Revictimización en 'prime time' de Jenny Hermoso: cuando los medios son cómplices de violencia sexual

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Jenni Hermoso ha dicho que su salud está en juego, que no se siente segura y que tiene dudas sobre si volverá a declarar ante el juez. Todas estas secuelas que la atraviesan no son fruto de la violencia sexual sufrida, sino de la revictimización alimentada día tras día por buena parte del espectro mediático. La jugadora, inmersa en medio de un procedimiento penal como víctima de un presunto delito de agresión sexual y otro de coacciones, se vio obligada a ver la retransmisión en prime time de su primer testimonio ante el juez

Ocurrió la noche del lunes. Telecinco orquestaba un programa especial en torno a las declaraciones de la futbolista, un testimonio a puerta cerrada, clave para el proceso y que en ningún caso tendría que estar expuesto a cientos de miles de ojos ajenos sin el consentimiento de su protagonista. Este miércoles, la defensa de Hermoso anunció su intención de emprender acciones legales para proteger y garantizar la intimidad de la afectada.

"Queremos recordar que todo procedimiento penal debe desarrollarse con garantías para preservar el derecho a la intimidad de las víctimas", indicaron los juristas, quienes lamentaron que "las continuas filtraciones y la falta de dichas garantías impiden que la jugadora pueda llevar el proceso con normalidad". No es la primera vez que los medios de comunicación se hacen eco de filtraciones cuyo principal objetivo era degradar a la víctima. Sucedió con las imágenes de Jenni Hermoso comentando lo sucedido con sus compañeras, en la intimidad, inmediatamente después del Mundial en Sídney (Australia). Y volvió a pasar con las fotografías de la jugadora celebrando el título días después, en Ibiza. 

"No hemos aprendido mucho". La reflexión la hace la periodista Montserrat Boix, delegada de Igualdad, Diversidad e Inclusión de RTVE. En su opinión, los medios parten de una base favorable a la perspectiva de género, en tanto que "hemos avanzado en sensibilidad social y también en la cuestión legislativa, con sus claroscuros". Sin embargo, analiza, "para los medios hay un elemento muy complejo que ha ido a peor: la línea entre hacer información o espectáculo". Una línea que tiende a difuminarse, especialmente en el seno de medios audiovisuales.

La periodista Cristina Fallarás incide precisamente en que, en el caso de Jenni Hermoso, la violencia sexual se ha tratado "casi como un asunto del corazón en lugar de violencia machista". El caso, analiza, no termina de encajar dentro de las secciones de tribunales, tampoco en el apartado de deportes, así que encuentra acomodo desde "la frivolidad". Ocurre, en ese contexto, que "muchos medios no la ven [a Jenni Hermoso], no la tratan y no la respetan como una víctima, porque no han considerado que aquello fuera una agresión". Entra en juego entonces una "especie de folclore de chascarrillo en torno a Rubiales" que resta peso a la gravedad de lo sucedido.

La víctima, bajo la lupa

No es la primera vez que, en lo que a violencia contra las mujeres se refiere, los medios no han estado a la altura y han optado por desacreditar a la víctima, frivolizar con la violencia o incluso reproducirla. 

Ocurrió algo similar en noviembre de 2017. Entonces, comenzaba el proceso judicial contra cinco hombres, autodenominados La Manada. ¿Y cuál fue la narrativa de gran parte de los medios de comunicación? La de escrutar el comportamiento de la víctima y llevar a cabo una suerte de juicio paralelo. "La vida ‘normal’ de la chica violada en San Fermín: universidad, viajes y amigas’, publicaba el diario El Español. 

Sobre Diana Quer, la joven asesinada en A Pobra do Caramiñal (A Coruña) durante el verano de 2016, se vertió todo tipo de juicios sesgados que ponían en el foco su vida privada, su relación con los hombres, su forma de ser e incluso el divorcio de sus padres. "El exnovio de Diana Quer afirma que era 'habitual' que ella y su hermana se escaparan", titulaba El Faro de Vigo.

