Leroy Merlin obtiene un beneficio récord de 800 millones, mientras rechaza subir los sueldos 80 euros

Chouaïb, mozo de almacén, cobra 1.200 euros netos, después de 11 años en la empresa.

Khedidja Zerouali (Mediapart)

“No puedo parar de darle vueltas. Se me ha ido la olla, no saben lo harto que estoy”, repite Chouaïb. Unos días antes, el trabajador de Leroy Merlin había intentado inmolarse frente al piquete del almacén de Valence [noreste de Francia]. Volvió a intentarlo el pasado 24 de noviembre, un día después de nuestra entrevista, antes de que sus compañeros se abalanzaran sobre él para impedírselo. Atendido por los bomberos y hospitalizado, Chouaïb volvió al piquete al día siguiente de este segundo intento.

Tras una semana de huelga en Valence, la dirección del centro anunció a los huelguistas que había solicitado la presencia de un funcionario judicial para que dejara constancia del bloqueo del establecimiento, con el fin de lograr el desbloqueo por la vía legal. “Y nos advirtieron de que este desbloqueo tendría consecuencias para los huelguistas”, cuenta Romain Coussin, empleado del almacén y delegado sindical de la CGT en Leroy Merlin.

Dicho anuncio fue lo que hizo que Chouaïb se viniese abajo por segunda vez. Preguntada por este intento de suicidio, la empresa que facturó 9.000 millones de euros en 2021 no quiso responder a nuestras preguntas.

Desde el 17 de noviembre, el gigante francés del bricolaje vive una huelga sin precedentes. Según la dirección, en el momento álgido de la protesta, se movilizaron 37 tiendas de las 142 existentes en Francia. Además, los tres almacenes de la empresa, en la región de París, en Dourges en el norte y en Valence, se han visto gravemente afectados, a veces hasta el punto de casi estar bloqueados.

Todos los empleados exigen mejoras salariales, tras el fracaso de las negociaciones anuales. Las reivindicaciones son las mismas en Decathlon, que también vive un movimiento de huelga sin precedentes y que también pertenece a la familia Mulliez.

Para el año 2022, la dirección de Leroy Merlin propuso una subida del 2%, con un mínimo de 40 euros al mes, y el doble de la asignación por inflación del Gobierno, de 100 a 200 euros. Estas propuestas fueron consideradas insuficientes por los cinco sindicatos, ninguno de los cuales quiso firmar el acuerdo.

Los sindicatos, desde la CTFC hasta la CGT, pasando por la CFDT, coinciden al considerar que las propuestas de la dirección no se ajustan a la inflación y exigen un aumento de 80 euros al mes lineales para todos los salarios.

En Valence, 63 de los 198 empleados secundan la huelga, según los sindicatos. En cambio, la dirección sólo tiene constancia de la existencia de 34 huelguistas. Desde hace una semana, se turnan día y noche, incluso para dormir, a veces cerca de la lumbre, a veces en el coche, con temperaturas que rara vez superan los 2 grados. Los camiones de carga de gran tamaño son bloqueados antes de entrar en el recinto, la actividad es tan lenta que quienes no secundan la huelga a menudo se encuentran sin nada que hacer. 

“Y esto no ha terminado”, continúa Romain Coussin. “La convocatoria de huelga es indefinida hasta que consigamos la subida de 80 euros para todos, especialmente para aquellos que cobran sueldos más bajos. Esta es nuestra única reivindicación y no nos rendiremos hasta conseguirla”. En Francia, los trabajadores apoyan el movimiento. Algunos sólo hacen huelga durante unas horas al día, mientras que otros mantienen los piquetes noche y día, con paros ocasionales aquí y allá, incluso en los comercios donde el índice de sindicalización es más bajo, y los empleados que no pueden permitirse perder un día de sueldo contribuyen al fondo previsto para la huelga, como en Valence.

A Chouaïb, mozo de almacén y delegado sindical de la CFDT, no le quedan ánimos para alegrarse del éxito de la huelga. “Para mí, es demasiado tarde, ni siquiera sé si veré el final de esta huelga”, afirma.

Alquileres impagados y miedo a abrir el correo

Los números se agolpan en su mente y en su boca: 421,66 euros por el alquiler de su piso de protección en Portes-lès-Valence, a 15 kilómetros; gasolina para hacer el trayecto y unos precios de los combustibles que ve subir sin parar.

El lunes 15 de noviembre, el Ministerio para la Transición Ecológica anunció precios muy elevados para los carburantes. De media, un litro de gasóleo cuesta 1,56 euros y un litro de súper SP95 1,63 euros. Estos precios se acercan a los máximos históricos de octubre, lo que llevó al Ejecutivo a anunciar una “indemnización por inflación” de 100 euros para 38 millones de personas.

