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La Policía francesa vigila con drones a los migrantes en los centros de detención

Centro de detención de Saint-Jacques-de-la-Lande, cerca de Rennes, en 2017.

Hasta donde recuerdan los activistas, se trata de un hecho inédito. La Policía emplea ahora un dron para controlar a los extranjeros detenidos, al menos en uno de los 25 centros de detención administrativa (CRA, por sus siglas en francés) de Francia, que son los lugares en los que los prefectos mantienen retenidos a quienes se encuentran en situación irregular antes de su expulsión.

Según la información obtenida por Mediapart (socio editorial de infoLibre), esta “innovación” se ha puesto en marcha en el centro de Saint-Jacques-de-la-Lande, a las afueras de Rennes [noroeste de Francia].

“Un dron sobrevuela el patio por encima de nuestras cabezas”, asegura Max (nombre supuesto), un detenido africano, que asegura estar sorprendido. “¿Para qué sirve? Ya nos vigilan muchos policías [oficiales de la Policía de fronteras]”.

En Francia, aunque los centros de detención CRA no son oficialmente prisiones, a menudo lo parecen. El de Rennes, situado cerca del aeropuerto, de tamaño modesto y con unas 70 plazas (niños incluidos), cuenta con una valla alta, alambre de espino, pasarela de control, sistema de videovigilancia, etc.

“Y ahora, cuando levantas la cabeza para mirar al cielo, ves al dron. Duele mentalmente, nos degrada”, dice Max indignado.

Los extranjeros en situación irregular que son retenidos en el CRA por decisión de la Prefectura (hasta 90 días) no suelen haber cometido ningún delito: permanecer en Francia sin documentos hace años que ya no lo es.

La mayoría queda en libertad antes de embarcar, ya sea por decisión de un juez, por razones de salud o porque la Administración francesa no consigue de los respectivos países de origen los salvoconductos necesarios.

En Rennes, sin embargo, ahora un dron puede hacer zoom de cada movimiento realizadozoom, tan pronto como estiran las piernas en el patio, juegan al fútbol o al ajedrez.

Algunos activistas también tuvieron que lidiar con el dispositivo el sábado 6 de julio, coincidiendo con su habitual “locutorio salvaje” con los detenidos (hombres y mujeres de nacionalidad argelina, georgiana, congoleña, etc.), es decir, charlas informales a través de las vallas que nunca se llevan a cabo sin la presencia de policías.

“Éramos ocho con escaleras de mano”, dice Karen, integrante de este colectivo perfectamente conocido por los servicios estatales, que lucha por la regularización de los inmigrantes indocumentados, por la libertad de asentamiento y por el cierre de los CRA. “El dron sobrevoló nuestras cabezas hasta que llegamos a los coches, incluso nos siguió hasta el aparcamiento. Es demasiado honor y completamente desproporcionado”.

El responsable del CRA, un capitán de Policía, contactado por Mediapart, no devolvió la llamada. Pero el gabinete de prensa de la Policía Nacional (Sicop) respondió de forma detallada para defender el uso legal de esta “herramienta”, simple “adaptación tecnológica”, que no tiene nada que ver con el “gran hermano”.

En concreto, una orden firmada por el ministro de Defensa autoriza el despliegue de aviones no tripulados fletados por el Estado “en el marco de misiones [...] policiales” cuando “las exigencias de orden público y seguridad lo justifiquen”. Este sería el caso aquí, según el Sicop.

“Hay un contexto local, con peleas entre detenidos, intentos de fuga, daños, lanzamientos de objetos... El avión teledirigido permite controlar todo esto a la vez. La idea no es controlar a la gente, sino controlar las infracciones. No se trata de decir que [los detenidos] son delincuentes potenciales, sino de poder identificar si lo son”. Lo mismo ocurre con los activistas sospechosos de utilizar los “locutorios salvajes” para arrojar objetos al interior.

¿Desde cuándo exactamente la PAF utiliza estos drones en los centros de detención? Silencio. Pero el interlocutor de Mediapart señala que las imágenes no se guardan, simplemente se visualizan en tiempo real: “Es una herramienta de observación, no una prueba. Si el telepiloto advierte una infracción, lo notifica al responsable, lo que deriva en intervención humana”. E insiste: “Es proporcionado desde el momento en que existe el riesgo de perturbar el orden público”.

¿No sería también una forma de mitigar la falta de agentes de Policía, en un momento en que varios sindicatos han pedido refuerzos en los CRA (cuya tasa de ocupación se ha disparado en el último año)?” Un dron equipado con cámara siempre verá, a 50 metros, mucho más de diez personas de pie, incluso en lugares estratégicos”, señala el Sicop. Dialogar y mediar es otra cosa.

El verano pasado, la prensa local informó de numerosos “casos de agotamiento profesional” entre los agentes de Policía del CRA (“una treintena” en dos años, según Le Télégramme), hasta el punto de que se había abierto una investigación interna.

“La actual política migratoria impone una pesada carga de trabajo a nuestros colegas”, denunciaba una fuente sindical de la Policía que se refería a una “gestión basada únicamente en números” y a una “situación que niegan quienes trabajan allí”.

Cimade (asociación para la defensa de los derechos de los extranjeros), que está presente en el CRA para prestar asistencia jurídica a los detenidos, los trabajadores insisten en recordar que ya se había instalado en primavera una nueva “red antilanzamiento”, apodada “red anti-kebab” porque los objetos “voladores” a menudo son comida (pero también cigarrillos, tarjetas SIM e incluso elementos peligrosos, en opinión de la PAF).

“Durante la instalación de esta red, las visitas de los detenidos se vieron restringidas porque la Policía estaba ocupada supervisando el trabajo”, dice Adrien Cornec. “¿Y ahora un dron? No veo lo que aporta. Por otra parte, a los detenidos les da la impresión de que están siendo criminalizados. Los CRA son aún más parecidos a las cárceles, contribuye a su carcelización. Y por supuesto, mete presión a los activistas”.

Tras una visita a Rennes en 2017, la responsable del control general de los lugares de privación de libertad (autoridad administrativa independiente) ya había señalado, en un informe, “la multiplicación de las alambradas de espinas, las concertinas y la videovigilancia destinadas a disuadir a los prófugos”, y mostraba su sorpresa por que “todas las contraventanas de las habitaciones [estuviesen] inmovilizadas, cerradas con candados”.

Si bien la institución reconoció la existencia de “incidentes”, lamentaba “la adopción de medidas exclusivamente de seguridad” como respuesta, “algunas de las cuales tienen un impacto excesivo en las condiciones de vida de los detenidos, su seguridad y sus derechos”. Y para evitarlo: “Estas medidas dan lugar a un sentimiento de encarcelamiento que puede alimentar las tensiones y socavar el respeto de la dignidad de las personas”. ¿Cómo reaccionará dicha responsable ante el uso de un dron?

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  Traducción: Mariola Moreno

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