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De la ciencia ficción a la ciencia

La escritora y periodista Nerea Riesco.

Imagine que viaja al pasado. A la Edad Media, por ejemplo. Y aterriza en la misma ciudad en la que nació uno de sus ascendientes. El padre de la madre de la madre del padre… de su padre. Intuye lo que viene a continuación, ¿no? Si se le ocurre la brillante idea de matar a ese hombre –o lo hace por accidente-, antes de que este conciba a su hija, usted quedará reducido a la absoluta nada existencial: habrá arrancado de cuajo las raíces de su árbol genealógico. Pero, ¿y qué pasaría si, de algún modo, consiguiera zafar esa paradoja temporal? ¿Si pudiera, quizá, vivir eternamente y así ser ubicuo habitante del pasado, presente y futuro?

La escritora y periodista Nerea Riesco se puso a darle vueltas a la cabeza con el tema… y terminó casi más confundida. Así que recurrió a los expertos, a uno en concreto: Luis Álvarez Gaume, físico teórico del CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear. Ya saben, ese centro en la frontera franco-suiza que alberga el Gran colisionador de hadrones, esa máquina colosal con la que los científicos quieren dar respuestas a algunos de los grandes enigmas del universo empezando por el principio, por el Big Bang.

El resultado de esta investigación conjunta entre la imaginación y la ciencia se publica ahora bajo en nombre de Tempus (Planeta), una novela ambientada en Reino Unido que combina los elementos del thriller con la ciencia ficciónthriller , “aunque yo le quitaría la coletilla y lo dejaría en ciencia”, asegura Riesco. “La noción del tiempo es una preocupación muy humana”, explica la autora (Bilbao, 1974), que antes había publicado novelas históricas como El elefante de marfil o El país de las mariposas. “Casi todo el mundo la tiene, y cuando uno se hace consciente, empieza a pensar cómo manejarla”.

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Su reacción ante tamaño rompecabezas fue trasladarse mentalmente a Oxford, a la Universidad. Allí, su protagonista, Daniela Green, vivirá horrorizada el asesinato primero de su madre y después el de su padre, un eminente profesor. Uno de sus alumnos acudirá a la joven para revelarle que posee un secreto… y hasta ahí podemos leer. Pero, ¿y por qué viajar hasta el Reino Unido, si de lo que hablábamos era de trasladarse en el tiempo? Riesco responde: “Porque el germen real de la novela es Jack el destripador”.

“Hace muchos años que le daba vueltas al asunto: fue alguien que actuó en un periodo de tiempo corto, que cometió cinco crímenes y sin embargo es el asesino más famoso. Además, se ha hablado mucho de quién podría ser: desde el nieto de la reina a Lewis Carroll, Richard Mansfield…”, señala la escritora que, si pudiera volver atrás, se trasladaría a la época de Moctezuma o al Londres del Destripador aunque, eso sí, evitando “pasar por Whitechapel”. “También hay detalles como que en una escena del crimen se encontraron botones que no provenían de la ropa de la asesinada, y en otro se encontró ropa femenina que tampoco pertenecía a la víctima. Ya había leído diferentes historias sobre esto, y en el libro planteo una nueva”.

Junto al célebre psicópata, desfilan por la novela personajes como Nicolas Flamel, el alquimista parisino, o el Conde de Saint Germain, otro conocido taumaturgo. Todos personalidades cargadas de un manto de misterio, y que han sido avistadas en diferentes momentos históricos, lo que ha dado pie a variopintas leyendas sobre su supuesta inmortalidad. “Hay diferentes lectores”, señala Riesco. “Los que se quedan en la historia y los que tiran del hilo porque les descubres algo. Tempus te da esa opción: es lectura que llama a la lectura”. 

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