En el discurso de Chouaïb se entremezclan el miedo a abrir el correo, la angustia de que le rechacen los cheques y los créditos que van sumando (el de su coche, 122 euros al mes, y el de la casa que compró con su exmujer, 50 euros al mes “hasta que me muera”). Y luego están las facturas de electricidad, la calefacción que ya no puede pagar: “Sólo enciendo los radiadores cuando están mis hijas y los apago en cuanto se van. Cuesta demasiado calentarme”.

A eso hay que sumarle los 200 euros de pensión alimenticia que ha de darle a su expareja por sus dos hijas, ya que la mujer es quien tiene la custodia, y a las que Chouaïb sólo ve cada dos fines de semana y la mitad de las vacaciones. “Bueno, en vacaciones... Nunca he podido llevarlas a ningún sitio porque no tengo dinero. A veces vamos juntos a casa de un primo que vive un poco más lejos, pero nunca he podido alquilar nada”.

Y, sin embargo, este asalariado trabaja a jornada completa, por 1.200 euros netos al mes, desde hace 11 años. “Soy mozo de almacén, somos los peor pagados. Nunca he recibido un aumento individual”. Cada mes, su cuenta bancaria se pone en negativo antes: “A partir del día 10 estoy en números rojos”.

Y no es el único. En el piquete donde varias decenas de empleados se calientan alrededor de unos chorizos criollos y las brasas, son muchos los que tienen que pedir, cada vez con más asiduidad, anticipos de su sueldo.

Leroy Merlin, 800 millones de euros de beneficios

En cambio, la empresa ha conocido un año sin precedentes. Leroy Merlin goza de una salud financiera que hará palidecer a sus competidores, al crecer un 5% en 2020. El volumen de negocio global alcanzó los 9.000 millones. Según Challenges, los beneficios del año rondaron los 800 millones de euros. Un récord en la historia de la empresa.

La multinacional del bricolaje, considerada por el Ejecutivo francés como de primera necesidad, permaneció abierta durante gran parte de la pandemia. Las ventas online también pulverizaron récords, pasando del 3,5% del total de ventas en enero al 7,5% en todo el año.

Hay otras cifras que hacen chirriar los dientes a sus trabajadores... Las de la renta variable individual concedida a 707 directivos, incluidos los directores de establecimientos: en 2020, la suma del reparto de dichos beneficios fue de 10.545.274 euros, es decir, cada beneficiario percibió una media de 14.916 euros, según se indica en el documento interno al que Mediapart (socio editorial de infoLibre) ha tenido acceso.

Luego vienen las stock-options y las acciones gratuitas. Según los sindicatos, en 2019, las stock-options pagadas a 144 personas ascendieron a 18 millones de euros. Ocho altos ejecutivos habrían recibido, además, más de 2,56 millones de acciones gratuitas. Finalmente, el sueldo total de los diez directivos mejor pagados en 2020 ascendió a 2,69 millones de euros. Preguntada por estas sumas astronómicas, la dirección no lo niega.

Sin embargo, Leroy Merlin rechaza las críticas sobre estas diferencias de remuneración y consideración: “Nuestras políticas de remuneración y beneficios para los directivos deben permitirnos atraer y retener el talento que la empresa necesita para su desarrollo. No nos avergonzamos de esta política”.

Además, Leroy Merlin considera que sus empleados, incluso los que ocupan los puestos más bajos, no están mal remunerados, sino todo lo contrario. “Sin duda, somos la empresa con mejores resultados de todo el sector de la distribución en cuanto a salarios y beneficios sociales”. Y la dirección lo justifica con un “aumento general anual, aumentos individuales, de media de un 1% en 2020 para todos los empleados”.

Una distorsión de la realidad, según Romain Coussin: “Cada año, tenemos una entrevista con nuestro supervisor y esto puede suponer un aumento individual o no. Los criterios son muy oscuros”. En el piquete, muchos empleados cuentan que han recibido un aumento individual testimonial en diez años o ninguno.

Leroy Merlin también insiste en que paga un “decimotercer mes, una prima trimestral, una participación en los beneficios, cheques restaurante de 8 euros, pagados en un 60% por la empresa”.

También en este caso, el delegado sindical de la CGT se muestra perplejo: “No tenemos 13 pagas. Tenemos una prima de vacaciones y una prima de fin de año. Desde el inicio de la crisis, todos los periodos de actividad parcial han reducido considerablemente el importe de estas bonificaciones. Además, las primas trimestrales no dependen de la salud financiera de toda la empresa, sino sólo del centro en el que trabaja el empleado”.

