Los países de la UE logran sortear el veto de Hungría para aprobar la ayuda de 18.000 millones a Ucrania
Los países de la Unión Europea han dado este sábado el primer paso para sortear del veto de Hungría a la ayuda macrofinanciera de 18.000 millones de euros para Ucrania en el periodo de 2023, al pactar la creación de un instrumento financiero que les permitiría tanto emitir deuda respaldada por el presupuesto europeo, para lo que necesitan el apoyo de Hungría, o recurrir a avales nacionales, lo que les permitirá tomar la decisión a 26.
Los ministros de Economía y Finanzas de la UE no pudieron cerrar un acuerdo en su reunión del pasado martes por el veto de Budapest, que usa este bloqueo para presionar a sus socios a que rechacen la propuesta de Bruselas de congelar 7.500 millones de fondos de cohesión a Hungría. Al término del encuentro, el bloque anunció que trabajarían en un "plan B" para sortear la situación.
Así las cosas, los Veintisiete han acordado mediante procedimiento simplificado y "mayoría cualificada" el instrumento que permitirá recurrir a las dos posibilidades para financiar la ayuda macrofinanciera a Ucrania, si bien fuentes europeas advierten a Europa Press de que "aún no hay acuerdo" sobre ese asunto, por lo que aún podría contarse con garantías del presupuesto común si Hungría da marcha atrás.
Según ha detallado el Consejo en un comunicado, la solución consensuada confirma que el apoyo a Ucrania para el próximo año será de 18.000 millones de euros en el marco de este plan condicionado a reformas, que incluirá préstamos con un periodo cadencia de diez años.
Los Estados miembros cubrirán la mayor parte de los costes de los intereses a través de los ingresos afectados externos y las garantías para ese préstamo serán proporcionadas por el presupuesto de la UE o por los Estados miembro.
El objetivo de la UE con esta ayuda es garantizar un apoyo estable e inmediato a Kiev para responder a sus necesidades de liquidez urgente, pero también la rehabilitación de infraestructuras críticas y el apoyo inicial hacia la reconstrucción en la posguerra, con miras a apoyar a Ucrania en su camino hacia la integración europea.
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Por otra parte, los países de la Unión Europea ven cada ve con mayor recelo el compromiso del Gobierno húngaro a quien diplomáticos y altos funcionarios de distintos Estados miembro acusan de usar los acuerdos europeos como "rehenes" para sus intereses o lamentan la "diplomacia de chantaje" por la que Budapest ha apostado en las negociaciones de todo tipo en el marco europeo.
La Unión Europea trata de sacar adelante estas semanas una serie de medidas clave en su apoyo a Ucrania y represalias por la invasión rusa pero que chocan con el bloqueo húngaro porque requieren del apoyo unánime de todos los socios.
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Así, están en punto muerto esta ayuda macrofinanciera por valor de 18.000 millones que en su diseño inicial necesita luz verde por unanimidad, una nueva partida para la compra de armas para este país, el noveno paquete de sanciones contra Rusia e incluso el acuerdo del Ecofin para un tipo del 15 % en el impuesto de sociedades para las multinacionales.
El pulso con Hungría afecta también al visto bueno pendiente por parte de los Veintisiete a su plan de reformas e inversiones para acceder a 5.800 millones de euros del fondo de recuperación europeo, una decisión que también quedó suspendida en la última reunión de los ministros de Economía por el bloqueo del resto de dosieres.
Bruselas recomendó dar luz verde al plan anticrisis húngaro pero dejando claro que todo desembolso de los fondos debería estar condicionado a que Hungría cumpla con un paquete de 27 medidas concretas vinculadas a la independencia judicial y la lucha contra la corrupción que también se le exigen para liberar los 7.500 millones de euros de fondos regionales. Si los 27 no aprueban este plan antes del 31 de diciembre, advierten fuentes diplomáticas, Hungría perderá el 70% de los 5.800 millones.