Crisis del coronavirus

Madrid descubre ahora la capacidad de las aguas residuales para anticiparse a brotes tras meses de uso de los datos en otras ciudades

Medición de aguas residuales para comprobar si hay presencia de coronavirus en Paterna.

Este pasado miércoles, el viceconsejero de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, anunció que empezarán a utilizar los datos de aguas residuales para adelantarse a futuros brotes, tras un intenso análisis por parte de los técnicos de la administración y del Canal de Isabel II, que han conseguido confirmar la correlación entre lo que dicen las cloacas y los datos de test PCR. Es una buena noticia, pero matizable: la región llega tarde. Otras ciudades llevan meses leyendo los rastros del SARS-CoV2 en las alcantarillas y tomando medidas al respecto, porque dieron por hecho que la correlación existía y las cifras de casos les dieron la razón. En este artículo hay tres ejemplos: Paterna, València y Valladolid. Los responsables del rastreo subterráneo en la capital del Turia lo confirman: la correlación existe y está de sobra acreditada. Pequeñas trazas de ARN se pueden encontrar y medir bajo el subsuelo, procedentes de las heces de los contagiados por covid: también en las de los asintomáticos. Lo cual permite adelantarse, aunque solo durante unos días, al aumento de casos en un municipio. Se puede, además, identificar el brote de manera muy localizada, incluso por manzanas o edificios, gracias a la distribución de la red de saneamiento de aguas. La autonomía más afectada por el covid en España y en Europa ha esperado hasta octubre, tras meses de transmisión comunitaria y de incidencia acumulada por las nubes, para ponerse a escuchar lo que las cloacas tienen que decir. 

Casi desde el principio de la pandemia, varias investigaciones internacionales confirmaron el poder de las aguas residuales para prevenir lo que está por venir. En pleno confinamiento duro del país, aplicar estas técnicas de medición no tenía sentido. Pero una vez fue avanzando la desescalada hasta llegar a la –parcialmente fracasada– nueva normalidad, los profesionales del saneamiento de aguas y las administraciones, en mayor parte municipales, empezaron a colaborar para avanzar en esta estrategia de detección. De por sí sola no es válida para tomar medidas duras, como limitar aforos de establecimientos o movilidad, pero sí que sirve para prepararse para lo que viene y aplicar actuaciones preventivas, de refuerzo del sistema sanitario o de higiene. La Comunidad de Madrid, a pesar de contar con las cifras, no lo hizo. Necesitaba comprobar la correlación. 

Así lo aseguraron fuentes de la Consejería de Sanidad a infoLibre la semana pasada. "Se está trabajando en el momento actual en correlacionar esos resultados con la evolución epidemiológica y asistencial y en eso estamos ahora trabajando con matemáticos", afirmaron. Puntualizaron, también, que los análisis se llevan haciendo "desde finales de julio" en 293 pozos. Así lo vendieron en aquel mes: "La iniciativa supera a otras similares que hasta la fecha se han desarrollado en toda España, tanto por el número de puntos de muestreo y frecuencia, como por la población a la que se presta servicio y que, en este caso, supera los 6,5 millones de habitantes".

La iniciativa ha estado más de dos meses en stand by en clave política, a diferencia de otras similaresstand by que hasta la fecha se han desarrollado en toda España. Y, también a diferencia de en otras zonas, la Comunidad de Madrid no informa de qué resultados están encontrando, por el momento. Ni la Comunidad del Madrid ni el Canal de Isabel II han respondido a las preguntas de infoLibre sobre el resultado de los análisis. La empresa pública de gestión del agua, además, ha rechazado concertar una entrevista con el responsable del programa. Tampoco han ofrecido esas cifras a la oposición: El portavoz de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Grupo Parlamentario Socialista (GPS), Rafael Gómez Montoya, las pidió en la Asamblea de Madrid el pasado 4 de septiembre. "No hemos recibido respuesta", contesta el diputado, que lamenta que en otras ciudades y en otros países sí se ofrezca esa información con regularidad y transparencia. "Están ocultando los datos. Claro que podríamos saberlos, pero eso daría al traste con su política de cerrojazo informativo", acusa. 

Lo único que ha trascendido es lo que publicó El Mundo en agosto: el Gobierno regional detectó niveles "altos" de coronavirus en las aguas residuales de 28 zonas de Madrid. Estábamos a principios de mes y aún la situación no había explotado, aunque los datos iban al alza. Lo que pasó posteriormente todo el mundo lo sabe. 

El ejemplo de València

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¿Hay una correlación clara y demostrada entre los datos que arrojan las cloacas y los brotes que se producen en los días sucesivos? "Absolutamente", responde Nuria Romeral, portavoz de Global Omnium, la empresa de gestión del agua que hace este trabajo para el Ayuntamiento de València. Así lo comprobamos comparando los datos que publicaba el Consistorio sobre las aguas residuales y lo que posteriormente mostraban los análisis PCR: cuando los restos de ARN aumentaban en las aguas residuales de la ciudad, unos días después creía la incidencia acumulada. Y cuando el alcalde, Joan Ribó, anunció que los resultados de las alcantarillas mostraban "una clara estabilización e incluso bajada". Así pasó.

València, explica Romeral, lleva meses midiendo los restos de SARS-CoV2 en las aguas residuales meses, tres días a la semana, en 28 zonas distintas. Se hacen diversos cortes: una vez se detecta el rastro del virus en un tramo determinado, se avanza aguas arriba para "intentar acotar en qué zonas está exactamente". Y así, descartando posibles factores de distorsión –como la presencia de un hospital, donde la carga viral excretada siempre será mayor– se pueden identificar en qué barrios o, incluso, en qué edificios sensibles, como residencias o colegios, está ya actuando el coronavirus entre los asintomáticos. El Consistorio, explican desde Global Omnium, no solo ha sido informado de estas mediciones, sino que ha tomado medidas en consecuencia. No se puede confinar un barrio por lo que digan las heces, está claro. Pero sí que se han reforzado las medidas de control, por ejemplo, aumentando la vigilancia policial en determinados distritos para que todo el mundo utilice mascarilla. 

Hay decenas de municipios en España que llevan meses usando a su favor los datos de las aguas residuales. Madrid va a empezar a hacerlo ahora, pero en un escenario de transmisión comunitaria como el actual, explican los expertos, no es tan útil: las cloacas sirven para anticiparse a un brote, no para doblegar la curva. En julio, presumió que su iniciativa "supera a otras similares que hasta la fecha se han desarrollado en toda España", pero la tardanza en comprobar una correlación ya demostrada la ha puesto por detrás en este peculiar ranking de vigilancia epidemiológica desde el subsuelo.

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