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El pueblo alemán que pone palos en las ruedas a la Gigafactory de Elon Musk

Manifestación contra el uso masivo de agua por parte de la fábrica de Tesla.

“Votar es tu superpoder. Vota”. Con ese mensaje acudían hace unos días a las urnas en la pequeña población de Grünheide, a escasos kilómetros al este de Berlín, para manifestar su sentir sobre la ampliación de la Gigafactory que tiene el fabricante de coches eléctricos estadounidense Tesla en su territorio.

El “superpoder” electoral de la campaña del referéndum local está ahora sometido a una prueba que determinará si votando se pueden doblegar las intenciones de un imperio tecnológico como Tesla. Porque, aunque la votación no era vinculante para los políticos locales, el mensaje que han recibido en el Ayuntamiento de esta pequeña población germana está bastante claro. El 62,1% de los participantes, concretamente 3.499 vecinos de Grünheide, se pronunciaron en contra de la ampliación de la fábrica de la empresa que lidera el magnate Elon Musk. El 37,9% (1.882 vecinos) lo hizo a favor.

El alcalde de Grünheide, el independiente Arne Christiani, ha prometido “buscar soluciones que tenga en cuenta los intereses de la comunidad, pero también las preocupaciones de los residentes”, según unas declaraciones recogidas tras la votación por la agencia Deutsche Presse Agentur (DPA)Grünheide no tiene más de 10.000 habitantes. En el referéndum sobre Tesla, había llamados a las urnas 7.600 personas. Participó algo más del 70%.

Talas en el bosque

Grünheide es la típica población tranquila de Brandeburgo, el Land del este alemán que envuelve Berlín. Está situada a orillas de dos lagos –el Werlsee y el Peetzsee–, ubicados al este y al oeste de la población. Al norte y al sur, hay bosque, mucho bosque. Eso sí, desde que desembarcó en 2019 Musk con sus intenciones de levantar allí su Gigafactory, la cantidad de bosque se ha reducido. Hubo que talar un total de 300 hectáreas de bosque para levantar la gran fábrica europea de Tesla en el "Viejo Continente".

Allí trabajan actualmente 12.500 personas. Musk da empleo a más gente en su Gigafactory que la que habita Grünheide. Su proyecto es que terminen trabajando en la Gigafactory unas 40.000 personas. Musk quiere que la producción de sus vehículos en Grünheide llegue hasta el millón de coches al año en un futuro muy próximo. A un ritmo actual estimado en 6.000 coches a la semana, en la planta de Grünheide se producen unos 300.000. 

El rendimiento que quiere alcanzar Musk actualmente es de 500.000 vehículos al año. En los planes de Tesla figura vender 20 millones de coches al año en 2030 en todo el mundo. En semejante objetivo, Grünheide tiene que jugar un papel clave, junto al resto de 'Gigafactories', fábricas que hay también en Estados Unidos (en Austin, Buffalo, Fremont y Spark) y en China (Shanghai).

Para seguir ampliando miras en Europa, Tesla necesita agrandar su ya enorme complejo. La idea de Musk es doblar cuanto antes las capacidades de producción en la Gigafactory alemana. Sobre la votación en Grünheide, Rohan Patel, vicepresidente de Tesla, ha dicho que no cambia nada en sus planes de expansión.

Hasta 170 hectáreas suplementarias precisan los planes de la compañía en Grünheide. Un centenar se encuentran en zona de bosque. Y, a nivel medioambiental, ese no es lo que más preocupa a la población local. Lo que preocupa es el agua

Muchos vecinos tienen miedo aquí por el agua ante la ampliación de la fábrica de Tesla”, explica a infoLibre Michael Burg, responsable local de la Unión Demócrata Cristina (CDU) en Grünheide. “Es un miedo muy básico que ha hecho votar a la gente como votó en el referéndum. Es un miedo que hay que tener en cuenta y no se ha tenido en cuenta. Por eso el resultado del referéndum fue el que fue”, abunda. 

Mala comunicación de Tesla y del Ayuntamiento

Podría sorprender escuchar a este hombre, también vecino de Grünheide y el próximo mes de junio aspirante a luchar por la alcaldía del pueblo, cuando habla del miedo a la falta de agua en una región regada por dos lagos y marcada estéticamente por la presencia de los bosques. Sin embargo, su razonamiento tiene una lógica.

