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Cambalache

Fernando Pérez Martínez

Cambalache es un tango argentino, compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo para una película, que contemplado desde la actualidad de principios del siglo XXI cobra valores proféticos.

El término “cambalache” en Argentina y otros países sudamericanos significa lo que por estos pagos llamamos prendería, almoneda o más modernamente tienda de segunda mano, es decir, lugar donde van a parar en abigarrada mezcla los objetos más dispares. Tienda en cuyos estantes podemos encontrar el ajuar de un bebé al lado de un revólver y el corsé de una prima dona retirada, los trebejos de afeitar en plata de ley de un señorito calavera revolcado por el capricho de los naipes empeñados en torcer su fortuna, sobre un velador de mármol desportillado en el que reposa, oliendo a lejía, un cepillo de raíz junto a los candelabros de latón de una antigua logia masónica o un ajado ministro de Hacienda.

Es la composición del insigne Enrique Santos Discépolo, una obra esclarecedora amén de acta notarial de la deriva del mundo hispano desde los años treinta hasta nuestros días, en los que la letra de la canción sigue teniendo plena vigencia.

En la Comunidad Autónoma de Madrid el conocido, Ignacio González, heredero de la sexagenaria Esperanza Aguirre, hoy refugiada política oculta bajo una piedra, alias Nacho el del Ático, interpreta el sentido de Cambalache en la conversación tenida con el ex casi todo (ministro, presidente…) Zaplana, que fue grabada por la policía judicial, en uno de cuyos fragmentos se le puede oír cómo cuando accedió al cargo se encontró carroña bajo la alfombra y él supo sacarle partido, no como la gil que le ha sustituido… No hace sino actualizar los versos: “El que no llora no mama/ y el que no roba es un gil…”.

La profecía que desde los años treinta del siglo pasado sigue describiendo la acción política de las altas esferas españolas durante el siglo XXI deja clara la escasa evolución del pelaje político y moral de la calaña que instalaron al alimón los fracasados dictadores alemán e italiano que protagonizaron uno de los episodios más lamentables y sangrientos de la historia europea, que desgraciadamente para los españoles, sólo prosperó en España, y de cuyos polvos, estos lodos perduran en nuestros días, pensionados en el penal de Soto del Real.

Una joya de la canción popular de cuyas enseñanzas las nuevas generaciones pueden tomar nota para romper la cadena de errores y así evitar lo que sucede a los dirigentes electos del país, que viven encerrados en el día de la marmota. Los políticos españoles son presos del bucle en el tiempo, del que se han manifestado, y se manifiestan incapaces de salir por sus propios medios.

A continuación reproduzco las premonitorias palabras que nos legó el señor Discépolo para edificación y advertencia de las jóvenes generaciones hispanas, ya que a las maduras no les aprovechó y así nos luce el pelo:

“El mundo fue y será una porquería/ya lo sé/En el quinientos seis/y en el dos mil también/Que siempre ha habido chorros/maquiavelos y estafaos/contentos y amargaos/valores y doblez/Pero que el siglo veinte/es un despliegue/de maldad insolente/ya no hay quien lo niegue/Vivimos revolcaos/en un merengue/y en un mismo lodo/todos manoseados/Hoy resulta que es lo mismo/ser derecho que traidor/Ignorante sabio o chorro/generoso o estafador/Todo es igual/nada es mejor/lo mismo un burro/que un gran profesor/ No hay aplazaos/ni escalafón/los inmorales/nos han igualao/Si uno vive en la impostura/y otro roba en su ambición/da lo mismo que sea cura/colchonero rey de bastos/caradura o polizón/Que falta de respeto/que atropello a la razón/cualquiera es un señor/cualquiera es un ladrón/Mezclao con Stavisky va Don Bosco*/y "La Mignon"/Don Chicho y Napoleón/Carnera y San Martín/Igual que en la vidriera/irrespetuosa/de los cambalaches/se ha mezclao la vida/Y herida por un sable/sin remaches/ves llorar la Biblia/contra un bandoneón/Siglo veinte cambalache/problemático y febril/el que no llora no mama/y el que no roba es un gil/ Dale nomás /dale que va /que allá en el horno/nos vamos a encontrar/No pienses más/siéntate a un lao/que a nadie importa/si naciste honrao/Es lo mismo el que trabaja/noche y día como un buey/que el que vive de los otros/que el que mata que el que cura/o está fuera de la ley”.

*En un artículo esclarecedor publicado en El País Uruguay, el periodista Luciano Álvarez aclara la esencia de los personajes, hoy remotos, mencionados. A saber:

“Stavisky, el estafador francés había muerto en circunstancias misteriosas en enero de ese año, Don Chicho, el mafioso italo-argentino había sido deportado a fines del 33, Primo Carnera (boxeador italiano campeón mundial de los pesos pesados) acababa de presentarse en la Argentina y Don Bosco fue canonizado el 1 de abril de aquel 1934. Los cuatro eran puestos en paralelo poético con José de San Martín (militar y político argentino que participó decisivamente en la independencia de Argentina, Chile y Perú) y Napoleón Bonaparte a los que se agrega La Mignon sobre quien los investigadores sólo arriesgan tibias hipótesis: unos sostienen que se trata de la voz francesa “mignone” entendida como querida o amante, otros constatan que en las primeras versiones impresas aparece escrito como “La Mignon”, lo que habilita a pensar que, en realidad se refiera al personaje de Goethe, que aparece en Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister; también en numerosos lieds y una ópera de Ambroise Thomas (1866). En el poema, la niña Mignon recuerda su patria italiana después de haber sido trasladada a la fuerza a Alemania por un grupo de gitanos y sometida a una vida de abuso y de ser obligada a cantar, bailar y divertir. Si así fuera tiene sentido su inclusión junto a Don Bosco, santo dedicado a los jóvenes, pero también patrono de los magos e ilusionistas y del cine”.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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