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Librepensadores

Jóvenes de hoy y de hace 90 años

Julián Lobete Pastor

En su reciente libro, Feria, su autora Ana Iris Simón, joven de hoy, dice que el espíritu burlón y tan dado a la autoparodia de las gentes de la llanura, La Mancha, es el responsable de que casi nadie entendiese el Quijote. Y añade: “Uno que sí lo hizo fue el joven Ramiro (Ledesma Ramos, joven en 1924), que por gracia de Ortega se enamoró de su fulgor y su brío y quiso requijotear España, pero sus esfuerzos fueron en vano”. 

He de confesar que esta afirmación de la joven escritora me ha causado notable sorpresa y preocupación. ¿Cómo y por qué una joven de hoy que nos demuestra en su libro un notable amor por su familia y sus orígenes de familias trabajadoras y que se rebela (fuera del libro)  con razón, frente a la precariedad, puede invocar al ideólogo más fascista de todos los fascistas españoles?

Ramiro Ledesma fue sin duda un personaje singular, de familia humilde y cartero como los padres de Ana Iris Simón; estudió filosofía con Ortega y demostró una notable capacidad intelectual. De no haberse dedicado a la política podría haber sido un destacado filósofo.

A los 19 años escribió El Quijote y nuestro tiempo, donde ya demuestra esa capacidad y evidencia también algunas de sus contradicciones futuras . Al contrario de lo que señala Simón, no creo que quisiera requijotear Españarequijotear. “Qué es el quijotismo”, se pregunta Ledesma en su libro, y responde que "es una cosa a la que se llama locura porque no se sabe lo que es” y añade “don Quijote es quimera, es fantasía: su propósito era vivir con nosotros, apoderarse de nosotros, imponernos toda su intimidad y ser el primero”.

Ledesma pensaba, en 1924, que son immensas y variadas las preocupaciones de la humanidad para que la Ciencia Política, que no es ciencia ni es nada, absorba a grandes hombres, “el que un gran hombre se dedique por entero a la política me recuerda a mí, el caso del que por salvar a un hombre mata a cuatro o seis, porque aquí la preferencia es sensiblería y ésta no cabe en los grandes hombres”.

En contradicción con estos pensamientos juveniles de primera hora, Ledesma se dedicó por entero a la política fundando Las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), fusionadas después con Falange. En 1935, Ledesma fue expulsado de Falange por sus divergencias con Primo de Rivera. Intentó redefinir las JONS , fracasó y se encontró en una gran soledad política.

Al producirse el alzamiento franquista, se quedó en Madrid, al parecer no se ocultó, fue detenido en un control rutinario y fusilado en octubre de 1936.

En su obra más importante, Discurso a las juventudes de España, preconiza reducir a cenizas la política partidista, luchar contra el sistema entero, por una minoría rectora, mediante la acción directa y con actitud de soldado.

Otra joven de hace 90 años: María Zambrano

También discípula de Ortega y compañera de estudios de Ledesma, María Zambrano también entonces joven, escribe sobre el Quijote y toma postura sobre el fascismo y sobre las circunstancias que le tocó vivir. Estaba fuera de España cuando estalló la guerra civil, pero volvió para unirse a la causa republicana con total dedicación 

En su ensayo La ambigüedad de D. Quijote, define a éste como un personaje de tragedia, de una especie de héroes liberadores, que no salen nunca victoriosos; es portador de la pasión de la libertad y del amor.

María Zambrano hace estas consideraciones en un ensayo que es un comentario a las obras de Ortega y Unamuno sobre el personaje y el libro inmortal. En la mayor época de crisis española del siglo XX, los pensadores españoles repensaron la obra cervantina.

No obstante, lo que tiene más claro María Zambrano es qué es el fascismo y los fascistas: “El fascismo pretende ser un comienzo, pero en realidad no es sino la desesperación impotente de hallar salida a una situación insostenible, desesperación aferrada a su propia limitación. Lo que tiene de grave el fascismo, lo que le lanza al crimen, es aferrarse a unos límites ,al ser rebelión y violencia para no abandonar una posición por lo demás inhabitable”.

Los indultos, como ejemplo de concordia democrática

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Lo  dice Zambrano en su ensayo Los intelectuales y el drama de España, de indudable interés también hoy día, para mayores y jóvenes. “Hay un hombre fascista que podríamos reconocer, aunque lo hallásemos en una isla desierta; hay un funcionamiento fascista de la inteligencia, una utilización del poder de la inteligencia y sobre todo el poder de enmascarar , de falsificar que tiene la inteligencia. El fascismo nos muestra la desgracia que para el hombre es conservar las palabras, los conceptos sin vida ya, de cosas que han sido y han dejado de servir”.

Leamos pues, lean los jóvenes a María Zambrano.   

Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre

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