“A corto plazo no tenemos problema con el agua. Pero a largo plazo, es cierto que cada vez hay menos precipitaciones y más periodos de sequía en la región como consecuencia del cambio climático. A largo plazo, no hay garantías. Por eso está en el aire. ¿Qué hacemos en el futuro?”, expone Burg. Al año, Tesla tiene autorizado por las autoridades un uso de hasta 1,5 millones de metros cúbicos, el equivalente a una ciudad de 60.000 almas, según las cuentas que ha hecho el diario berlinés Der Tagesspiegel. 

“Tesla no usa la totalidad de ese agua, tal vez tenga 'libres', por así decir, 1,3 millones de metros cúbicos. Si los pusiera a disposición de la región, entonces no habría problema ninguno. Sin embargo, Tesla no hace eso, es una empresa”, sostiene Burg.

Él reprocha a Tesla, sobre todo, una falta de comunicación con la población de Grünheide casi impropia de una empresa asociada a grandes firmas globales de comunicación como X –antes Twitter– o Starlink, firma que a través de una constelación de satélites es capaz de proveer de Internet en cualquier parte del mundo. 

Como buen candidato a hacerse con el cargo de regidor que hoy ocupa el independiente Christiani, Burg también responsabiliza al alcalde de la falta de entendimiento con Tesla. “El resultado de la votación era el esperado por el mal trabajo de comunicación de Tesla y Ayuntamiento”, dice Burg.

Él promete enmendar la situación. Pero no es la única promesa que circula en la tranquila Grünheide. La campaña ciudadana tiene, de hecho, otras intenciones. Su nombre lo dice todo: 'Tesla den Hahn abdrehen'. O sea, “Cortar el agua a Tesla”.

En dicha iniciativa, celebran el resultado del referéndum como un “histórico para el bosque y para el agua, no sólo en Grünheide sino también para Brandeburgo y Berlín”, según recogía uno de los últimos comunicados de la iniciativa. 

“Hemos celebrado el resultado de la votación. Pero seguimos movilizados para que se imponga en el Ayuntamiento el no a la ampliación de la fábrica de Tesla. Es una cuestión de respeto a la democracia”, dice a Info Libre Karolina Drzewo, integrante de la iniciativa “Cortar el agua a Tesla”. Para ella, que la empresa de Elon Musk quiera continuar con las obras es un “escándalo”.

“La ampliación de las obras va a poner en peligro el agua y el medioambiente en la región”, abunda esta activista. Ella y el resto de integrante de “Cortar el agua a Tesla” llevan protagonizando acciones de protesta contra la ampliación de la Gigafabric de Grünheide desde el pasado mes de septiembre.

La escandalosa actitud de los políticos, según los activistas anti-Tesla

En “Cortar el agua a Tesla” tienen por qué mirar con desconfianza al Gobierno regional de Brandeburgo, en manos del político socialdemócrata Dietmar Woidke. Él está al frente del Ejecutivo de este Land del este teutón fronterizo con Polonia en una coalición con cristianodemócratas y ecologistas. Las carteras regionales de Economía y Medioambiente están en manos, respectivamente, del Partido Socialdemócrata de Alemana (SPD) y de Los Verdes.

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“Más escandaloso que la actitud de Tesla es que los políticos locales y de Brandeburgo quieren continuar, como si la votación contra Tesla no hubiera sido suficientemente clara. Por eso vamos a seguir protestando”, apunta Drzewo.

El periódico berlinés Die Tageszeitung, de línea editorial más bien izquierdista, ha descrito a Woidke y compañía en el Gobierno brandeburgués “cortejando a Tesla” en todo momento. De ahí que, pese al resultado de la votación de Grünheide, Tesla “podría incluso comenzar a construir [su ampliación, ndlr.] sin permisos”, se lee en el Die Tageszeitung. Otros muchos observadores plantean que Tesla podrá aprovechar que la votación del no, al no ser vinculante, no implicará que la privación de permisos a la empresa de Musk

De ahí que en “Cortar el agua a Tesla” no hayan enterrado el hacha de guerra. De momento tienen convocada una manifestación para el próximo 10 de marzo que recorrerá las calles de Grünheide hasta la plaza del Ayuntamiento. Seguramente recuerden al alcalde el resultado de la votación. En la oposición, políticos como Burg pueden frotarse las manos.

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