La portada de mañana
Ver
El PSOE se lanza a convencer a Sánchez para que continúe y prepara una gran movilización en Ferraz

Crisis del coronavirus

Los estudiantes preparan la EBAU más atípica entre la ansiedad, la incertidumbre y demandas de gratuidad en las tasas

Imagen de archivo de un examen de selectividad.

Cuenta atrás para las pruebas de acceso a la universidad. El alumnado mira a la Evaluación de Acceso a la Universidad (EvAU) o Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) con el peso de la pandemia a sus espaldas. Lejos ha quedado el debate en torno a una selectividad única, que el pasado verano volvió a orbitar en torno a las pruebas. Este año, las particularidades prevén un escenario sin precedentes que la comunidad educativa trata de afrontar y que los más de 200.000 alumnos que se presentarán a la prueba gestionan sin muchas certezas.

Las recetas son distintas en los diferentes países: Italia sustituye el examen por una prueba oral y Francia lo diluye en una evaluación continua. En España, la conferencia sectorial celebrada a finales de marzo entre las comunidades autónomas y el Ministerio de Educación sentó las bases de lo que sería la prueba de acceso. El principal requisito tiene que ver con asentar una "opcionalidad abierta" que permita mayores alternativas en su modalidad, con el fin de que los alumnos tengan mayor margen de elección, lo que en absoluto se traducirá en "una prueba más fácil". Si anteriormente el examen se estructuraba en base a dos opciones, de manera que el alumno debía escoger una, la prueba ahora permite alternar un número determinado de preguntas seleccionadas por el estudiante.

El BOE publicado el 22 de abril concreta que se realizará "una prueba por cada una de las materias objeto de evaluación" y en cada control el alumnado "dispondrá de una única propuesta de examen con varias preguntas". El alumno responderá, a su elección, a un número de preguntas determinado previamente por cada comunidad. En añadido, "al menos el 70% de la calificación de cada prueba deberá obtenerse a través de la evaluación de estándares de aprendizaje" considerados esenciales, mientras que las administraciones educativas podrán completar el 30% restante.

Las medidas de seguridad serán fundamentales también para la realización de las pruebas, aunque el grueso de ellas son de sobra conocidas para alumnado y profesorado. El Ministerio de Educación elaboró una guía con las recomendaciones básicas, que cada comunidad ha ido adaptando en función de sus recursos. Ampliar el número de sedes, escalonar las entradas, reforzar la higiene de manos, garantizar la distancia de dos metros, fijar una limitación del aforo y promover el uso de mascarilla serán algunos de los protagonistas.

En ese sentido, Extremadura ha seleccionado ya dieciocho sedes para los exámenes, Asturias ha habilitado catorce recintos de nueve concejos, Cantabria prestará 25 espacios repartidos en quince municipios y Castilla y León contará con 53 sedes. Dará el pistoletazo de salida Navarra, a partir del próximo 23 de junio. La seguirán Extremadura y Asturias, con exámenes desde el 30 de junio. Canarias y la Comunidad de Madrid, por su parte, han optado por extender los tres días tradicionales de exámenes a cuatro. Cantabria y La Rioja cerrarán, el 10 de julio, la convocatoria ordinaria.

Clases de repaso y preparación

¿Cómo llegan los alumnos a las pruebas? Para Daniel Sierra, portavoz de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (Canae), la posibilidad de haber recibido clases de repaso puede marcar la diferencia. Algunas comunidades han permitido al alumnado asistir a las aulas con el fin de preparar las pruebas de acceso a la universidad, un apoyo que puede resultar clave para el alumnado, aunque el seguimiento no ha sido especialmente exitoso. En Madrid, CCOO calcula que apenas un 5% de los alumnos de Segundo de Bachillerato dieron el paso de asistir a las aulas. Los datos no casan con los oficiales, que sitúan en un 33,42% el porcentaje de alumnos que acudieron a los centros desde el martes, primer día de reapertura.

En este punto, la enseñanza online aparece como la alternativa por excelencia. Las pruebas de selectividad servirán también para evaluar los resultados de una educación telemática inédita hasta el momento. Enrique P. Mesa imparte clases de Filosofía a alumnos de Segundo de Bachillerato en el IES Las Musas (San Blas, Madrid). El profesor, que también será corrector en la EvAU, lo tiene claro: "La educación a distancia no ha funcionado". Es, a su juicio, fundamental partir de esta premisa para analizar las pruebas de este año.

"Teniendo en cuenta lo que ha pasado, la decisión respecto a los exámenes ha sido bastante positiva", porque sin llegar a "cambiar la prueba, es mucho más libre". Permite, en esencia, que "un alumno, sin haber dado todo el temario, cubra el examen". Objetivamente, aclara el docente, el control "sí es más fácil comparado con otros años, pero no lo es para estos alumnos", que en el fondo "han dejado de recibir clase en marzo". El temario de Segundo de Bachillerato "hay que explicarlo, no es tan sencillo como para prepararlo por cuenta propia", aclara. Se trata de una prueba, por tanto, que se ajusta a las competencias adquiridas este curso.

