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Tiempos de decisión

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César Moya Villasante

Vivimos un tiempo muy complicado. Desde el covid19, que nos hará cambiar aunque muchos no quieran, hasta una nevada, que no se resuelve por incompetencia, y una secesión, que está ahí y nadie la considera. Hay que tomar decisiones y, dada la gente que lo tiene que hacer, es muy difícil. Veamos.

Lo primero es un virus que hay que vencer, pero para ello hay que tomar decisiones muy complicadas y difíciles porque cuestan votos. El cerrar una comunidad entera o confinarla en casa genera respuestas de la ciudadanía algo complejas y contrarias al que las toma. Pero lo cierto es que si no se toman esas decisiones la salud no existirá con confianza y no podremos asistir a una recuperación económica que es básica para sobrevivir con cierto nivel.

Lo segundo, y más grave aún, es decidir si queremos democracia y defenderla o nos inclinamos por el populismo de Trump que, aunque se vaya, va a seguir haciendo daño y ayudando en España por un partido o quizá dos que están dispuestos a ayudar a la destrucción de la democracia que es para lo que llegó Trump a su puesto de presidente de uno de los países mas poderosos del mundo. En España, la postura del PP es necesario ponderarla porque es muy peligroso que el presidente de un partido de gobierno como es el PP pida cuentas al Gobierno sobre la libertad de expresión de unos militares que están amenazando con fusilar a 26 millones de españoles. Porque esa amenaza no es un WhatsApp tonto; detrás de él existen muchísimos españoles dándoles la razón. Porque el franquismo es algo muy actual por la presencia de Vox, que ha llegado para actualizar ese pensamiento completamente ridículo y obsoleto en el siglo XXI en países avanzados de nuestro entorno. Pero es que aquí se venció al comunismo. Y el fascismo provocó una Transición amenazada, en donde el PSOE no se puso en su sitio y al cabo de unos años se acopló a vivir tranquilo a base de acordar con el PP una serie de acuerdos que no molestaran a aquellos franquistas que amenazaban y que tenían detrás mucho poder mediático y militar. Así se provocó una situación muy prolongada que aceptó la corrupción más importante de Europa, donde las ayudas de la CE se utilizaron para montar las infraestructuras mejores de Europa, no para mejorar al ciudadano, sino al político de turno que se forró y que ahora vive por un poco de tiempo en la cárcel para disfrutar después de sus riquezas mal conseguidas. Y hay varios así. Y el PP es protagonista, junto con el PSOE, mirando a otro lado y aprovechándose de lo que cayera.

Pero el problema actual es decidir si nos unimos a ese “Trump festival” al que se acompaña Vox y una parte muy importante del PP, por lo que parece por las andanzas de su presidente Casado, o si nos agarramos a una Europa que aún defiende como puede ciertos valores humanísticos, gracias a su líder Angela Merkel, que no es sospechosa de rojez pero que es una política de la cabeza a los pies.

Otro tema que debemos dirimir es qué hacemos con UP. El tal Pablo Iglesias esta provocando la ruptura en el gobierno actual con un populismo que no soluciona nada. No sé si el tendrá recuerdo a una frase de aquel gran líder uruguayo, Jose Mujica en una frase inolvidable: “Soy socialista pero no soy idiota”. Es tonto pensar que hoy vas a vencer al poder del dinero, del mercado amigo. Puede decir muchas cosas que tiene razón, pero hay que vivir con los pies en el suelo y saber que el único poder actual, el dinero te puede aplastar anulando cualquier crédito a ideas que no le gusten a ese mercado. Si quieres vencer esa idea tendrás que hacer una verdadera revolución mundial que acabe con un régimen económico fascista económico que es el único que existe. Entonces será algo revolucionario lo único que pueda vencerlo, pero con pocas probabilidades de hacerlo. Su critica a la corrupción de muchos es válida y útil pero, por desgracia, para nada sirve porque incluso los feligreses que apoyan a la derecha te contestaran sin dilación su frase continua: ¿Y los ERE, qué? Y ahí se acaba todo porque defienden a sus corruptos.

Todas estas situaciones nos llevan a unas elecciones catalanes en donde se están dando argumentos a los secesionistas para aumentar su criterio. El hecho de que el PSOE anule la comisión de investigación sobre la corrupción manifiesta del rey emérito hace que muchos catalanes desconfíen de esa formación. Pero es que además se da margen para pensar en qué habrá detrás de todo esto para que un partido que gobernó tantos años defienda a un señor al que todo el mundo considera corrupto.

Todas estas circunstancias han creado un campo en donde la solución sería que todos los partidos tomaran opción por una democracia futura limpia en donde se hiciera posible la convivencia entre distintas formas de pensar, entre comunidades que no piensan en la España de pensamiento único y con soluciones de verdad a los problemas que se enfrenta la democracia. Pero así expuesto a mí me parece imposible con unos políticos que son incapaces de reaccionar y que solo piensan en sus votos sin importarles para nada este país, desde Vox a la CUP, aunque defiendan sus banderas y símbolos. Será el tiempo de recordar a Fraga y Carrillo que se sentaron a hablar con un café en la mesa. Yo no veo a nadie que sea capaz hoy de hacerlo. Y menos cuando criticas a algunos en la calle y te contestan rápido obreros, ingenieros o pensionistas una frase ya eterna, que ya he citado antes. Para qué repetir….

César Moya Villasante es socio de infoLibre

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