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El debate de investidura

Iglesias: "No nos propongan ser un mero decorado en su gobierno porque no lo podemos aceptar"

Pablo Iglesias (Unidos Podemos) en la tribuna del Congreso de los Diputados durante el debate de investidura

Una única alusión de Pedro Sánchez en su discurso de la mañana de este jueves a Unidas Podemos, que se supone su socio prioritario, dirigió todos los focos a la intervención de Pablo Iglesias, que subió a la tribuna de oradores después de que lo hicieran Pablo Casado (Partido Popular) (Partido Popular) y Albert Rivera (Ciudadanos). Si las palabras de Iglesias pudieran servir de termómetro del estado del pacto, podría decirse que este todavía está en pañales. Muy en pañales. Tanto como que para que el líder del partido morado, cerrase de forma definitiva su turno de palabra con una seria advertencia: si hay elecciones por la cerrazón de Sánchez a pactar con Unidas Podemos "no será presidente de España nunca".

El líder de Unidos Podemos hacía uso de la palabra habiendo sido testigo de cómo Pedro Sánchez dedicaba gran parte de la réplica a Casado y Rivera a pedir sus abstenciones, una actitud que había irritado no poco en las filas del partido morado y que no mejoraba el malestar que ya habían exhibido tras escucharle en la intervención inicial. Iglesias no ocultó su enfado: "Llama la atención que insista en pedir la abstención a Partido Popular y Ciudadanos. Le pido que no se la pida también a Vox", diría con cierta ironía.

Sin avances en las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos, el presidente de la formación morada pidió a Sánchez que respete a sus 3,7 millones de votantes y no les propongan ser "un mero decorado en su gobierno".  "Porque no lo podemos aceptar", completó. "Necesitamos competencias y responsabilidades de gobierno acordes con nuestro peso electoral", subrayó.

Iglesias relató cómo han sido sus negociaciones con el PSOE en las últimas semanas. Una narración en la que insistió en las cesiones de Unidas Podemos, la principal, la de ofrecer quitarse del medio para que el pacto no descarrilase. Se trata de algo, dijo, que es inédito. En ningún país se veta al presidente del partido con el que una formación se quiere coaligar, explicó. También recordó la renuncia a ministerios de Estado. "Pedimos respeto y reciprocidad.

Creo que los españoles no entenderían que un exceso de arrogancia hiciese perder la oportunidad histórica de que este país tuviera un gobierno de coalición".

El tono de enfado de Iglesias creció a medida que iba escuchando unas réplicas de Sánchez en las que, por momentos, el socialista parecía enfriar su voluntad de acuerdo con Unidas Podemos. Le dijo que, a su juicio, "un dirigente político no mide su altura por los votos que tiene, mide su altura por la capacidad de llegar a acuerdos". Y dejó claro que no van de farol, que su apoyo no es gratis. "Nosotros somos una fuerza política modesta, joven, pero no nos vamos a dejar pisotear mi humillar por nadie".

A vueltas con el artículo 99 de la Constitución

Iglesias había arrancado su discurso echando en cara a Sánchez que su primera oferta de pacto en su discurso de investidura haya sido una reforma del artículo 99 de la Constitución: "Si los ciudadanos quisieran que su partido gobernara solo le habrían dado la mayoría absoluta", se quejó.

"Usted quiere reformar el artículo 99 para que una fuerza política pueda formar gobierno con menos del 30% de los votos es una propuesta legítima pero va en contra de la Constitución de 1978", añadió Iglesias. Y remató: "Si los ciudadanos quisieran que su partido gobernara solo, le habrían dado la mayoría absoluta".

El paso atrás de Iglesias

“No debo ser la excusa del PSOE para que no haya un gobierno de coalición de izquierdas. Estar o no en el Consejo de Ministros no será un problema siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos”. Con este mensaje, escrito en su perfil de la red social Twitter, Iglesias se echaba a un lado para dejar a los socialistas desnudos de líneas rojas de cara a la formación de un Gobierno de coalición con el partido morado.

El silencio en ambos bloques durante todo el fin de semana es una muestra de que se han sentado a negociar. Pero tanto desde el PSOE como desde Unidas Podemos no se atrevieron este lunes a dar nada por cerrado. Saben que el tiempo apremia, pero creen que es posible, antes de la segunda votación del jueves, en la que se requiere mayoría simple, que ya esté cerrado tanto el acuerdo programático como el reparto de carteras ministeriales. Este último punto es el más delicado y complejo. Porque el hecho de que Iglesias se apartase no elimina todos los obstáculos de golpe.

Fuentes conocedoras del proceso, aseguran que Pablo Echenique y la vicepresidenta Carmen Calvo se reunieron en la mañana de este lunes en el marco de las negociaciones para la investidura y que el encuentro había culminado sin avances importantes.

Por alusiones, poco tenía que responder Iglesias a Sánchez. Porque el presidente del Gobierno hilvanó un discurso más pensado en la oferta de pactos de Estado que en buscar el apoyo de su socio prioritario y explicar el estado de las negociaciones. El viernes, tras conocer que Iglesias daba un paso atrás, ya habían advertido desde el Partido Socialista: primero, el programa, después, los cargos. Tan sólo hizo una mención al partido morado, y muy de pasada, al final de una intervención de dos horas de duración.

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Gloria Elizo, dirigente de Unidas Podemos y vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, quiso poner el foco en cómo Sánchez había esquivado que necesita a Unidas Podemos: "Parece que Pedro Sánchez no entiende que ya no existe bipartidismo ni tiene mayoría absoluta. Que el discurso de partido único y político distante sin referencia a los problemas concretos de la gente no puede ser la solución a tres meses con el país paralizado", escribió en su perfil de la red social Twitter.

 

 

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