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Mercado laboral

Una generación arrasada por el paro: sólo el 13,6% de los ocupados son menores de 30 años

La crisis reduce al 13,6% el número de menores de 30 años con trabajo

Casi una cuarta parte de quienes trabajaban en 2006 tenían menos de 30 años. Ocho años después, y con una interminable crisis por medio, los jóvenes con empleo –2,28  millones– son sólo el 13,6%, casi 10 puntos menos. De hecho, los ocupados en esa franja de edad se han reducido un 53% desde 2006, mientras que la caída global ha sido del 15%. Con las cifras de paro juvenil más altas de la UE –un escandaloso 57,7% según Eurostat–, la economía española ha excluido del mercado de trabajo durante casi una década a toda una generación. Con todas sus terribles consecuencias.

En España hay 4,03 millones de menores de 25 años –que son los que pueden ser considerados jóvenes en sentido estricto–, de los cuales 943.000 están en paro. Según las cifras utilizadas por Juan José Dolado, uno de los investigadores de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), casi un 50% de ese casi millón lleva más de un año en el paro y el 60% no ha terminado la ESO. Dolado destaca, además, que España es el tercer país de la UE con mayor tasa de ni-ni (ni estudia ni trabaja), sólo después de Bulgaria e Italia. Son el 20% si se considera sólo a quienes tienen menos de 25 años y el 25%, si se amplía hasta los 30. Uno de cada cuatro de estos ni-ni es universitario.

Los datos de la última EPA, además, revelan cuál es el comportamiento del mercado laboral en esta franja de edad. Los activos –la suma de ocupados y parados que buscan empleo– hasta los 35 años han descendido en 396.500 personas en el último año. Una cifra muy por encima de la caída de la población activa global, que suma 267.900 personas menos que en el cuarto trimestre de 2012. Curiosamente, los inactivos, lejos de aumentar, se han reducido también: hay 70.000 menos en esa franja de edad. Es decir, no se ha producido trasvase de activos a inactivos. Contando con que esos 70.000 inactivos se hayan puesto a buscar trabajo o incluso lo hayan encontrado, más de 320.000 menores de 35 años han desaparecido de la estadística. Una parte de ellos porque han salido de España, deduce José Ignacio Pérez Infante, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y miembro de Economistas frente a la Crisis. El descenso del empleo se ha concentrado precisamente en los menores de 35 años: en el último año han perdido 233.300 ocupados.

Para Juan José Dolado, las causas de este castigo laboral al que parecen sometidos los más jóvenes en España van más allá de las peculiaridades productivas del país. “El mayor peso de los servicios sólo explica la mitad del diferencial en la tasa de empleo juvenil con otros países europeos”, indica. También hay un mayor encadenamiento de contratos temporales, que en España tienen una menor duración. “El 40% de los jóvenes sigue sin un contrato indefinido a los dos años de incorporarse al mercado de trabajo”, precisa, “en Francia son el 25% y en el resto de la UE, entre el 5% y el 10%”. Finalmente, el porcentaje de jóvenes que combinan estudio y trabajo es muy bajo, y la formación dual, una rareza.

Precariedad, devaluación y pensiones bajas

El resultado de esta combinación de factores son carreras laborales “inestables”, destaca el politólogo e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Fernández-Albertos. Empiezan a cotizar muy tarde y después acumularán lagunas de cotización al alternar periodos de empleo y de paro o inactividad, por lo que necesitarán más años de trabajo para tener derecho al 100% de la pensión o a una pensión suficiente. “Es malo para ellos y malo para toda la sociedad: no tiene sentido mantener un ejército de trabajadores temporales que van rotando en empleos durante 10 o 20 años antes de encontrar un puesto fijo”, apunta.

A lo que habría que añadir que son los más jóvenes los destinatarios principales de las nuevas formas precarias de contratación y los salarios más bajossalarios más bajos. “El contrato a tiempo parcial es el más usado con mujeres y para los extremos de edad”, asegura Pérez Infante. El mercado de trabajo primero los excluye y después, cuando los engancha, los mantiene en situación de precariedad durante demasiado tiempo, ahonda Fernández-Albertos.

La EPA ya ha confirmado el trasvase de empleo a tiempo completo al tiempo parcialtiempo parcial. En 2013 los trabajadores con jornadas de ocho horas diarias son 339.300 menos, pero los empleados a tiempo parcial han crecido en 140.400, un 5,4%. Además, la duración media de los contratos no ha dejado de acortarse en toda la crisis: de los 68,75 días que tenían en 2007 se han quedado en sólo 45 en 2013. Una cuarta parte de los firmados el pasado mes de diciembre no se prolongaba más de una semana. El 42% no superaba el mes.

Subvencionar contratos o políticas activas con recursos

Para redibujar panorama tan desolador la Unión Europea creó en febrero de 2013 la Garantía Juvenil, que obligará a los gobiernos a ofrecer a los jóvenes de hasta 25 años una oferta de empleo, formación o prácticas laborales en un plazo de cuatro meses. España, campeona de paro juvenil, recibirá 1.800 millones de euros en los próximos seis años de un total de 6.000 millones para toda la UE.

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Por lo que ha avanzado la ministra de Empleo, Fátima Báñez, el plan en España incluirá básicamente ayudas a las empresas –deducciones en las cuotas a la Seguridad Social– que contraten a jóvenes, también a tiempo parcial, o que buscan su primer empleo o se encuentren en riesgo de exclusión. Para beneficiarse, tendrán que inscribirse en un registro. A cambio, se les hará un perfil laboral para asignarles cursos de formación o reorientación profesional.

“No servirá para nada”, coinciden sin embargo los tres expertos consultados sobre la eficacia de la Garantía Juvenil. Dolado reniega de la utilidad de los incentivos: se subvencionan contratos que se habrían firmado igualmente aunque no hubieran sido bonificados Y Fernández-Albertos teme que para contratar a un trabajador subvencionable se despida a otro por el que el empresario no puede deducir cuotas. Por el contrario, el investigador del CSIC aboga por adoptar “soluciones excepcionales” y específicas para los jóvenes. Cita un sistema educativo “más flexible” y más atención y recursos para las llamadas políticas activas de empleo. Sin embargo, el presupuesto a ellas destinado no ha dejado de menguar en los últimos años, una víctima más de los recortes del gasto público. Para este año el Gobierno prevé gastar en estas políticas –formación, reorientación y reciclaje profesional– 4.079 millones de euros, un 5,9% menos que en 2013 y un 46,3% menos que en 2011. Es decir, se gastarán sólo 614 euros por parado, cuando hace tres años eran 1.461 euros, de acuerdo con los cálculos de CCOO. 

“Los más inempleables son los parados de entre 30 y 35 años que dejaron la escuela por la obra, ahora son padres, tienen una hipoteca y carecen del título de la ESO”, resume Juan José Dolado. Fernández-Albertos sugiere el contrato único, “no como solución al paro en España a corto plazo”, pero sí como forma de hacerle “más suave” a la empresa la decisión de convertir en fijo a un trabajador temporal. Un momento que parece insuperable para el empresario español, asegura el investigador del CSIC, a tenor del bajo porcentaje de conversión de contratos temporales en indefinidos que se registran cada año en España: 34.889 el pasado diciembre para un volumen de 1,2 millones de contratos temporales firmados ese mes, el 2,9%.

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