Bonificaciones variables en lugar de aumentos salariales

Al igual que en Decathlon, estas bonificaciones trimestrales se basan en la facturación de cada tienda o almacén, así como en el índice de satisfacción de los clientes. “Esto es lo que permite a la empresa decir que los empleados pueden recibir hasta 16 o 18 meses de sueldo”, continúa Romain Coussin. “Esto es cierto para los empleados de las tiendas donde se registran mayores ventas, pero no para muchos otros empleados. Hay grandes disparidades y decir, como hacen, que todos los empleados cobran entre 16 y 18 meses es falso”.

Por último, si bien Leroy Merlin insiste a Mediapart en la necesidad de analizar los salarios de los empleados a lo largo del año y no por meses, los huelguistas responden que el alquiler y las facturas hay que pagarlos cada mes.

También Joseph tiene dificultades para pagar las facturas. Para este mozo de almacén, esta huelga es una última oportunidad: se jubilará en marzo de 2022. El sexagenario completará una larga carrera laboral, décadas de trabajo físico bastante mal pagado.

Se dedicó al tratamiento de superficies, un trabajo que consiste en sumergir piezas metálicas en baños de productos químicos; también ha sido vigilante de edificios o preparador de pedidos, antes de empezar a trabajar en el almacén de Leroy Merlin en Valence. El cuerpo cansado y unos cuantos lumbagos y ciáticas después, Joseph consiguió un trabajo adaptado a las secuelas que le han dejado en la espalda décadas de trabajo.

Tras 12 años de antigüedad, cobra 1.350 netos al mes, lo que supone una subida de 200 euros desde que entró en Leroy Merlin. Y ese sueldo se esfuma rápidamente, aunque Joseph se jacte de conocer todas las ofertas. 450 euros de alquiler de su vivienda protegida de Fontbarlettes, a 10 kilómetros de su trabajo. Como a Chouaïb y los demás, llenar el depósito le cuesta 10 euros más. La letanía de seguros y facturas también es interminable para él.

También están el alquiler, la electricidad, también el préstamo para su nuevo coche, un precioso Ford Kuga, que le suponen 200 euros al mes. “Me volví loco con este coche, pero he estado trabajando toda mi vida, quería retirarme con un buen coche. Y no importa que el crédito dure años, sólo tienes una vida”, sonríe el sindicalista de CGT.

“Todo sube, menos los sueldos”

Los empleados consideran que el aumento propuesto por la dirección no compensa la subida de los precios, desde el carro de la compra hasta llenar el depósito. Cuando los sindicatos afirman que la inflación del último año es del 2,6%, según los cálculos del instituto francés de estadística INSEE, Leroy Merlin prefiere utilizar sus propios cálculos, para llegar a una inflación del 1,5%.

En declaraciones a Mediapart, Leroy Merlin detalla que procede, “como todas las empresas, [a] tener en cuenta las cifras reales del INSEE de los 10 primeros meses del año, y luego [a] proyectar la inflación de los dos últimos meses”. Esto supone una inflación de “exactamente el 1,4975%” para 2021.

“A este respecto, nuestros cálculos son precisos y nuestras proyecciones realistas (fuente: INSEE)”, insiste la empresa. Sin embargo, parece que se basa en el cálculo de la inflación media por mes, y no en la inflación total mes a mes. Este último es el único indicador que refleja los aumentos de precios que se han producido en los últimos 12 meses.

“Hacen que las cifras digan lo que ellos quieren”, responde un huelguista cerca de la lumbre. Por el momento, la demanda de los empleados y los sindicatos de aumentar los salarios en 80 euros no ha sido escuchada. En los grupos de WhatsApp se comparten vídeos de huelgas espontáneas, aquí en una tienda de Alcampo, allí otra de Leroy Merlin que acaba de sumarse a la huelga durante unas horas.

Si, bajo la tienda de los huelguistas, son pocos los que votan y se interesan por lo que ocupa el lugar de un debate político unos meses antes de las elecciones presidenciales, son muchos los que quieren un movimiento de masas dirigido por los trabajadores. “Tenemos que hacer que las cosas cambien”, sonríe Bilel, carretillero y delegado sindical de la CFDT. “Todo sube, excepto los sueldos y no somos los únicos que tenemos problemas para llegar a fin de mes. Espero y, sobre todo, creo que se está fraguando un movimiento de protesta”.

Traducción: Mariola Moreno

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