias al consenso entre la Administración General del Estado, las comunidades y los interlocutores sociales, la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (CNSST) aprobó el pasado junio el primer Plan de Acción para la implementación de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027 impulsada por Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INNST), organismo perteneciente al ministerio del ramo. Este último ente, junto con el resto de administraciones y organismos implicados, apoyará con sus recursos la implementación del Plan compuesto por 106 medidas, según lo asegurado desde la Administración.

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 “Hemos negociado en el marco de la estrategia 2023-2027 que pivota en varios ejes”, confirma el representante de UGT consultado, para agregar que habrá que tener en cuenta de cara al futuro “el marco del sesgo de género en la evaluación de riesgos, las nuevas realidades climáticas, tecnológicas y demográficas, así como el modelo de organización del trabajo que tiene que ver con la digitalización”.

Por su parte, Sanz declara que desde CCOO reclamarán al próximo Gobierno de España que “de manera seria se haga una revisión de la legislación en materia de prevención de riesgos laborales para adaptarla a los nuevos tiempos”, dado que asuntos como el cambio climático, “ya están afectando a las condiciones de trabajo no sólo al aire libre, también en espacios confinados”. Aboga por “integrar la prevención”. A su entender, “no puede ser que las empresas hagan convenios con servicios de prevención que van escasamente y no haya algún recurso, desde el punto de vista del empresario, que haga el seguimiento del día a día y tenga la responsabilidad de velar por la prevención, más allá de los delegados", concluye.

Drama social y calvario judicial

El marco de la siniestralidad laboral tiene muchas aristas y fuentes judiciales sugieren otra. “Si un accidente laboral mortal acaba en los tribunales, al drama social hay que añadir a veces un calvario judicial de años que suele acarrear un importante coste económico para intentar que se reconozca alguna responsabilidad empresarial, en el caso de que la haya”. En cualquier caso, “sólo un accidente mortal ya sería una auténtica barbaridad porque nadie tiene que perder la vida donde va a ganársela”, abrocha de las Morenas, por lo que la certeza desdichada de que son muchos obliga, para los sindicatos, a apostar más por la prevención

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