Francisco García, responsable de Enseñanza en Comisiones Obreras, confía en que los pasos seguidos hasta el momento hayan ido encaminados a celebrar unas pruebas con garantías. A nivel académico, "generar una opcionalidad mucho mayor para escoger temas" suple las evidentes carencias del último trimestre. "El profesorado toma en consideración la situación que hemos vivido", señala, y añade que "se ha trabajado lo mejor posible por medios telemáticos, porque la vuelta al centro ha sido muy reducida y en muchas comunidades inexistente". En todo caso, subraya, "no podemos analizar este año como si fuera un año ordinario", de manera que todos los actores implicados "actuarán tomando en cuenta la excepcionalidad del momento".

La principal preocupación del sindicato, relata su portavoz, tiene que ver con las medidas de salud y seguridad. Habla de garantizar la distancia física, los protocolos de seguridad e incluso desliza la posibilidad de una cuarentena para los propios exámenes, para evitar que el papel sea vector de transmisión entre alumnado y profesorado. Algunos sectores han apostado ya por la digitalización de las pruebas como posible atajo.

Tasas y ansiedad

Y si algo ha mostrado la crisis del covid-19 es la desigualdad que atraviesa al sistema educativo. Por este motivo, y ante las evidentes secuelas económicas que deja la pandemia, algunas voces claman por la exención de las tasas para las familias más desfavorecidas. El grupo de Más Madrid lo ha solicitado así en la comunidad y una petición en el mismo sentido, iniciada por un profesor, reúne más de 17.500 firmas. En Castilla-La Mancha, también IU reclama la gratuidad de la prueba y lo mismo ha hecho Adelante Andalucía en su comunidad. En Canarias ya se ha decidido así. Las familias con menos recursos económicos no deberán abonar los 76,12 euros que cuesta la prueba en las islas. Los mismo ocurrirá en Asturias, donde las familias con dificultades no deberán pagar los 115 euros por la realización de la prueba.

Una decisión que los alumnos aplauden. "Es una medida fantástica, no entendemos muy bien que haya que pagar la prueba de acceso", especialmente teniendo en cuenta "las diferencias por comunidades", defiende Sierra. En ese sentido, confía en que la decisión se contagie en otros territorios y no se ajuste únicamente a la excepcionalidad del momento: "Esperemos que sea algo que se quede y vaya adhiriendo a más personas". Coincide el profesor Enrique P. Mesa, quien entiende que "sería una medida necesaria no ahora, sino todos los años".

García lo celebra también. "El confinamiento ha hecho aparecer brechas con más fuerza" y ha contribuido a apuntalar la desigualdad en el sistema educativo. "Cualquier medida que tienda a reforzar la igualdad de oportunidades es positiva, porque la no presencialidad agranda esas brechas", explica el sindicalista.

Exámenes 'online' frente a pruebas presenciales: la selectividad y el nuevo curso abren la puerta a un cambio en el modelo de evaluación

Exámenes 'online' frente a pruebas presenciales: la selectividad y el nuevo curso abren la puerta a un cambio en el modelo de evaluación

La excepcionalidad origina además un importante impacto psicológico. Aunque Sierra reconoce que tradicionalmente se trata de una época de especial estrés para los adolescentes, sí percibe que "este año en general la gente está muy agobiada" porque se "juega su futuro" en un contexto de total inestabilidad. La intuición del joven la expresa un reciente estudio elaborado por psicólogos e investigadores. La incertidumbre, concluye el estudio, incrementa la posibilidad de experimentar niveles elevados de ansiedad entre el alumnado. Si hasta un 25% de los jóvenes puede enfrentarse a los exámenes bajo ansiedad en condiciones normales, este año las previsiones hacen pensar que el problema aumentará.

"Es posible que el alumnado, ante una situación tan excepcional y sobre todo ante una exigencia tan importante, esté más estresado", reflexiona García. También el personal docente encara el final del año académico con importantes secuelas a nivel psicológico. "Ha habido que reinventar la profesión en 24 horas", recuerda el sindicalista, quien remarca lo complejo del seguimiento individualizado y lo intrusivo del teletrabajo en la vida personal.

Respecto a un posible descenso en el número de alumnos que se presenten a la prueba, Sierra cree que el principal perjudicado por el abandono escolar, producto de la crisis, es el tramo correspondiente a la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), precisamente la etapa con mayores tasas de abandono. "Quienes llegan a Bachillerato tienen un perfil distinto", así que no parece que el covid-19 vaya a tener consecuencias en ese sentido, si bien es posible que más gente opte por la convocatoria extraordinaria para ganar tiempo, prevé el representante estudiantil.

Más sobre este tema
stats