Costa logra una histórica mayoría en Portugal mientras la ultraderecha continúa su ascenso

El primer ministro portugués y líder del Partido Socialista, António Costa.

Ludovic Lamant (Mediapart)

El socialista António Costa triunfó en las elecciones legislativas anticipadas del domingo, obteniendo la mayoría absoluta con la que soñaba para gobernar en solitario, tras más de seis años de relativa inestabilidad en la Asamblea Nacional. A sus 60 años, cuenta con casi el 42% de los votos, mucho más que en 2019 (36%, 1,9 millones de votos), lo que corresponde al menos a 117 diputados, de un total de 230 elegidos en la Asamblea (mientras se desconocen los cuatro diputados de los portugueses en el extranjero).

Esta mayoría absoluta –La mayoría absoluta sorpresa, titulaba este lunes el diario Público– representa el segundo mejor resultado jamás logrado por el Partido Socialista portugués, tras la victoria de José Sócrates en 2015. "Esta mayoría absoluta no significa poder absoluto ni solo poder", dijo Costa por la noche, comprometiéndose a "construir acuerdos" en la Asamblea, con todos menos con Chega.

El otro punto destacado de la noche fue el resultado de Chega, el partido de extrema derecha dirigido por el ex periodista deportivo André Ventura, que obtuvo el tercer puesto. Hasta ahora, el partido sólo tenía un miembro electo: ahora tendrá 12 en el hemiciclo. Con el 7,15% de los votos (frente al 1,29% de 2019), Chega, que apunta a la comunidad gitana por abusar de las prestaciones sociales, confirma el sorprendente tercer puesto de Ventura en las elecciones presidenciales de enero de 2021.

Para el ex alcalde de Porto Rui Rio, jefe del principal partido de la oposición, el PSD (derecha), que pensaba que había llegado su momento, es una desilusión: obtuvo algo menos del 28% de los votos, 13 puntos menos que su rival. Aunque se alíe con todos los partidos de derecha, no podrá construir una mayoría alternativa para desbancar a Costa. En la derecha, el modesto partido Iniciativa Liberal ha conseguido fuertes ganancias (5%, ocho elegidos).

En el poder desde 2015, Costa había tenido que luchar para gobernar, primero en forma de alianza con socios de izquierda (la "geringonça", una alianza de trozos), y luego en forma de ejecutivo en minoría en la Asamblea. Esta vez Costa, a sus 60 años, consiguió exactamente lo que había pedido a los votantes al principio de la campaña.

El voto útil penalizó a los partidos de izquierda

Catarina Martins — Bloque de Izquierda

El alto índice de abstención (42%) se explica sin duda en parte por la circulación de la variante ómicron (unos 800.000 votantes portugueses, aislados por ser positivos o por ser casos de contacto, sólo pudieron ir a votar a una hora determinada del día, entre las 18 y las 19 horas). Pero estuvo muy por debajo del récord de participación de 2019 (51%).

El electorado castigó a los dos socios a la izquierda del PS por haber provocado unas elecciones anticipadas: el Bloque de Izquierda (BE), aliado con el Partido de la Unidad en el Parlamento Europeo, cayó al 4,5% (pérdida de 14 diputados de un mandato a otro), mientras que el PCP, aliado con un partido verde, perdió cuatro respecto a 2019 (4,4%, seis diputados).

Las elecciones anticipadas se desencadenaron en octubre, cuando el Bloque de Izquierda y los comunistas se negaron a facilitar la aprobación del proyecto de presupuesto del PS para 2022, que consideraban poco ambicioso en temas clave como el salario mínimo o la sanidad pública. Catarina Martins, líder del BE, que ha caído al sexto puesto en el hemiciclo (antes era tercero), resumió la jornada electoral en tres puntos: "La mayoría absoluta del PS, la mala puntuación del Bloc y, por último, el hecho de que haya demasiados diputados racistas en el Parlamento".

Al igual que el líder comunista Jerónimo de Sousa, Catarina Martins criticó el domingo por la noche a António Costa por haber provocado deliberadamente la crisis política de finales del año pasado y haber reducido después la campaña a un duelo PS-PSD para asfixiar a sus antiguos socios de izquierdas. "El voto útil ha penalizado a los partidos de izquierda", dijo Catarina Martins.

Símbolo de la decepción de los antiguos aliados de izquierda del PS, João Oliveira, líder del grupo comunista en el anterior mandato y uno de los rostros de la campaña de la izquierda, fue derrotado en su tierra, en el Alentejo. Es la primera vez, desde la Revolución de los Claveles de 1974, que los comunistas no consiguen ninguno de los tres escaños reservados a Évora, la capital del Alentejo. De los ocho escaños que corresponden a toda la región, la más pobre de Portugal, el PCP sólo ganó uno: una hecatombe (lea nuestro reportaje sobre el declive comunista en el Alentejo).

Por parte de Livre, una pequeña formación de izquierdas que había atravesado una crisis con la exclusión de su único diputado, Joacine Katar Moreira, el jefe de su campaña, Rui Tavares, consiguió in extremis ganar un escaño. Mientras que los socialistas gobiernan en España (Pedro Sánchez) y Alemania (Olaf Scholz), pero en cada caso en coalición con otros partidos, Portugal parece que va a ser dirigido por un nuevo ejecutivo totalmente socialdemócrata.

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