Plaza Pública

El fascismo digital ataca la democracia

Seguidores de Trump, en el asalto al Capitolio este miércoles.

Odón Elorza

El trumpismo empezó como un fenómeno populista, nacionalista, supremacista y autoritario. Una mezcla reaccionaria que fue degenerando para acabar en actitudes de violencia y rechazo a las reglas de la democracia.

Los acontecimientos finales vividos en el Capitolio demuestran que el trumpismo es la expresión de un nuevo fascismo en la era digital. La falsa acusación de Trump de un fraude electoral se ha convertido en el eje de una estrategia de FASCISMO DIGITAL basado en la desinformación, las fake news y la manipulación de la opinión pública. El móvil y Twitter han sustituido a las pistolas y las crónicas golpistas.

Trump, que no ha reconocido su derrota y niega legitimidad a un Gobierno de Joe Biden y Kamala Harris, es el inductor y, por tanto, el responsable del asalto violento al Capitolio de Estados Unidos. Ha sido la culminación de una campaña premeditada de crispación y confrontación crecientes para desestabilizar las bases de la democracia americana.

Pero lo que es más grave aún es que 74 millones de electores hayan apoyado con su voto a Trump y sus tesis, como demostración de que no creen en la democracia y apuestan por liderazgos autoritarios que reinventan a un enemigo exterior a quien culpabilizar de nuestros males.

Todo ello supone un aviso para las democracias que sobreviven en nuestro planeta. Porque se impone una reflexión a fondo para recuperar la credibilidad del sistema institucional democrático en medio de una pandemia imparable que ha acelerado las crisis y una globalización que provoca incertidumbres y miedos a millones de personas en todo el mundo.

El mismo discurso trumpista se utiliza por la extrema derecha que constituye una amenaza para la DEMOCRACIA y deben ser objeto de aislamiento, como todo tipo de extremismos, mediante el reforzamiento de la democracia y un ejercicio de la política desde la ética y la búsqueda de la igualdad y la justicia social.

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En España, digámoslo claro, el trumpismo tiene sus “representantes”. Están en partidos de la derecha extrema, en sectores nostálgicos del franquismo y entre los profesionales del periodismo que desprecian una información veraz e inyectan odio en sus escritos e intervenciones.

Sin embargo, para Pablo Casado el responsable de lo que está sucediendo en USA es... el Espíritu Santo. El PP no ha realizado una condena expresa de la actitud de Trump y en sus comentarios de lo acontecido se va por los cerros de Úbeda. Bueno, eso estos días. En breve echará la culpa de todo a Pedro Sánchez, al Gobierno ilegítimo y a las izquierdas bolivarianas o chinas.

Odón Elorza es diputado del PSOE por Gipuzkoa

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