La exposición de la víctima es un continuo, sostiene Fallarás. El grueso del espectro mediático no ha sido quien de prodigar "respeto por la víctima", sencillamente porque no se ha logrado "sacar a los medios del machismo más salvaje", reflexiona. Especialmente "los medios tradicionales" mantienen intacta la tendencia de "poner el foco en la víctima, pedirle razones y una explicación plausible" a la violencia sufrida.

En el caso de Jenni Hermoso, los hechos eran nítidos porque sucedieron ante las cámaras, pero aún así "se quiso exponer a la víctima en la plaza pública". Y no sólo para cuestionarla, sino también para ejercer presión sobre ella: "Desde los medios se obligó a que fuera ella quien hablara, para que dijera lo evidente y se le volvió a presionar para que denunciara", lamenta Fallarás. Se pasó por encima del "respeto escrupuloso" a la autonomía de la víctima para exigirle "que hablara, que dijera, que compareciera" como requisito para "darle credibilidad".

El protagonismo del agresor

Otras veces sucede que los medios sí ponen el foco sobre el agresor. Pero no en el sentido deseable. "El tormentoso futuro de Dani Alves: más de un año para el juicio, tiene muy difícil salir bajo fianza y se enfrenta a una dura pena de prisión", reseñaba el diario 20minutos. "Hay gente que entiende que hay una parte informativa fundamental en que el agresor explique por qué ha agredido a una mujer", sostiene Boix. Así lo demostró, por ejemplo, la entrevista en exclusiva de El Mundo al exconcursante de Gran Hermano Carlos Navarro, condenado por malos tratos. "Cita en un bosque con El Yoyas, el maltratador huido: ‘Durante una época mi psicólogo fue el whisky", sacaba a la luz el periódico. 

Jenni Hermoso emprenderá acciones legales y se plantea no declarar tras la filtración de su declaración

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Unido a ello, es relativamente frecuente que ciertos medios concedan espacio a las defensas para exponer sus estrategias y sacar rédito. En ese punto se detiene también Boix, quien entiende fundamental una reflexión sobre "cómo se utiliza por parte de los equipos legales a los medios y cómo los medios se dejan utilizar". Sobre la filtración del testimonio de Jenni Hermoso frente al juez, Fallarás se pregunta "qué aporta informativamente que no se sepa ya" y ella misma da la respuesta: "Absolutamente nada. Sólo el morbo de que lo ha dicho ante un juez. No hay ningún dato relevante, no hay un verdadero interés informativo".

Boix cree importante que los medios "trabajen desde un sentido ético sobre cómo hacer información sin cruzar determinadas líneas rojas y con el máximo respeto a la víctima". Partiendo de esa premisa, "se impone la necesidad de un nuevo pacto entre medios", replicando lo que ya sucedió respecto a la violencia de género desde la entrada en vigor de la Ley contra la Violencia de Género de 2004.

Entonces, ejemplifica la periodista, surgieron decálogos y se construyeron las bases mínimas para informar desde una perspectiva de género. Se dejaron atrás los testimonios de los vecinos excusando al maltratador y se desterró la nada inocente denominación de crimen pasional. La violencia sexual merece, en opinión de la comunicadora, una nueva reflexión que sirva para reeditar los consensos previos en torno a la violencia machista y avanzar hacia un horizonte necesariamente feminista.

Jenni Hermoso ha dicho que su salud está en juego, que no se siente segura y que tiene dudas sobre si volverá a declarar ante el juez. Todas estas secuelas que la atraviesan no son fruto de la violencia sexual sufrida, sino de la revictimización alimentada día tras día por buena parte del espectro mediático. La jugadora, inmersa en medio de un procedimiento penal como víctima de un presunto delito de agresión sexual y otro de coacciones, se vio obligada a ver la retransmisión en prime time de su primer testimonio ante el juez

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