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Precariedad laboral

Las camareras de piso pagan el boom turístico con su salud

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"Por la mañana, al levantarse, hay que tomarse algo. Hasta que me caliento, me duele todo", dice Pepi Pan, de 50 años, camarera de piso desde hace 26, que ahora trabaja en un hotel de Jerez de la Frontera (Cádiz). Pepi asegura que el ibuprofeno es el pan nuestro de cada día de la mayoría de camareras de piso, que poco a poco se están convirtiendo en uno de los emblemas de la precariedad laboral en España. "En este oficio sabemos", añade, "que cuando seamos mayores no vamos a tener calidad de vida".

Laura (nombre ficticio), de 26 años, nació cuando Pepi empezaba. Lleva tres años como camarera de piso en hoteles de la provincia de Cádiz, aunque aspira a hacer valer su título de gobernanta. "Hay que empezar desde abajo", dice, convencida de que vendrán tiempos mejores pero sin calificar como malos los actuales. A diferencia de Pepi –delegada sindical en el Hotel Barceló Montecastillo–, Laura no trabaja directamente para ningún establecimiento, sino para Aura, una empresa de trabajo temporal (ETT). En su actual hotel está "muy bien, muy contenta". "He llegado a cobrar mil euros al mes. Con la ETT es mucho mejor que con la subcontrata. Una vez me mandaron a un hotel y me pagaban 2 euros y pico por habitación. Ahora estoy mucho mejor", explica. Luego añade: "Aunque es verdad que no tengo hijos, no tengo hipoteca...".

Laura emplea la palabra "subcontrata", un nombre con ciertas connotaciones negativas, que las propias empresas se esfuerzan en llamar ahora "empresa multiservicio", una etiqueta mucho más aseada. Estas compañías han florecido al calor de la reforma laboral y escapan del cumplimiento de los convenios sectoriales, aplicando sus propios convenios de empresa. A un hotel no le conviene tener en plantilla a sus camareras de piso, sino que le sean proporcionadas por estas multiservicio, que pagan menos a las trabajadoras y se hacen cargo de los costes laborales. Hay empresas multiservicio con sus propios convenios de todos los tamaños: divisiones que han creado grandes ETT como Adecco y Randstad, multinacionales de infraestructuras como Acciona, empresas de seguridad como Seguriber o Securitas; también hay sociedades más pequeñas que han acudido al calor de las posibilidades de esta actividad, muchas veces sin conocer nada de la actividad para la que prestan trabajadores.

Síndrome del túnel carpiano

A sus 26 años, a Laura se le duermen las manos por la noche. No quiere darle importancia, aunque sabe que es uno de los primeros síntomas del llamado síndrome del túnel carpiano, una neuropatía que ocurre cuando el nervio mediano se comprime al nivel de la muñeca. Esta enfermedad ha logrado ya un reconocimiento oficial como vinculada al trabajo de las camareras de piso. Otras dolencias no.

Según el informe Riesgos muscoesqueléticos del personal de limpieza y camareros/as de piso, de UGT, son frecuentes las alteraciones en los músculos (dolores, calambres, contracturas y roturas de fibras), los tendones y ligamentos (tendinitis, sinovitis, tenosinovitis, roturas, esguinces y gangliones), las articulaciones (artrosis, artritis, hernias discales y bursitis), los nervios (atrapamientos y estiramientos), los vasos sanguíneos (varices)...

Presión y excesiva carga de trabajo

El trabajo diario de las mujeres que limpian los hoteles puede no parecer el más duro, pero mirado con lupa es muy exigente, sobre todo por el deterioro óseo y muscular que implican actividades repetitivas. Y es más dañino aún cuando la exigencia, la presión y la carga de trabajo excesiva se convierten en norma general.

Se trata de levantar y mover cargas; manejar útiles o máquinas de limpieza; empujar carros de limpieza a veces viejos o estropeados; transportar bolsas de basura; desplazar muebles; adoptar posturas forzadas al limpiar cristales o bajos o espejos o lavabos o sanitarios; realizar movimientos repetitivos al fregar, barrer, limpiar cristales, limpiar el polvo, aspirar las moquetas o alfombras...

