¡A la escucha!

La última de este año loco

Helena Resano nueva.

Suena un poco absurdo, pero refleja bien, una vez más, lo vulnerables que somos, lo frágil que es el equilibrio en este mundo globalizado: un golpe de viento, una tormenta de arena, y ¡boom!, el comercio mundial se echa a temblar. Otra vez.

El atasco en el canal de Suez es lo que le faltaba a este año loco. Ves la fila de barcos que se han ido agolpando en la entrada de ese canal y piensas que es la imagen que le faltaba a todo esto. El mapa lleno de puntitos verdes y amarillos parece el Tetris de las rutas marítimas, un videojuego de los años 80 en el que el desafío es cómo salir de ese laberinto sin chocarte con nadie más. El problema es que no es un videojuego. Decenas de cargueros se han quedado bloqueados en una de las rutas comerciales más utilizadas para el comercio que llega a nuestro continente y a nuestro país y también para lo que vendemos nosotros hacia fuera. Cada día pasan por esa vía unos 50 barcos, un total de 19 mil al año. En sus contenedores va de todo, textil, electrónica, muebles, pero, sobre todo, por ahí nos llega parte del petróleo y el gas que consumimos. Ahora mismo, no supone una amenaza de desabastecimiento, no, pero sí de que suban los precios y, de hecho, ya han empezado a hacerlo.

Quedarse ahí o dar un rodeo enorme. Es el dilema de los capitanes y de las navieras que tienen millones de dólares en mercancía parados en ese punto. Los expertos ya han dicho que va a llevar semanas poder sacar ese carguero de ahí. La mala suerte ha hecho que ese enorme barco sea uno de los más grandes del mundo y, encima, que en ese momento fuera cargado hasta arriba de contenedores. Se ha cruzado, además, para rizar más el rizo, en el punto donde el canal se estrecha, por el que sólo puede pasar un barco. Así que hasta que no lo saquen de ahí, esa ruta quedará cancelada. Y mientras, en miles de compañías y negocios echan números para saber qué hacer, qué solución tomar. Bajarse hasta Sudáfrica, rodear todo el continente y llegar a su destino con mucho retraso y con un sobrecoste por el combustible gastado o esperar a ver si las embarcaciones que están intentando sacar a ese carguero obran el milagro y lo desbloquean antes de lo pensado. Esperar. El verbo que más estamos conjugando en este año. Esperar. Pero, claro, a muchos les ha pillado con la paciencia al límite, rebosando casi el vaso.

Las imágenes que llegan de cómo se está intentando sacar al carguero dan hasta un poco de lástima: una excavadora enana, que parece sacada de los Legos de nuestros hijos, intentando remover la tierra, hacerle hueco enano en la orilla a ese enorme barco para que pueda maniobrar. Si no fuera porque esto nos va a costar dinero, diría que me da hasta cierta ternura.

El guionista de este año loco ha querido rematar toda esta historia con una nota de humor: al parecer, según los datos de seguimiento de la ruta que trazó el carguero antes de encallar, el barco dejó sobre el mapa un dibujo un tanto surrealista. La embarcación, según shipfinder.com, dibujó un enorme pene antes de encallar. Como lo oyen: su responsable asegura que esto no es un fake, que los datos están ahí. Yo, qué quieren que les diga, ya con esto apago y cierro. Desconecto unos días y me siento a ver cuál es la siguiente que nos ha preparado el cachondo de este 2021. Va a tener que superarse porque va para el Óscar.

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