Partidos políticos

¿Qué es de Equo?

Juantxo López de Uralde, con Reyes Montiel e Inés Sabanés en el I Congreso de Equo, en julio de 2012 en Madrid.

Equo se acerca a su año II. Fue en junio de 2011 cuando una treintena de organizaciones ecologistas alumbraron un nuevo partido verde. Luego, casi sin tiempo, llegó la asamblea constituyente. Luego, la frustración de las elecciones generales. Luego, en julio de 2012, el primer congreso. ¿Y ahora qué?

Equo sigue vivo. “Consolidándose” y en fase de “expansión territorial y de elaboración teórica”, como dice ufano Juan López de Uralde, coportavoz del partido y alma máter indudable del proyecto desde sus primeros balbuceos, allá por 2010, cuando dejó Greenpeace para intentar agrupar en una sola formación toda la constelación de fuerzas ecologistas.

Uralde, como el resto de sus compañeros, se siente satisfecho por los pasos conquistados. Por el crecimiento “sostenido” de militantes, por el mayor grado de conocimiento público, por las buenas vibraciones que trasladan las encuestas –sin ir más lejos, el último sondeo de Metroscopia para El País, que le sitúa en el 3,8%, a poco más de un punto del 5%, la barrera a partir de la que se puede soñar en escaños–. Y, desde luego, por la entrada en el Partido Verde Europeo, que ya se toca con la punta de los dedos. Si nada se tuerce, llegará en una semana, cuando el Consejo de Primavera del PVE se reúna en Madrid. El siguiente gran reto serán los comicios europeos de 2014. Una cita crucial y en donde todo apunta a que Equo comparecerá con sus aliados en solitario, aunque todavía queda una larga negociación por delante.

Llegar hasta aquí, hasta la primavera de 2013, no ha sido fácil. Sobre todo porque no fue fácil apencar con los resultados del 20-N, donde los 216.748 votos fueron insuficientes para lograr un escaño en Madrid. Sí lo tuvo en Valencia, aunque compartido con Compromís, la coalición de la que forma parte el Bloc. “Nos pusimos el listón muy alto, queríamos entrar en el Congreso a la primera. Aquel fue el momento más complicado, pero ni nosotros ni nuestra gente tuvimos dudas de que era necesario un proyecto como este. ¿Desistir? Nunca”, rememora Reyes Montiel, coportavoz de Equo, con Uralde –todas las estructuras son paritarias–y exdiputada madrileña de IU. “La gente trabajó mucho para aquella campaña, así que hubo que hacer un esfuerzo por coger mayor ritmo y seguir con el proyecto con pocos medios y recursos”, coincide Inés Sabanés, colíder de Equo en Madrid y también exdiputada autonómica de IU.

1.500 militantes, 16.000 simpatizantes

Con el congreso de julio, las bases revalidaron su confianza en Uralde y Montiel, se eligió a la nueva ejecutiva y se perfilaron las aristas organizativas e ideológicas. Así, Equo se definió como un partido progresista, republicano, federal y laico que defiende la ecología, la profundización democrática, los derechos humanos, la equidad, un modelo económico y social “más sostenible medioambientalmente y justo socialmente”. No aparecen (ni las quieren) las etiquetas clásicas: ecosocialistas, rojiverdes...

Hoy, el partido contabiliza unos 1.500 militantes. O 1.900, si se computan las bases de los partidos asociados en la Comunitat Valenciana –Iniciativa del Poble Valencià (IdPV), y Els Verds-Esquerra Ecologista (EV-EE)– y Baleares (Iniciativa Verds). Madrid, con 600 afiliados, y Andalucía, con unos 450, son los bastiones más fuertes. Pero Uralde y su equipo se fijan casi más en el número de simpatizantes inscritos: 16.000 en todo el país, "muchos para una fuerza nueva y con pocos recursos, que no tiene ni crédito ni subvenciones y con poco acceso a los medios", reseña el coportavoz.

Y, también, con poca presencia institucional, razón por la que es vital, continúa, "la consolidación del proyecto en todo el país, fortaleciéndolo donde no tiene presencia". Según las cuentas del coordinador de territorios, Alejandro Sánchez, dispone de unos 18 concejales propios, que proceden de siglas ahora bajo el paraguas del nuevo partido, ya que Equo no concurrió en las municipales y autonómicas de 2011. A ellos hay que sumar los ediles de IdPV y EV-EE (más de 40) e Iniciativa Verds (16). Tiene un diputado en el Congreso de Compromís-Equo, Joan Baldoví, y cuenta con los parlamentarios autonómicos de Valencia (tres del total de seis del grupo de Compromís) y Baleares (dos de los cinco del grupo Més, que comparte con el PSM). 