"El esqueleto de una persona de 80 años"

Y de hacer camas. Camas y más camas. "Yo hago hasta 70 camas algunos días. Tengo 24 habitaciones al día. Normalmente tienen dos camas cada una, pero en verano les meten más", explica Toñi, de 49 años, que lleva desde los 16 como camarera de piso. Trabaja en un hotel de Lloret de Mar (Girona) "protegida por un convenio". Gana "no llega a los mil euros" por trabajar cinco días a la semana.

"Entre comillas", dice, "soy una privilegiada. Las de las ETT cobran 600 euros". Toñi tiene "el túnel carpiano operado, desgaste de cadera y artrosis". "El médico me ha dicho que tengo el esqueleto de una persona de 80 años". Su preocupación es no poder jubilarse.

De la ETT a la 'multi'

La situación precaria de las camareras de piso fue puesta de relieve por Ernest Cañada, investigador especializado en "turismo responsable", en el libro Las que limpian los hoteles, que describe un panorama de exceso de carga de trabajo y falta de personal, eventualidad, problemas de sueño, externalizaciones, incertidumbre laboral, desprecio de los valores de la cualificación y la experiencia, dificultades para la jubilación, problemas de salud y abuso de la automedicación...

"La reforma laboral, con la consiguiente pérdida de preeminencia de los convenios sectoriales frente a los de empresa, ha permitido a los hoteles sacarse de encima a los camareras y pagar a las empresas multiservicios, donde las trabajadoras cobran un 40% menos y son contratadas como planchadoras o limpiadoras", resume Cañada.

"Las ETT están siendo sustituidas por las empresas multiservicio, porque las ETT están en principio obligadas a cumplir el convenio del sector o de la empresa, mientras que las multi tienen su propio convenio, negociado no sabemos cómo", explica José Manuel Sánchez, responsable de Acción Sindical de la Federación Agroalimentaria de CCOO-Andalucía, un sindicato que pone el énfasis en la necesidad de una inspección del trabajo estricta para evitar fraudes y abusos que no se limite a trámites burocráticos.

Dolor y ansiedad

Dolor crónico y por trastornos muscoesqueléticos y síntomas de ansiedad y depresión. Estudio descriptivo de la situación de las camareras de piso en España, un informe de CCOO, señala que las lumbalgias afectan al 85,36% de las camareras y las cervicobraquialgias, al 80,48%. El 71,5% consume medicamentos para enfrentarse a la jornada laboral. El 96% sufre síntomas de ansiedad, aunque sean leves. De cada diez camareras de piso, nueve tendrían ansiedad clínica, ocho dolor en más de dos zonas del cuerpo, seis pensamientos negativos sobre sí mismas y el mundo, con sentimientos de tristeza y culpa...

"Es la cara B del turismo. 2016 será el mejor año de la historia de España, con más ocupaciones y más rentabilidad. El precio de la noche de hotel ha subido entre un 12% y un 15%. Y al mismo tiempo vemos prácticas como la contratación con cuatro horas de alta que en la práctica son 8 o 10 al día, o pagar 1,5 euros por habitación", denuncia Gonzalo Fuentes, de CCOO, con amplio conocimiento del sector. CCOO cifra entre 100.000 y 125.000 las trabajadoras de este sector en España.

Bonanza del sector

Este deterioro de las condiciones laborales de un colectivo laboral fundamental para el turismo no se produce en un contexto de hundimiento del sector. Ni mucho menos. La palabra récord aparece casi en cada información sobre turismo en España récord. Récord de turistas, récord de pernoctaciones. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2015 España recibió 68,1 millones de turistas internacionales, marca histórica, si bien todos los estudios que se vienen publicado en este año apuntan a que 2016 el fenómeno será aún más masivo. Este boom, favorecido coyunturalmente por las incertidumbres y problemas en destinos como Egipto, Túnez o Turquía, así como por unos precios de avión asequibles debido a la devaluación del petróleo, no se ha producido en paralelo a una mejora de las condiciones laborales de los trabajadores del sector servicios.

