Medios comunicación
Machismo en pantalla: así contribuye la televisión a perpetuar estereotipos y comportamientos sexistas
El sketch emitido el pasado lunes por el programa La Tarde, aquí y ahora, de Canal Sur, en el que el conocido presentador Juan y Medio rompe el vestido de la copresentadora, Eva Ruiz, no sólo deja tras de sí una oleada de polémica, sino que también plantea una pregunta: ¿es frecuente encontrar contenido, gestos y actitudes machistas en la televisión? La cuestión, a juicio de feministas y expertas en comunicación, se responde con sólo encender el receptor.
El Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA) ha condenado el episodio y ha llamado a los medios a "comunicar, informar y entretener bajo la responsabilidad de una perspectiva de género que no dé lugar a fomentar estereotipos ni roles de género sexistas que puedan victimizar o criminalizar a las mujeres". El propio Canal Sur, sin ir más lejos, se ha unido a las críticas, aunque en un tono poco contundente. La televisión pública ha pedido disculpas y ha asegurado defender "rotundamente" la igualdad, criterio que dice aplicar "en toda su programación".
El hecho ha trascendido al ámbito político. El grupo Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía (IULV-CA) ha registrado una pregunta oral en comisión parlamentaria para conocer "qué piensa la dirección de la RTVA" sobre el "episodio machista" y si prevé "tomar alguna medida al respecto".
Curiosamente uno de los primeros manuales que dedicó espacio a la violencia machista y los estereotipos sexistas fue el impulsado en 1999 en Andalucía: Cómo tratar bien a los malos tratos. Manual de Estilo para los Medios de Comunicación, elaborado por Eulàlia Lledó en colaboración con el Instituto Andaluz de la Mujer. Casi dos décadas después, y aunque los avances son evidentes, las muestras de sexismo aún marcan las imágenes que difunden los medios de comunicación, lo que se ha convertido, por su relevancia, en una de las principales preocupaciones de los movimientos feministas.
Lo que se ve y lo que no se ve
El papel de las mujeres en los medios de comunicación constituye "un tema prioritario desde la perspectiva de trabajar para erradicar la violencia contra las mujeres". Habla la periodista Montserrat Boix, quien en conversación con infoLibre considera "clave situar esto en este terreno, no como cuestión de opinión, sino como una cuestión básica de supervivencia y una responsabilidad de toda la sociedad".
Lo que ocurre con las mujeres en la televisión, continúa la periodista, "tiene que ver con lo que se ve y con lo que no se ve". Se trata, a su juicio, de entender que invisibilizar a las mujeres, apartarlas para que no estén presentes, "es también una forma de violencia".
Ante este escenario cabe preguntarse cuántas mujeres aparecen en pantalla y qué papel desarrollan. Según el Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) en 2016 únicamente el 31,7% de las caras que intervinieron en los telediarios fueron femeninas, y sus voces sólo contaron con un 29,5% del tiempo disponible, frente al 70,5% acaparado por los hombres. Además, las expertas que intervinieron en el ámbito audiovisual fueron un 25,5%, muy lejos del 74,5% de los expertos masculinos. El estudio andaluz, lejos de constituir un fenómeno aislado, se reproduce en otras comunidades autónomas. La presencia femenina en noticiarios, debates y programas de entrevista catalanes no llegaba al 30% en 2016, según el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC).
La cantidad de mujeres en pantalla es de por sí reveladora, pero el cómo resulta igualmente importante. Su aspecto físico, su papel y el tratamiento que reciben resulta clave en el análisis. "Se elige a las mujeres en base a características muy específicas", señala Boix, relacionadas con una imagen que responde a unpatrón que excluye a quien se salga de las pautas. Basta con prestar atención a cuestiones como la edad, continúa la periodista, "y a los comentarios que se generan en relación a las mujeres atractivas", de forma que queda "absolutamente normalizado" el piropo o la sexualización del cuerpo femenino.
Más allá de las muestras de machismo manifestadas a través de comentarios o actitudes degradantes, el problema también se reproduce mediante el silencio o el desprecio. Que las mujeres cuenten no sólo con un espacio más reducido en las televisiones, sino también con menor tiempo para expresarse, es una muestra más de cómo el machismo marca formato y contenido. El descrédito hacia su trabajo, el desequilibrio respecto al rol que se les asigna –habitualmente secundario o reemplazable–, o el simple silencio que se les impone son algunos de los ejemplos que priman en la parrilla televisiva.
Emelina Fernández, Presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía –que de momento no se ha pronunciado sobre lo acontecido con Juan y Medio–, explica en conversación con este diario que "la información, economía y política tienen voz de hombre" y que los medios audiovisuales suponen una "preocupación importante" porque aún a día de hoy "se sigue cayendo en prácticas totalmente inadecuadas".
Consecuencias y respuesta
¿Cuáles son las consecuencias que derivan de toda esta situación? La respuesta trazada por Emelina Fernández apunta al papel "absolutamente importantísimo" de la televisión como canal de educación y sociabilización. "La capacidad de influencia de los medios en todos los ámbitos marca comportamientos y actitudes", expone la periodista, quien indica además que "la televisión sigue siendo el medio por excelencia: cambia costumbres, impone modas, y el poder sobre los menores es total".
Los comportamientos vejatorios representan a las mujeres "no como personas o sujetos con dignidad", señala la experta en comunicación y género Pilar López Díez, sino como "un juguete para divertimento del vejador y de la audiencia". A su entender, "utilizar a mujeres como objetos refuerza el menosprecio que muchos hombres tienen" hacia ellas, un reflejo de la sociedad que a su vez se impone y dificulta cualquier voluntad de cambio, y "por eso fomenta la violencia machista".
El trabajo hacia la construcción de un nuevo escenario pasa por una serie de actuaciones a través de las entidades públicas y la empresa privada. "Las personas que se prestan a montar un numerito que no respeta a las mujeres no deberían ser contratados por un ente público pagado con los impuestos de toda la población", entre quienes se encuentran, subraya López Díez, las personas que luchan contra la violencia machista.
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Se trata de actuaciones que a su entender "nunca deben justificarse como bromas" improvisadas, y que en caso de haber sido previamente pactadas responden a un modelo de televisión "irrespetuosa con las mujeres". La audiencia, continúa, "hay que conseguirla día a día, con programas de calidad que no insulten la inteligencia de ningún sector".
López Díez propone asimismo tener en cuenta "la regla de la inversión". Consiste en un ejercicio sencillo basado en imaginar a un hombre en las mismas situaciones por las que ha de pasar una mujer. Si la imagen resultante es inadecuada, tampoco la mujer debería ser la protagonista de tales episodios.
Montserrat Boix, finalmente, recuerda que tanto la Ley contra la Violencia de Género de 2004 y la Ley de Igualdad de 2007 cuentan con sendos apartados dedicados a los medios de comunicación. La primera norma establece que los medios "fomentarán la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombre y mujer, evitando toda discriminación entre ellos". La ley de 2007, por su parte, indica que "los medios de comunicación social de titularidad pública velarán por la transmisión de una imagen igualitaria, plural y no estereotipada de mujeres y hombres en la sociedad, y promoverán el conocimiento y la difusión del principio de igualdad entre mujeres y hombres", mientras que respecto a los medios privados subraya que "todos los medios de comunicación respetarán la igualdad entre mujeres y hombres, evitando cualquier forma de discriminación" y además insta a que "las Administraciones públicas promuevan la adopción de acuerdos de autorregulación que contribuyan al cumplimiento de la legislación en materia de igualdad entre mujeres y hombres, incluyendo las actividades de venta y publicidad que en aquellos se desarrollen".