Tanta importancia como la "expansión territorial" la tiene, para los jefes del partido, la articulación del proyecto de "ecología política" y la "involucración" con las luchas ciudadanas. Empezando por el 15-M. Montiel: "Nosotros somos de esos, de los indignados o defraudados con la política tradicional. Equo es una expresión de esa situación. Somos esa gente". Y siguió después. "Estamos trabajando con muchos movimientos sociales, participando de las mareas, implicándonos en la pelea por la sanidad pública, igual que ahora apoyamos la consulta por la sanidad... A la vez, estamos profundizando en la alternativa económica, en el impulso de la economía verde como forma de generación de empleo", desgrana Uralde. Destaca asimismo la campaña Reinicia la democracia, donde pide la dimisión de todo el Gobierno y la convocatoria de un proceso constituyente, "con participación ciudadana directa", como vía para salir de la crisls. Entre las propuestas, conquista de la III República, auditoría de la deuda, banca pública, reforma fiscal progresiva, empleo en sectores sostenibles, nuevo modelo energético, Ley de Transparencia total, democratización de los partidos, garantía de los derechos sociales (vivienda, sanidad, educación, trabajo) o renta mínima. 

"Espaldarazo" llegado de Europa

Equo espera recibir la nota de su examen en unos pocos días. En una semana se confirmará su entrada en el PVE. Lo del examen es literal, porque miembros de la organización supranacional viajaron el mes pasado hasta Madrid para entrevistarse con responsables de la formación y representantes de medios de comunicación y organizaciones sociales, sindicales y políticas y comprobar así si Equo cumple los estándares exigidos por sus compañeros europeos. No se detectaron problemas, así que el domingo que viene el Consejo de Primavera aprobará previsiblemente su integración en el PVE, al que sólo pertenece otra fuerza política española, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), con quien Equo precisamente firmó en septiembre de 2011 un protocolo de relaciones

El acceso al PVE supondrá para Equo "un espaldarazo" a un partido "con clara vocación europeísta", como resume Pepa López, responsable de Comunicación de la ejecutiva federal. "Queremos cambiar Europa desde el PVE, y trabajar en España por un proyecto que mire a Europa", añade. 

Hablar del PVE y de Europa conduce inexorablemente a hablar de las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, el reto "clave" para Equo, reconoce Uralde, el que decidirá su ser o no ser. Y lleva a hablar, claro, de las alianzas. 

Simpatizantes de Equo en la manifestación del pasado 23-F.- EQUO

Primero, "no hay descartado", convienen todos los dirigentes consultados por infoLibre. No hay negociaciones en marcha y aún queda trecho. Pero es casi imposible no oír los llamamientos a favor de una Syriza española, de un frente amplio de izquierdas. López advierte de que hoy no valen ya "las alianzas de siglas a la vieja usanza, los acuerdos por arriba, cupulares", en los que las fuerzas se reparten "los puestos de una lista", porque los pactos "deben nacer desde abajo". Montiel y Sabanés lo sintetizan en otra frase: pasar "de las casas comunes" de la izquierda a "las causas comunes". "Tras estos movimientos ciudadanos, el 15-M, las mareas... quien piense que esto se arregla con pactos por arriba se equivoca. Los partidos ya no tienen la interlocución con los ciudadanos. Los ciudadanos quieren procesos participativos, primarias, que se gobierne con ellos, no un despotismo ilustrado. No se puede hacer lo mismo de siempre con los mismos de siempre", resuelve la coportavoz federal.

Alianzas ciudadanas sí... pero el modelo no es Beppe Grillo

Sabanés atribuye "buena voluntad" a los que, como Izquierda Abierta, el partido de Gaspar Llamazares, proponen los bloques amplios, pero discrepa del análisis. Cree que puede aumentarse en algo la representación, "pero no sirven para conquistar mayorías sociales". Montiel rechaza que Equo actúe con egoísmo. "No, es ganarse la calle. Nosotros estamos en la calle. No hay que escudarse en los partidos y creer en alternativas limpias que cambien el estado de cosas". "Es plantear las cosas con rotundidad –converge Sabanés–, es otra forma de construir la política, desde abajo, dejando que la ciudadanía tome el control". López rotula Equo como "un proyecto de innovación política", "rompedor". Las tres reconocen que, en cuestiones programáticas, hay "puntos en común" con fuerzas como IU, como la denuncia de "la barbarie del neoliberalismo", pero Equo no quiere renunciar a su otra pata, a la "ecología política", a la apuesta por un modelo de crecimiento sostenible y no por el "desarrollismo económico". 

Los dirigentes de Equo señalan dos ejemplos en los que mirar: la Asamblea Ciudadana de Sevilla y, sobre todo, la experiencia de Compromís. La primera surgió el pasado marzo, y en ella confluyeron activistas y miembros del 15-M, ATTAC, Democracia Real Ya, Foro Social, Sindicato Andaluz de Trabajadores, CUT-BAI o Primavera Andaluza y militantes de IU y la propia Equo. El objetivo, cuenta Esteban de Manuel, coportavoz de Equo Andalucía y participante de la asamblea, es "intentar montar una candidatura más ciudadana, integrada por personas de todo tipo que piden un cambio de rumbo ante un estado de emergencia social". "La confluencia es más fácil desde la base. Este experimento a escala local luego puede fluir hacia arriba. Es una fuente de esperanza", sostiene. 

