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CUIDADOS

De la huelga de cuidados al reconocimiento de Naciones Unidas: las tareas del hogar dejan de ser invisibles

Colocan una pancarta con el lema "8M Manolo hazte la cena solo. Huelga de cuidados, huelga de consumo" al monumento a la duquesa de Alba en Sevilla.

María acaba de firmar un contrato de trabajo ligado a una jornada laboral de cuarenta horas semanales. El resto de su tiempo, presume en el momento de estampar su firma, lo dedicará al descanso, ocio y tiempo libre. Pero no cuenta con otro contrato, uno que no rubrica y que raras veces admite negociaciones: el de los cuidados y las tareas domésticas. Si la estadística no se desplaza, lo más probable es que María dedique otras cuarenta y tres horas semanales a ese otro trabajo que se desarrolla entre las paredes del hogar. Es lo que popularmente se conoce como la doble jornada, una realidad que empieza a ganar visibilidad. Este viernes, las Naciones Unidas han fijado el 29 de octubre como el Día Internacional de los Cuidados.

Hace cinco años, las mujeres planteaban una idea que entonces sonaba descabellada: dejar de cuidar, dejar de planchar, dejar de lavar la ropa, fregar los suelos y preparar la comida. La hipótesis: si todas estas tareas se paralizaban, el mundo dejaría de girar. En marzo de 2018 aterrizó la primera huelga de cuidados y con ella se comenzó a fraguar un cambio de paradigma: el que concede, por fin, a las tareas del hogar el reconocimiento que merecen. Cinco años después, las reivindicaciones llegan a la ONU.

La ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, ha hecho público este viernes el anuncio y lo ha calificado como "un paso más para que en todo el mundo" se avance en la "garantía del derecho a cuidar y a ser cuidado". 

"Ninguna economía, ninguna sociedad, podría funcionar sin hacer tareas como preparar la comida, lavar la ropa, mantener limpia una casa o cuidar de las personas que lo necesitan", ha añadido la ministra, un trabajo "invisible" asumido mayoritariamente por mujeres. A su juicio, el primer obstáculo a la hora de blindar el derecho a los cuidados es, precisamente, su falta de reconocimiento. Así que la decisión consensuada este viernes sirve para darle "valor y visibilidad".

¿Qué sabemos sobre la realidad y la dimensión de los cuidados? La última aproximación a cargo del Instituto Nacional de Estadística (INE), fechada en 2021, indica que el 49,7% de las mujeres que viven en pareja se encargan de la mayor parte de las tareas domésticas, frente al 4,3% de los hombres en la misma situación. Según el último Índice Europeo de Igualdad, elaborado por el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), la desigualdad todavía está enquistada en la distribución que hacen de su tiempo hombres y mujeres. Quienes cuidan y educan a sus hijos y otras personas dependientes son, en su mayoría, mujeres: un 40% de ellas lo hace diariamente, frente a un 28% de sus compañeros varones. Tras la puerta de la cocina está, con diferencia, el mayor abismo. Un 84% de las mujeres dice cocinar y desempeñar otras tareas del hogar todos los días, mientras que cuando se trata de los hombres el porcentaje cae a la mitad (42%).

Los índices señalados tienen impacto directo en un valor clave: el tiempo. La popularización del término de doble jornada no es fortuito, el tiempo que consumen las tareas del hogar en la vida de las mujeres es incluso superior al de la jornada laboral. Las mujeres dedican 43 horas semanales a las tareas domésticas y al cuidado de menores, los hombres 28. Son datos del estudio Desigualdades de género en el trabajo remunerado y el no remunerado tras la pandemia, publicado el pasado mes de febrero. 

Durante el primer trimestre del año el 84,6% de las excedencias para el cuidado de los hijos o de algún otro familiar fueron solicitadas por mujeres. Un informe de UGT añade que el 87,71% de la población inactiva por dedicarse al cuidado familiar lleva nombre de mujer. Y además, según los últimos datos del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), el 88,6% de los 68.252 cuidadores no profesionales que existen en la actualidad son mujeres. 

En diciembre de 2016, la ONU elaboró un informe sobre El empoderamiento económico de la mujer en el cambiante mundo del trabajo, donde indica que el valor del trabajo de cuidado no remunerado y del trabajo doméstico representa entre un 10% y un 39% del Producto Interior Bruto (PIB) y puede pesar más en la economía de un país de lo que pesan la industria manufacturera, el sector del comercio o el del transporte. 

Los cuidados desde lo público

Objetivo: "Transformar nuestras sociedades, también nuestra forma de organizar la economía, y avanzar hacia sociedades en las que los cuidados estén en el centro de las políticas públicas". Así lo ha expresado Irene Montero. Y es, en líneas generales, la tónica que ha seguido su ministerio en esta legislatura.

Precisamente con la consigna de situar los cuidados en el centro, el equipo de Montero ha tratado de caminar hacia la corresponsabilidad en dos sentidos: a través del reparto de las tareas entre mujeres y hombres; pero también mediante la asunción de los cuidados por parte del Estado.

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El Plan Corresponsables cuenta con una financiación de 200 millones de euros anuales y medidas como la contratación pública de bolsas de cuidados para menores de dieciséis años. Al calor de este plan, se ha desarrollado también una aplicación que estará disponible en septiembre y que aspira a registrar el tiempo que cada usuario dedica a las tareas del hogar, con el fin de consagrar un reparto verdaderamente equitativo.

En septiembre de 2021, el ministerio convocó por vez primera su Mesa asesora para los cuidados, un órgano que cuenta con la participación de cinco ministerios, sindicatos, patronal y más de medio centenar de organizaciones y expertas. Un año después, la entidad confeccionó su primer documento que sienta las bases por los cuidados. "El enorme reto de configurar un derecho al cuidado y desarrollar un sistema público estatal integral de cuidados requiere de una transformación cultural, de un cambio de paradigma sustentado en el valor de los cuidados", reflexiona el informe de 250 páginas.

"Es preciso revalorizar el cuidado para que cada persona individualmente y como parte del colectivo social entienda su importancia, ya que si hay algo que nos une a todas las personas son las necesidades de cuidados, tanto de recibirlos como de prestarlos". Así, determinan las autoras, "el primer paso para impulsar ese cambio consiste en consolidar en el imaginario social la relevancia central del cuidado", pero además "es preciso identificar los imaginarios esencialistas determinados por los designios de la estructura patriarcal para sustituirlos por otros acordes con el principio democrático que debe inspirar un nuevo pacto social".

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