La temperatura del mar Mediterráneo se ha desbordado por completo estos días, y pocos lo pueden afirmar con tanta rotundidad como Joaquín Tintoré. Es doctor en Ciencias Físicas y dirige desde hace más de 15 años el Sistema de Observación y Predicción Costero de las Illes Balears (SOCIB), un organismo que monitoriza el estado del Mediterráneo en su región más occidental. La temperatura de la superficie del agua allí está estos días entre 4 °C y 5 °C por encima de la media observada entre 1982 y 2015, el periodo de referencia, y el 30 de junio una de las boyas que rodea el archipiélago marcó un nuevo récord para ese mes con 30,55 °C.
Las gráficas que han publicado estos días son tremendas. ¿Cómo valora la situación?
La situación es grave. Estamos en un momento de anomalía térmica como no habíamos visto antes. Yo odio ser una persona alarmista, soy científico y me baso en datos, pero me sale automáticamente decir que la situación es grave y muy seria. Estamos en una ola de calor muy intensa desde finales de mayo y alrededor de Baleares la temperatura superficial es hoy 28,4 °C, con una anomalía regional de 5 °C. Es la anomalía más alta registrada desde 1982, cuando empiezan los registros.
Llevamos años consecutivos con altísimas temperaturas en esta zona, ¿por qué este año es peor?
Si hubiésemos hecho esta entrevista el año pasado te habría dicho que estaba preocupado, porque teníamos anomalías de 2º y 3º C. Pero es que ahora estamos en 5 °C. Y esto es lo más relevante. Fíjate que 2003 fue un año que aquí recordamos muchos porque sufrimos una anomalía rara de calor que se salía de todo lo visto previamente, pero es que los datos de los últimos años han sido todos como los de 2003. Y el de 2025 está claramente por encima, es la nueva anomalía. ¿Será 2025 la normalidad dentro de 20 años? Espero que no.
¿Se puede atribuir lo que ocurre al cambio climático?
No es científico decir que un episodio concreto como una ola de calor o una dana está directamente relacionado con el cambio climático. Hay que ir con cuidado. Pero uno de los efectos del cambio climático es el incremento de las temperaturas, los eventos extremos y las olas de calor más tempranas y más extensas. Y es exactamente lo que estamos viendo.
Mélanie Juza, investigadora del SOCIB, contó en infoLibre en junio que el Mediterráneo balear sufre una ola de calor ininterrumpida desde noviembre. ¿Tiene sentido seguir hablando de ola de calor cuando parece que la situación es permanente?
Es verdad que la atmósfera se limpia con el viento, pero el mar va a acumulando calor y tiene memoria, como decimos los investigadores. Cuesta mucho más que se terminen estos eventos. Nosotros seguimos hablando de ola de calor, pero es posible que efectivamente estemos ante la nueva normalidad del Mediterráneo, aunque quiero ser optimista y espero que se corrija.
¿Y esto cómo afecta a las personas que viven allí?
Pues la verdad que una anomalía del agua de 2º o 3º se nota cuando vas a la playa, pero es que lo que tenemos ahora es muchísimo más. Casi te merece más darte una ducha fría que bañarte en el mar. Yo recuerdo hace años bañarme en el Caribe y salirme porque el agua era una sopa a 32 °C. Pero es que aquí a este paso vamos a esos niveles… Puntualmente podríamos llegar a 31 °C o 32 °C este verano. En el histórico hay algún récord puntual que se acerca a esos números.
Cada vez se publican más estudios sobre el daño que este calor marino está haciendo a plantas y peces. ¿Qué evidencias tienen?
Nosotros trabajamos con investigadores del Imedea, del IEO y del CSIC en estos temas, que son los verdaderos expertos. Lo que nos cuentan es que efectivamente hay impactos claros en las praderas de posidonia, que son muy sensibles a la temperatura, y también en los corales y las gorgonias. Las pesquerías también se están trasladando hacia zonas más frías y hay una cierta topicalización del Mediterráneo por la entrada de especies invasoras de peces. Hay un cambio claro en la biodiversidad.
En octubre, la Comunidad Valenciana sufrió una de las mayores catástrofes naturales de la historia de España, y se ha asociado ese evento a la temperatura del Mediterráneo. ¿Qué relación hay y qué puede ocurrir este año?
Un elemento muy importante es que el mar es un reservorio de energía y esto tiene implicaciones sobre el nacimiento de huracanes en el Golfo de México. Aquí ocurre lo mismo con las gotas frías o las danas después de verano. Por cada grado que aumenta la temperatura superficial del mar, los huracanes descargan un 7% más de agua, y esto se puede trasladar directamente a las danas del Mediterráneo. Este año probablemente acabemos el verano en 2 °C o 3 °C por encima de la media. El problema es que no tenemos infraestructuras para soportar 700 litros por metro cuadrado, como cayeron en Valencia, o 2.000 litros en Grecia el año pasado. El sistema al final te devuelve toda esa energía que le has dado, es un péndulo.
La temperatura del mar Mediterráneo se ha desbordado por completo estos días, y pocos lo pueden afirmar con tanta rotundidad como Joaquín Tintoré. Es doctor en Ciencias Físicas y dirige desde hace más de 15 años el Sistema de Observación y Predicción Costero de las Illes Balears (SOCIB), un organismo que monitoriza el estado del Mediterráneo en su región más occidental. La temperatura de la superficie del agua allí está estos días entre 4 °C y 5 °C por encima de la media observada entre 1982 y 2015, el periodo de referencia, y el 30 de junio una de las boyas que rodea el archipiélago marcó un nuevo récord para ese mes con 30,55 °C.