¿Puede el servicio deteriorarse? ¿Nos encaminamos hacia un modelo de competitividad vía sueldos bajos en nuestro principal sector económico? Los sindicatos están incorporando esta alerta a sus denuncias de la situación de las camareras de piso, intentando que se desarrolle en las patronales una preocupación ante la posible pérdida de competitividad cuando se recuperen los destinos del Mediterráneo oriental. Pero las centrales sindicales también alertan de que mientras estas prácticas sean tan rentables a corto plazo, será difícil ponerles coto.

Transparencia ante el cliente

Está por ver qué resultados dan iniciativas como la Alianza por el Turismo Innovador y Competitivo en Andalucía, suscrita por la Junta, sindicatos y patronal para combinar beneficios y "empleo digno". Ernest Cañada (el autor de Las que limpian los hoteles) destaca la valía de experiencias como el Fair Hotel Program, una iniciativa estadounidense, de alcance limitado, que permite a los clientes conocer las condiciones de los trabajadores de los alojamientos en los que se hospedan.

¿Podría influir en un cliente saber que la mujer que limpia su habitación se encuentra en la situación que Carolina Martín explicó en abril en un acto de UGT y CCOO? "Estas empresas –las multiservicio– pagan por habitación hecha, ya que es lo que conciertan con los hoteles. Cuando tú vas a la entrevista de trabajo, te lo ponen todo muy bonito, y te dicen que vas a tener un contrato de 6 horas por 750 euros brutos, y tú piensas: 'Pues no está mal para lo que hay en otros sitios'. Pero luego viene la verdad, que para poder ganar los 750 euros, tienes que hacer un mínimo de 15 habitaciones diarias, pasillo y carro, por el módico precio de 2,20 euros la habitación". Y añadía Carolina: "No debería ser así, ya que nuestro trabajo es muy forzado. Hacemos diariamente una media de 40 camas y 20 baños completos, sin contar supletorias".

Trabajadoras "de primera, segunda y tercera" en el mismo hotel

Carolina y otras muchas, especialmente a raíz de la publicación de Las que limpian los hoteles, han empezado a denunciar públicamente la situación del sector, por la que se han interesado sindicatos como UGT, CCOO o CGT, entre otros. Comienza a haber una mayor sensibilización social, coinciden los sindicatos, a pesar de comentarios hirientes de representantes públicos que han merecido reprobación generalizada. No obstante, son muchas las trabajadoras que se resisten a dar su nombre, o su apellido, o que piden que no se publique la marca de su establecimiento, incluso siendo representantes sindicales. No por las propias que hablan, sino porque –dicen– sus palabras pueden repercutir negativamente en las trabajadoras más desprotegidas. Toñi (de Lloret de Mar) fue suspendida 15 días de empleo y sueldo tras participar en el libro Las que limpian los hoteles.

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Pepi Pan, presidenta del comité de empresa del Hotel Montecastillo, es de las que habla con nombre y apellidos. No habla sólo de su hotel, en el que afirma que la lucha sindical ha logrado poner freno a la externalización aunque no tanto a la reducción de plantilla, sino del sector en su conjunto. Y pone el énfasis en la existencia de camareras de piso "de primera, de segunda y de tercera" según trabajen en los hoteles, en las ETT o en las multiservicios. "Donde la precariedad laboral es mayor es en las multiservicios, con convenios inferiores al de hostelería", señala.

Esther, de 54 años, es camarera de piso desde 2002. Está "subrogada" desde 2013 en una empresa multiservicio, desde donde trabaja en un complejo hotelero catalán que antes la tenía directamente contratada. Por problemas de hernia discal y cervicales –"estoy hecha polvo, achacosa perdida"–, ya no trabaja en habitaciones, sino en zonas comunes. Explica que la precariedad entra por múltiples vías. No pone el énfasis en el salario (más de 1.100 en su caso, entre 700 y 800 las eventuales), sino en la contratación alegando "circunstancias de la producción", cuando realmente no hay nada excepcional en la duración de la temporada. Al mismo tiempo los hoteles reducen la temporada de nueve a siete meses para no abrir ni un mes que no dé suficientes beneficios. "Es muy difícil que se haga fijo a alguien", dice.

infoLibre trató de recabar la posición de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), pero no obtuvo respuesta.

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