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La tierra de nadie del periodismo español: la desregulación deja el código deontológico en papel mojado

Muy fan de...

Muy fan del Consejo Consultivo

Yo tenía una granja en África”, recordaba con nostalgia Meryl Streep en aquella maravillosa película de Sydney Pollack en la que Robert Redford le lavaba el pelo con dedicación, sensualidad y champú. Imagino a los expresidentes de la Comunidad de Madrid, al enterarse de que Cristina Cifuentes echa el cierre al comité de sabios de Madrid, recitando con ojos vidriosos de melancolía: “Yo tenía un Consejo Consultivo”. Muy fan.

El Consejo Consultivo se compone de personas que cobran por hacer el indio. Esto no lo digo en tono peyorativo, quede claro, me refiero al paralelismo del órgano autonómico con los consejos de ancianos que conocimos a través de las pelis del Oeste. Si aquellos se reunían, en torno a la hoguera y fumando la pipa de la paz, para asesorar al gran jefe cuando éste tenía que solucionar las movidas de la tribu, en el número 6 de la Gran Vía de Madrid, hacían lo propio los sabios Lentes cristalinas, Cejas pobladas y Mechón blanco, entre otros.

Con una diferencia, lo que decían los viejos sioux iba a misa, pero los informes elaborados por los miembros del Consejo Consultivo no son vinculantes. Esto vendría a ser como si aquellos hombres, arrugaditos a base de sabiduría y años vividos, entregaran sus consejos cargados de experiencia y Toro Sentado se los pudiera pasar por el arco... de las flechas.

Joaquín Leguina desmiente con rotundidad la inocuidad de estos informes. Asegura que la mayoría de las veces, a pesar de no ser vinculantes, los dictámenes que elabora el Consejo marcan las decisiones y que éstos suelen fallar a favor del ciudadano y en contra de la Administración.

Afirma Leguina que con el cierre del Consejo perdemos nosotros, los ciudadanos, dejando ver que la decisión de Cifuentes es como la maldición de otra rubia poderosa, la pitonisa Lola: “¡¡¡Madrileños, os voy a poner dos velas negras!!!”

Claro, esto habrá que verlo cuando tengamos elementos suficientes para comparar lo que hacían en el Consultivo con lo que harán los servicios jurídicos regionales –encargados de ejercer la función consultiva a partir de ahora– y para comprobar si, tal y como promete el gobierno regional, la medida ahorrará dos millones de euros al año, mu ricos.

Para lo que no hace falta esperar es para saber que los miembros “vip” del Consejo han perdido un curro guapo. Los consejeros tenían como misión reunirse, una vez por semana, para dar el visto bueno a los informes elaborados por los letrados funcionarios de carrera que curran en el Consejo. Por este repaso, percibían Leguina, Gallardón y González 8.500 euros brutos (5.500 netos), coche oficial y asistente. ¿Mola o no mola?

A este cargo vitalicio accedían automáticamente por su condición de expresidentes si lo deseaban. Y casi todos lo desearon. Gallardón, motero como es, fue raudo y veloz, 48 horas después de despedirse con lágrimas en los ojos del Ministerio de Justicia, aparcó la burra en el Consejo Consultivo. Yeah.

En cuanto al tiempo invertido, según la memoria del Consejo Consultivo de Madrid, durante 2013 se celebraron 67 reuniones. De este dato se deduce que Las chicas de oro se reunían más a menudo de madrugada en la cocina, a comer pastel y a despellejarse las unas a las otras.

Cristina Cifuentes, cumpliendo con su programa electoral y el acuerdo de investidura con Ciudadanos, ha decidido chapar el chiringuito. Confiesa en una entrevista en El País que alguno de los “ex” le ha trasladado su malestar... Ya visualizo el momento en el que los damnificados le reprochan a Cristina que juegue a eso de la “nueva política”:

–¿Tú también, Cifuentus, hija mía? Cifuentus

Se veía venir el descontento, la verdad. Leguina dice que es una barbaridad eliminarlo, Gallardón que sería inteligente contar con la experiencia de los que ya han gobernado y González, el último en incorporarse al chollo, debe de estar subiéndose por las paredes del ático, como Pepe Gáfez, aquel personaje de gafas gigantes que creó Arús en la tele de los noventa: “¡Que mala suerrrrrrte!”

Desde Los Panchos no habíamos visto a un trío con el corazón tan desgarrado:

♪ “De mi vida doy lo bueno, soy tan pobre ¡qué otra cosa puedo dar!”♪

Muy fan de... la boda de Maroto

Eliminado el Consejo Consultivo de Madrid, quedan otros muchos. Hay uno por Comunidad, con una excepción, Cantabria. Habría que preguntarse cómo pueden sobrevivir los ciudadanos cántabros sin este órgano autonómico “imprescindible”... ¿Tendrán súperpoderes a base de comer esas deliciosas rabas? En ese caso, que rulen las raciones por el resto del país.

Por acabar el texto con sentido del humor de altura, el Consultivo de Madrid lo creó Esperanza Aguirre en 2007 –a petición del Consejo de Estado, según asegura Leguina, con el fin de descongestionar el organismo estatal–. El de Madrid fue el último en ponerse en marcha y el más caro, pa’ chulos, nosotros.

Y es ahora cuando viene el chiste. ¿Sabéis por qué Esperanza Aguirre no forma parte del Consejo? Porque según sus propias palabras es una “persona polémico-mediática y podía ser nociva su presencia en el Consultivo”. Supera esto, Miley Cyrus.

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