¿El referente es el Movimiento 5 Estrellas, liderado por el cómico italiano Beppe Grillo? Respuesta unánime: no. Equo aplaude su demanda de "radicalidad democrática". Pero no basta con eso. Al mismo nivel debe situarse, apuntan, la "alternativa para salir de la crisis", con un tinte ideológico, un programa de mínimos. "Estamos para construir un espacio de ecología política claro, de radicalidad democrática y derechos civiles y ciudadanos. Espacio amplio pero definido, no difuso como el de Grillo", precisa Sabanés. Completa Uralde: "No somos un tsunami como Grillo, sí una marea verde que va subiendo". 

Equo tiene aún dos años. Pero Compromís tiene una andadura más larga y exitosa: seis escaños en las Cortes Valencianas en 2011 (uno más que IU), 387 ediles en total, más de un 7% de los votos. "Es el espejo –comenta entusiasta Sánchez–. Viene de la vieja política pero es un fenómeno nuevo que ha sabido entender qué hay en la calle y que tiene gente tan buena como Mònica". 

Oltra: "La gente ha perdido el miedo a votar distinto,  sumar no siempre multiplica"

Mònica es Mònica Oltra, la portavoz adjunta de Compromís en el Parlamento valenciano. Una mujer que se ha hecho oír con fuerza como látigo de Francisco Camps y Alberto Fabra. Oltra cree que más que exportar la fórmula Compromís, se trata de "compartir la lucha contra la injusticia, la batalla contra los abusos" y "defender los derechos de la gente, la dignidad humana", edificando un "proyecto horizontal, que aúne sensibilidades diferentes". 

Le une a IU y otras fuerzas "los ideales emancipatorios", pero la diputada sostiene que la gente quiere "otra dialéctica", otra forma de responder a sus problemas, "desde el siglo XXI". En ese sentido, considera que la política de frentes amplios "tiene cierta perversión". "Los ciudadanos no entenderían una especie de pasteleo entre formaciones políticas para sacar más votos. Lo calan enseguida. Sumar no siempre multiplica. Me encantaría que hubiera proyectos amplios de la izquierda, pero si se hacen sobre la base del interés no funcionan". Recuerda que, antes de las municipales y autonómicas de 2011, proliferaban las teorías "sesudas" de que era mejor que IU y Compromís concurrieran juntos. Al final, "la realidad superó la leyenda urbana con creces", y las dos fuerzas se sentaron en las Cortes, con seis y cinco años cada una. "Y es que la gente ha perdido el miedo a votar distinto", a arriesgar, repite. 

Equo sí se integró en la candidatura Alternativa Galega de Esquerda (AGE), con IU, la Anova de Xosé Manuel Beiras y Espazo Ecosocialista, aunque no en puestos de salida. La coalición debutó en las autonómicas de 2012 y triunfó: nueve diputados de una tacada. El experimento se conoció como la Syriza gallega. ¿Extrapolable? "Las bases lo apoyaron entonces y, de cara a europeas, lo decidirán en última instancia ellas también", zanja Uralde. 

El referente es Baldoví, no ICV

La oposición madrileña exige cuentas a González por los lazos de Capio con Caimán

A priori, por tanto, parece difícil la convergencia. Pero la papeleta la tiene realmente ICV. Los ecosocialistas de Joan Herrera prometieron en 2011 concurrir a las europeas con Equo, y a la vez mantienen su alianza con IU y su marca catalana, EUiA. El equipo de Uralde se teme que al final ICV optará por la federación de Cayo Lara. "Lo respetamos. Ellos verán. Cada uno debe estar donde cree que debe estar. Que lo explique. Si al final hay candidaturas separadas, nos tendremos que presentar en Cataluña", advierte Montiel. Por ahora, y prueba de que las relaciones son más frías, el cordón umbilical con el Congreso es Baldoví, no los dos parlamentarios de ICV, miembros de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA). 

Muchas piezas del rompecabezas faltan por ajustar. Equo se aferra al optimismo, al convencimiento de que su espacio engordará, como le indican encuestas de institutos privados como Metroscopia o Celeste-Tel, que hasta les pronostica un escaño en generales por Madrid.  

Uralde confía en sus fuerzas. "Nuestra influencia es mayor que nuestra presencia institucional. Lo cual no está mal. La ecología política y la profundización democrática están más presentes en la discusión política". Se reserva para el final una frase lapidaria: "Sí, ahí estamos. Aquí seguimos, cuando algunos apostaron por nuestra muerte desde el principio". 

Más sobre este tema
stats