Plaza Pública

El Estado va de funeral

Los reyes durante la ofrenda floral.

Jorge A. García

Hoy se ha celebrado una ceremonia-funeral de Estado en recuerdo de las víctimas del covid-19; una práctica inédita en España, a pesar de declararnos un país constitucionalmente aconfesional a priori y a posteriori .

Este estreno no ha gustado a ciertos sectores, que han anticipado sus propios intereses ideológicos en celebraciones de corte confesional, en claro intrusismo sobre las atribuciones del Estado constitucional. Solapar funciones para visualizar un interés privado que determine la validez emocional de los sentimientos ciudadanos para reconducirlos a una propia parcela dogmática.

De manera básica y pedagógica, un funeral de Estado es la máxima expresión constitucional de respeto, reconocimiento y honra a nuestros conciudadanos fallecidos durante la pandemia, sin distinción de credos, raza, sexo o condición social, cumpliendo así con los artículos 14 y 16.3 de la vigente carta magna.

Una despedida solemne que hace el pueblo a través del Estado y de todas sus instituciones de manera democrática e igualitaria, ensalzando los valores de lo común y preservando y respetando siempre lo íntimo para el ámbito privado. Se trata de sumar sin distinciones, de poner nombre sin olvidarse de nadie, de unirse y compartir un dolor al que nadie es ajeno.

Un pueblo plural llamado a un adiós firme y convencido de que, por encima de ideologías y creencias o no creencias, alberga el cálido manto que emana de la soberanía nacional para honrar y dignificar a nuestros muertos.

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Jorge A. García es presidente del Movimiento Hacia Un Estado Laico (MHUEL)

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