Von der Leyen impulsa un acuerdo comercial con Mercosur que convence a España pero no a Francia

Bruselas activó este miércoles el proceso de ratificación del acuerdo comercial con Mercosur, negociado desde hace 25 años y frenado en 2019 por las reticencias de varios Estados miembros liderados por Francia, además de la oposición del sector agrario europeo. El Colegio de Comisarios dirigido por Ursula von der Leyen aprobó un texto con el que la UE espera aumentar sus intercambios con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay para crear la mayor área del planeta libre de barreras, en una dirección contraria a la política emprendida desde Estados Unidos.

La Comisión Europa habla de los beneficios comerciales de este acuerdo porque “Mercosur es el mayor mercado para las exportaciones comunitarias” y “hasta ahora es el único gran socio de Latinoamérica con el que la UE no tiene un acuerdo comercial preferencial”. En la actualidad las empresas de los 27 exportan bienes por 55.000 millones de euros a los cuatro países del cono sur, su décimo socio comercial en este ámbito, y servicios por otros 30.000 millones.

En el inicio del curso político, Bruselas recupera su vieja narrativa sobre los beneficios de una agenda liberal para el comercio gracias a la cual la eliminación de barreras facilitará la venta de bienes y servicios a las empresas europeas, además de “asegurar el acceso sostenible a materias primas”. El objetivo es potenciar la exportación de vehículos y componentes de la industria automovilística, maquinaria industrial o productos textiles y electrónicos a las cuatro economías latinoamericanas mientras se flexibiliza la entrada de carne, azúcar, soja o cereales al continente.

Con este movimiento, la Comisión Von der Leyen desoye las críticas del sector primario europeo, que teme la irrupción desde el otro lado del Atlántico de productos del campo con menores estándares laborales o medioambientales, y también de varias capitales comunitarias, lideradas por Francia. El principal sindicato agrícola francés, FNSEA, rechaza el acuerdo y desde Varsovia, el vicepresidente del Gobierno polaco reaccionó amenazando con buscar una minoría de bloqueo entre los 27.

Bruselas sólo ve beneficios económicos

La propuesta de acuerdo comercial recoge que los cuatro países del Mercosur retirarían el 91% de las tarifas aduaneras que aplican a las importaciones de bienes europeos. Entre los más beneficiados, según los datos de la Comisión Europea, están los coches con un 35% menos de aranceles, los componentes automovilísticos entre un 14% y  un 18% menos, la maquinaría que vería reducida hasta un 20% esos impuestos o la ropa fabricada en la UE, que pagaría un 35% menos en las aduanas latinoamericanas.

Bruselas insiste en que los 55.000 millones de euros exportados en bienes al Mercosur durante 2024 aumentarán en el futuro gracias a este pacto, porque se trata de “economías actualmente muy proteccionistas y donde las empresas europeas afrontan muchas barreras comerciales”. La narrativa en el equipo de Von der Leyen es que existe un “enorme potencial para las firmas de la UE” en un mercado de casi 300 millones de personas.

La Comisión apuesta por estos supuestos beneficios económicos y empresariales antes que exigir un cumplimiento estricto de salvaguardas medioambientales o garantías sobre los derechos humanos, la parte política del acuerdo. Por eso, la Comisión Von der Leyen planteó este miércoles aplicar provisionalmente su parte económica, más fácil de pasar dentro del Consejo Europeo, al requerir sólo de mayoría cualificada y no de la unanimidad de los 27 Estados miembros. Este miércoles, el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, habló de actos legales que permitan el arreglo interino, como ya se hizo en el pacto con Chile, dejando para más adelante el pronunciamiento, sí lo explicitan, de los Parlamentos nacionales sobre la parte política.

Para frenar las críticas por los bajos estándares fitosanitarios, medioambientales y laborales del sector primario entre los países del Mercosur en comparación con los de los 27, Bruselas propone garantías a productos agrícolas sensibles en la UE, por si existe un aumento inesperado de las importaciones desde la otra orilla del Atlántico. También se crearía un comité específico con las autoridades brasileñas para tratar el uso de pesticidas en productos como la soja, el maíz, la cebada o el arroz.

España apoya el acuerdo que Francia cuestiona

La Comisión Von der Leyen cuenta con el apoyo del Gobierno español en esta agenda comercial liberalizadora, uno de los más fervientes defensores entre los distintos socios europeos. Fuentes de Economía “valoran muy positivamente la presentación del texto formal” como “un paso decisivo en el proceso de aprobación”. Desde Economía comparten la visión de Bruselas de que este Acuerdo con Mercosur “contribuye a reforzar la posición de la UE, impulsando la apertura de nuevos mercados y consolidando a ambas regiones como aliados estratégicos en un momento crucial del panorama geoeconómico internacional”. 

Madrid se desmarca de la posición francesa y, de hecho, es una de las capitales que más ha impulsado las negociaciones con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay al considerar el acuerdo de “importancia estratégica” para las empresas españolas porque “abre nuevas oportunidades” a semimanufacturas, automoción y maquinaria, productos químicos o de confección. Frente a los recelos de París sobre el impacto agrícola o ganadero, en el departamento dirigido por el ministro Carlos Cuerpo observan sin críticas o perjuicios los beneficios para la industria del aceite o el sector del vino y licores.

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Además de Francia, Polonia e Italia también son reacios a este pacto con el Mercosur y amenazan con dar la batalla dentro del Consejo Europeo. Pero sin más socios que les apoyen, no contarán con la suficiente minoría de bloqueo y la parte comercial del acuerdo se aprobaría al necesitar sólo el voto afirmativo de 15 países que representen el 65% de la población de la UE.

Al separar la parte comercial de la política e impulsar mediante actos legales su aplicación interina, la Comisión consigue también sortear las objeciones del Parlamento Europeo, donde las críticas son más importantes. La bancada liberal acaba de felicitar la propuesta comercial de Bruselas mientras que entre las filas populares existe división. Eurodiputados conservadores polacos o franceses no serían favorables al pacto y Los Verdes lo han calificado como “malo para Europa, peligroso para el planeta”.

Saskia Bricmont, legisladora de Los Verdes en el Comité parlamentario de Comercio Internacional, asegura que el Acuerdo con Mercosur “no concuerda con el modelo de comercio que necesitamos para promover un desarrollo sostenible” al tiempo que “tampoco frenará la guerra comercial insensata de Trump o las prácticas comerciales abusivas de China”. La Eurocámara empieza a revolverse ante esta vuelta del verano que comienza en Bruselas con una apuesta redoblada en favor del libre comercio como solución al estancamiento económico de la UE. Se espera que las protestas agrícolas regresen este verano a las calles de la capital comunitaria.

Bruselas activó este miércoles el proceso de ratificación del acuerdo comercial con Mercosur, negociado desde hace 25 años y frenado en 2019 por las reticencias de varios Estados miembros liderados por Francia, además de la oposición del sector agrario europeo. El Colegio de Comisarios dirigido por Ursula von der Leyen aprobó un texto con el que la UE espera aumentar sus intercambios con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay para crear la mayor área del planeta libre de barreras, en una dirección contraria a la política emprendida desde Estados Unidos.

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