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Librepensadores

Preparando el contraataque

Javier G. Sabín

La política se parece al ajedrez: hay que derrotar al adversario intentando entender cómo piensa, o más bien, cómo piensan quienes le apoyan. Pero hay una diferencia, la política es más grata y, a veces, da segundas oportunidades. En ajedrez, jaque mate es jaque mate y se acaba la partida; en política, una derrota puede hacerte ganador.

Ahora que la moción de censura ya ha pasado, no voy a hacer otro de los muchos análisis que ya se han hecho hablando del por qué y del cómo. Quiero reflexionar más allá de la emoción de haber conseguido echar a Rajoy (porque no se va, lo hemos echado) y centrarme en algo que no podemos pasar por alto: el contraataque del PP. Después de la moción, Sánchez va a tener desafíos importantes que ya han recogido muchos analistas.

Principalmente, se enfrenta a una paradoja: gobernar sin poder gobernar. Y precisamente, esa dificultad es uno de los motivos por los que Rajoy no ha dimitido (ni se ha planteado dimitir); porque sabe que la probabilidad de que el nuevo gobierno sea un fracaso es alta y necesita seguir ahí para en un momento dado decir algo tan demoledor como ‘esto conmigo no pasaba’. Hay algo en política que siempre es demoledor: el miedo. El PP tiene la esperanza de hacer ver a la gente que el caos del que hablaba su presidente ya ha llegado, esperando que en estos meses de nuevo gobierno se cometan algunos errores que hagan a la gente volver a lo bueno conocido que a lo malo que se estaba empezando a conocer. Es decir, Rajoy no quiere que esto sea un adiós, sino un hasta luego, y se lo va a poder permitir porque, a diferencia de otros expresidentes (y de muchos líderes políticos) tiene una posición dentro de su propio partido casi privilegiada. El otro día escuchaba a un periodista que planteaba que no podía pasar con Rajoy lo que había pasado con Cifuentes o con el del PP de Murcia, porque era Rajoy quienes les había dejado caer y no va a ser Rajoy quien se deje caer a sí mismo. Es posible que el PP se vaya a refundar, pero que nadie se confunda, va a ser una refundación hecha por él y a su medida, en donde su liderazgo se justificará para evitar una escisión entre los de Cospedal y los de Soraya.

Lo interesante, como decía antes, van a ser estos meses de nuevo gobierno antes de que haya elecciones. Está claro que el Partido Socialista tiene una oportunidad casi histórica para llegar a elecciones con el argumento de ‘votadme para poder hacer lo que no me dejaron hacer estos meses’, con una mochila en la que se incluye una fotografía inédita, la de un presidente de un gobierno censurado, que se va porque ha perdido la confianza del Parlamento; y con una imagen institucional que además incluye una de las utopías más viejas de la izquierda: la unidad. Pero esa misma oportunidad electoral, exige que se cumplan las expectativas que la mantienen, porque es un arma de doble filo que también puede aprovechar el PP. Si las medidas que impulsa Sánchez fracasan, allí estará Rajoy con el mantra de que con él no pasaban estas cosas (había raperos en prisión, torturadores franquistas condecorados, pero estas cosas de las que usted me habla no pasaban); si no se consigue llegar a la gente, la fotografía del presidente censurado se convertirá en la del presidente que pide apoyo electoral para recuperar una presidencia que los ‘radicales y enemigos de España’ le arrebataron ilegítimamente; y si pasa lo que nunca debería de pasar, es decir, peleas y desacuerdos internos, entonces volverá un Rajoy reforzado que ha conseguido poner en práctica su hipótesis más reiterada: la de que sin él, no hay capacidad de acuerdo y el país se vuelve ingobernable.

En definitiva, tenemos una oportunidad histórica, toda la izquierda española la tiene. Hay que ser capaces de impulsar medidas que respondan a las necesidades de la gente, que tengan calado entre la población y, sobre todo, ser capaces de lograr acuerdos amplios y de demostrar nuestra capacidad de consenso. Lo que ha pasado, no puede parecerse a la España de 1931 ni de 1936, sino a las democracias europeas del siglo XXI. El primer paso ya está dado, ahora nos queda no tropezar por el camino. _____________

Javier G. Sabín es socio de infoLibre

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