Entre todo el colectivo variopinto que asistió a la rave del asalto al Capitolio, cómo no fijarse en Jake Angeli, el chamán de Qanon con su cornamenta, me he hecho muy fan de la pobre Elizabeth.
Elizabeth es una muchacha desolada que apareció sollozante ante un reportero. Resulta que ella puso un pie en el edificio que alberga las dos cámaras de representantes de los Estados Unidos y la policía, en vez de darle un algodón de azúcar, va y le rocía con gases lacrimógenos, ¡Oh my God!
Elizabeth, cebolla en mano –sí, han leído bien, en el primer segundo del vídeo deja ver una cebolla dentro de la toalla con la que se enjuga, o se provoca las lágrimas…–, se queja amargamente de que le hayan agredido los polis.
Bueno, más que llorar, Elizabeth hace pucheros, pucheros propios de niña mimada cuando está cansada o cuando pretende cansarte a ti, pero una no se cansa de mirarla. Es tan alucinante su amargura y tan representativa de la infantilización social reinante…
¿Qué parte de la gravedad del hecho en el que participaba no ha entendido la asaltante Disney? Voy a responder por ella: ninguna. La indignada trumpista cebollista no ha entendido nada. Ella cree que puede acceder por la fuerza a impedir que se ratifique la voluntad electoral de todo un país, como el que va a un musical. Y que tal hecho no tiene consecuencias.
Claro, en su defensa hay que decir que Elizabeth había recorrido 500 millas de Knoxville a Washington, arengada por Trump, ese ser que en modo “mira la magia de mi melena” dijo antes de ser elegido como presidente nacional y pesadilla mundial: “Podría disparar en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Esta visión de sus seguidores explicaría que, tal vez, la cebolla que lleva Elizabeth envuelta en la toalla, cual baby Yoda, tenga más capacidad analítica que ella.
La sensación de impunidad tiene dos caras, una más adulta y malvada, la que otorga el poder de quienes sienten que las reglas funcionan para todos menos para ellos. Trump, por ejemplo, ese pirómano que ahora se acelera para autoindultarse, no sea que arda en la barbacoa que ha encendido él…
La otra cara de la impunidad es más infantil, ingenua y pueril, es la de aquellos que, armados con una cebolla, creen que pueden acometer acciones gravísimas sin que estas provoquen consecuencias. Y les contraría tanto romperse una uña en el intento de arramplar con todo, que patalean desconsolados.
Le pregunta el reportero a Elizabeth por qué ha ido hasta allí y cuenta ella con su lacrimógena puesta en escena:
–¡A asaltar el Capitolio, es la revolución!
Tú lees esta frase en un libro de Historia y te imaginas que sale de los labios de una mujer más dura que el granito del monte Rushmore, una revolucionaria dispuesta a dejarse la piel en el pellejo, como Sofía Mazagatos, en la lucha por “su” causa. Pero no, Elizabeth fue a Disneylandia.
La pobre Elizabeth fue con su cebolla al Capitolio como la que va a Universal Studios a ver decorados de película. Y, claro, flipó, porque la policía, en vez de palomitas, le dio dos chufas… Criatura.
AQUÍ ELIZABETH, DISFRUTEN DE SU PERFORMANCE.
Estos foros tienen un aire onanista. Con pequeños matices entre unos y otros contertulios, todos deploramos el hecho de que un plutócrata ignorante y malvado concite tantas adhesiones. La única y terrorífica explicación es que los adeptos son ignorantes y/o malvados.
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Raquel, me has jodido el sueño que le comentaba en la noche del jueves a Ana Moreno.
Yo que iba a hacer una peli (tenía un millón de productores suplicándome) con una idea súper súper súper original y resulta que el “emperador” había dicho de salir a la 5ª avenida y… Luego, el pecador de la pradera cambió de idea y convocó a sus huestes al Capitolio, con el resultado que se vio el miércoles.
En serio, Muy, perdón, Raquel, felicidades has sido la primera que recordó “Podría disparar en la Quinta Avenida y no perdería votos”.
Salud para la gente decente.
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Un sábado más comparto tu pensamiento. Es desasosegante ver la inmensa cantidad de seguidores que tiene este "loco", ojo al loco, pero ojalá todos fueran cual Elizabeth, cebolla en mano...Daría menos miedo. Te busqué el pasado sábado, concienzudamente. Te eché de menos
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Esto me ha enviado un amigo desde Madrid: «1 año de comunismo y esto parece Moscú.» Osasuna!
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Ocultar 5 RespuestasElige mejor a tus amigos , la imbecilidad se contagia más rápidamente que el Covid .
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Todos tenemos amigos que sacaban malas notas. Hay que quererlos.
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Este amigo es un cómico que tiene mucho éxito. Todos los cómicos tienen público que no saben saborear su trabajo.
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Ocultar 2 RespuestasNi caso, estaba en modo vox y he tardado en caer en el chiste, la nieve... Moscú. Se me congeló la neurona.
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Ocultar 1 RespuestasCuidado. A las pocas horas de todo el follon, una encuesta decía que el 45% de los votantes republicanos apoyaban el asalto al Capitolio. ¿Tuvieron Hitler o Mussolini tanto apoyo antes de que el movimiento se adueña de la sociedad? So más de treinta millones de votantes los que apoyan el asalto. Cuidado con pensar que todo es obra de un fanático loco como Trump. Hitler y Mussolini también lo eran.
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Ocultar 2 RespuestasTiene usted razón. Cuando he leído el artículo he sentido más bien compasión que odio contra Elisabeth. Los verdaderos malvados no son estos desgraciados que se dejan engañar y que acaban fanatizados y poniendo los muertos. No les excuso, porque sus actos también causan muertos, pero los auténticos malvados son los que les engañan. Se trata de gente con mucho dinero que forman equipos de expertos, con psicólogos que son verdaderos conocedores de las reacciones humanas y que saben cómo embaucar a las masas.
Algunos nombres a nivel internacional: Charles de Ganahl Koch, Steve Bannon, Cambridge analítica, Murdoch. Los de aquí los conocemos bien, tanto políticos (en activo o en la sombra, como empresarios y propietarios de medios de comunicación y sus estrellas mediáticas.
Un cordial saludo.
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Ocultar 1 RespuestasDe todas formas, los otros, más pendencieros y aguerridos que Elizabeht, tampoco es que lo tuvieran mucho más claro, porque cuando lograron entrar a los hemiciclos no sabían muy bien qué tenían que hacer, deambulaban grabando con el móvil y haciéndose fotos para enseñárselas a sus nietos. Creo que en esos momentos pensaban que ya habían logrado su objetivo y que Trump seguiría gobernando otros 4 años.
Pero ojo, que, como ha dicho Dver en su comentario, los componentes de las las milicias nazis de Hitler tampoco es que fueran mucho más espabilados que estos del Capitolio...
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
Me gustaría buscar la causa de esta estupidez y creo que es la pobreza. Millones de alemanas morían de hambre y desesperación para respaldar a Hitler o millones de americanos del norte han pasado de una cómoda vida tipo Homer Simpson a estar endeudados hasta las cejas y tener que optar entre comprar medicinas, pagar sus deudas o alimentarse. Todo ello con una oligarquía financiera que se aprovecha de su desesperación y multiplica SU ODIO. Biden es un oligarca más como lo fue Obama la pobreza y la desigualdad generan odio y desesperación. Aprendamos la lección y que el gobierno priorice el IMV y la lucha contra la pobreza o las Elisabeth españolas vestidas de flamenca y con una pancarta de VOX asalten el Congreso
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