Crisis del coronavirus

Los expertos creen que Madrid debe confinar sus grandes núcleos urbanos y plantearse el cierre de la comunidad

Una mujer sale del centro de salud de Federica Montseny, en el distrito de Puente de Vallecas.

La nefasta evolución de la pandemia en la Comunidad de Madrid ha puesto al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso contra las cuerdas. El Ejecutivo regional, que en los meses de menor tensión sanitaria fue duramente cuestionado por no reforzar el sistema de rastreo de contactos y la atención primaria, es consciente de que las restricciones acordadas la semana pasada en algo más de una treintena de zonas básicas de salud del territorio no serán suficientes para controlar la descontrolada expansión en la región. Por eso, ya han dejado claro en las últimas horas que las medidas se extenderán la próxima semana a algunas otras áreas. Los confinamientos, por el momento, seguirán siendo quirúrgicos. Una estrategia que, en opinión de los expertos consultados por infoLibre, resultará ineficaz a la vista de la grave transmisión comunitaria existente. Los datos son malos. La práctica totalidad del territorio registra ya unos niveles de contagio inasumibles. Por eso, consideran que hay que imponer restricciones en las grandes urbes e, incluso, plantean la posibilidad de un confinamiento autonómico, algo que de momento descarta el Ejecutivo regional.

Los nuevos pasos para hacer frente a la crisis sanitaria no se conocerán hasta el próximo viernes. Pero se da por hecho que se seguirá con los encierros. “En estos momentos estamos estudiando y analizando la situación actual con datos de este nuevo informe para estudiar la ampliación de estas medidas a nuevas zonas básicas de salud”, explicó este miércoles en rueda de prensa el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero. La estrategia, por tanto, continuará siendo la misma: confinamientos selectivos. La ampliación de las áreas con restricciones era un secreto a voces. Los primeros pasos dados por el Gobierno regional solo afectaron a 37 zonas básicas de salud, la inmensa mayoría ubicadas en barrios muy castigados a nivel socioeconómico, pero dejaron fuera gran cantidad de zonas con una situación epidemiológica parecida o, incluso, más grave. Uno de los criterios utilizados entonces fue el de la tasa de incidencia superior a los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, que se combinó con el análisis de si la evolución es estable o creciente o si la contigüidad geográfica facilita el control perimetral de la movilidad.

El Gobierno regional no ha dado pistas sobre cuáles serán las nuevas áreas calientes. Pero con ese baremo sobre la mesa, al menos 16 zonas básicas de salud más podrían ser incluidas en la lista de restricciones. Algunas de ellas, como Doctor Trueta, alcanzaban el martes cotas de 1.339,11 positivos por cada 100.000 habitantes. Un plan de confinamientos selectivos que a ojos de los especialistas no va a tener la eficacia deseada a estas alturas. “No son adecuadas. Hemos pasado hace tiempo la frontera, que se suele situar en unos 100 casos por cada 100.000 habitantes. Es absurdo no tomar ya medidas severas”, apunta el genetista de la Universidad de Leicester Salvador Macip. Coincide con él el epidemiólogo de la Asociación Madrileña de Salud Pública Fernando García López. “Sólo tendría sentido si estuviéramos ante puntos calientes con una tasa alta pero teniendo el resto de zonas bajo control”, explica. Algo que, en este momento, no sucede en la región. Actualmente, la Comunidad de Madrid presenta unos niveles que casi triplican a la media de todo el país. Una tasa de incidencia de 770 frente a los 287 nacionales.

Algunas investigaciones, tal y como recuerda el epidemiólogo Javier Padilla, ya han incidido en la eficacia de estos confinamientos selectivos. Una de ellas, que de momento sólo se ha publicado como preprint y que se centra en el caso de Chile, sostiene que “la efectividad” está “fuertemente modulada por la duración de la intervención y el nivel de desbordamiento que existe en las áreas geográficas vecinas”. Y más en ciudades como Madrid, con grandes flujos de desplazamiento diarios. Con este panorama negro, Padilla y el resto de expertos consultados creen que es momento de olvidarse de las zonas básicas de salud, cuyo control de los incumplimientos resulta harto complicado, para pasar a restricciones de movimientos en zonas más amplias. “Son necesarias soluciones drásticas después de tres meses en los que no se ha apostado por la prevención”, dice García López. En su opinión, habría que aplicar, por ejemplo, “el sistema de Fase 1” en todos aquellos municipios con una transmisión descontrolada. Es decir, a estas alturas es necesario para atajar los contagios en la región los confinamientos de grandes áreas.

El confinamiento, desde el punto de vista de los expertos, debería ir acompañado de otras muchas medidas. Así, Macip considera que las únicas dos “prioridades” en este momento deberían ser “los colegios y el trabajo que no pueda realizarse a distancia”. “Todos los empleos que permitan el teletrabajo deben hacerse desde casa”, considera el genetista de la Universidad de Liecester. El resto, dice, es “prescindible”. También las actividades de ocio. Por el momento, el Ejecutivo regional ha fijado para las áreas perimetradas aforos de hasta el 50% en bares y restaurantes, tanto en el interior como en el exterior de los mismos, y horarios hasta las 22 horas, si bien otras zonas de esparcimiento como los parques fueron clausurados. Los expertos creen que esta restricción se queda corta. De hecho, comunidades como Cataluña o Aragón fueron más duras durante sus rebrotes con los aforos ebn bares. García López cree que no tiene sentido que se sigan manteniendo actividades de ocio interior, por lo que cree que sólo se debería permitir la atención en terraza. Son conscientes del impacto económico que esto tendrá en todos aquellos establecimientos a los que la primera ola ya puso contra las cuerdas. Sin embargo, recuerdan que al final el batacazo será mayor si no se ataja la situación.

De Harvard a Alemania

El Ejecutivo madrileño ha utilizado la cifra de los 1.000 positivos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas para imponer los encierros. Pero esa cifra es, ya de por sí, brutal. Sólo hay que poner el ojo fuera de nuestras fronteras. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) establece 120 casos –ocho veces menos– como la barrera para considerar un área como zona de alto riesgo. Algo más severos son en Alemania. Allí, el Instituto Robert Koch fija este umbral en los 50 contagios en los últimos siete días por cada 100.000 habitantes, 100 por cada dos semanas, para señalar los puntos calientes. Este es el límite que acordaron los länder y el Ejecutivo de Angela Merkel para que un territorio sea considerado de alto riesgo y comiencen las restricciones. La media española casi triplica esa cifra. Y la de toda la Comunidad de Madrid es siete veces mayor. Por tanto, tomando como referencia esa barrera, no habría zona básica de salud en la región que se librara de las medidas.

El epidemiólogo García López hace referencia a otra metodología algo más benévola que bebe del informe que el pasado mes de julio publicó el Harvard Global Health Institute, una institución vinculada a la Universidad de Harvard. “Se establece un límite de 25 casos diarios por cada 100.000 habitantes para que una zona se sitúe en la franja roja y sean necesarias medidas de confinamiento. Son 175 por cada siete días y 350 por cada dos semanas”, apunta. Con ese nivel, quedarían fuera de la lupa sólo 18 de las 286 zonas básicas de salud que tiene la Comunidad de Madrid. Por debajo de 300 se situarían Rascafría, Collado Mediano, Torrelodones, Sector Embarcaciones, El Pardo, Villanueva de la Cañada y Colmenar de Oreja. Algo por encima, aunque todavía sin superar la barrera de Harvard, estarían Cercedilla, Moralzarzal, Fuente El Saz, Virgen del Valle, Miguel de Cervantes, Villaviciosa de Odón, Boadilla, La Marazuela, Monterrozas, Valdemorillo y Sevilla La Nueva. Y por supuesto todas las ciudades de más de 50.000 habitantes de la región, con la única excepción de Boadilla del Monte, aunque sus últimos datos arrojan una incidencia acumulada de 348,2.

Algunos de los especialistas consultados, como Javier Padilla, no descartan tampoco que al final se tenga que terminar cerrando la comunidad entera. “Es muy probable que tengamos que acabar volviendo a una especie de Fase 1 con aspectos mixtos de Fase 2 pero limitando la movilidad de cara a fuera y dentro del conjunto de la comunidad”, ha señalado el autor de Epidemiocracia en una entrevista en TV3. “La posibilidad de que esto se propague a otras comunidades es alta. Si es necesario hacerlo, hay que hacerlo”, señala al respecto Macip. El Ejecutivo regional, aunque no lo descarta, no quiere oír hablar por el momento de dicha posibilidad. “Lo que se pretende con todo lo que estamos haciendo es evitar el confinamiento de la Comunidad de Madrid. Sabemos que el confinamiento tiene unas consecuencias trágicas para determinados sectores. Creo que hay algunos datos en el horizonte que permite pensar que la situación en Madrid tiende a estabilizarse. Lo que estamos haciendo ha funcionado en otras partes de España que ya lo han hecho. Vamos a intentar descartar ese confinamiento”, señaló este miércoles el viceconsejero de Salud.

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Dos semanas de lentos avances

Sea como sea, los expertos consideran que hay que actuar ya. No se puede perder un solo minuto. “Cuanto más se tarde, más severo será el confinamiento, más se tardará en superar el problema y más afectará esto a la economía”, apunta el especialista de la Universidad de Leicester. Por eso no entienden la lentitud de las autoridades a la hora de tomar decisiones en una situación de tal gravedad. Aunque los datos eran preocupantes desde hacía varias semanas, el Ejecutivo de Ayuso no tomó cartas en el asunto hasta el pasado viernes con un primer paquete de medidas que no empezó a funcionar hasta este mismo lunes. No fue tampoco hasta ese mismo día cuando se produjo el encuentro entre la jefa del Gobierno regional y el presidente del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, para analizar la situación de forma conjunta, una reunión de la que se salió sin ninguna decisión tangible más allá de la voluntad de coordinarse y trabajar juntos.

Pocas horas después del cónclave, se empezó a deslizar la posibilidad de nuevas medidas y confinamientos. Y a pesar del ofrecimiento del Ejecutivo central en el encuentro, la Comunidad de Madrid no pedirá hasta este jueves oficialmente al Gobierno de Sánchez ayuda. Según ha informado el vicepresidente, Ignacio Aguado, solicitará el despliegue urgente en la región de militares, policías y guardias civiles para controlar el cumplimiento de las restricciones, así como un cambio normativo para poder incorporar al sistema a unos 300 médicos extracomunitarios. Y un día después, el viernes, será cuando anuncien las nuevas medidas, que de nuevo no entrarán en vigor hasta el lunes. Dos semanas de avances a trompicones que los especialistas consideran inaceptables. El tiempo es oro en una pandemia.

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