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Violencia de Género

El PP de Casado se reivindica frente a Vox como un partido comprometido contra la violencia machista

El presidente del PP, Pablo casado, en el acto organizado por su partido en el Día Internacional contra la Violencia de Género.

El presidente del PP, Pablo Casado, sigue avanzando en el camino que se ha trazado para tratar de marcar distancias con sus rivales en el centroderecha. Este martes, Día Internacional contra la Violencia Machista, le tocó el turno a Vox, cuyos líderes sostienen que la violencia de género no existe.

“Claro que hay violencia de género”, subrayó Casado en un acto de partido organizado con ocasión de la jornada internacional. “Hay violencia contra la mujer por el hecho de serlo”. Lo cual, añadió reconociendo en parte los argumentos de Vox, no es incompatible con la necesidad de tomar medidas “para otro tipo de violencia, como la violencia doméstica que sufren ancianos, que sufren niños”.

En opinión del líder conservador, “si queremos una sociedad en la que la igualdad sea real entre hombres y mujeres” y en la “que ninguna niña tenga menos derechos por el hecho de serlo, tenemos que dejar muy claro que esta lacra tiene un componente específico, terrorífico, que hay que abordar”. Y “el negacionismo”, subrayó, “es letal para conseguir resolver un problema que es absolutamente innegable” y que, a su juicio, “es compatible con todos los demás”. Por eso, indicó, “el PP va a seguir” trabajando para “la erradicación de todo tipo de violencia ejercida en otros ámbitos”.

Casado ni siquiera mencionó a Vox por su nombre. Y eso que aseguró hablar “sin complejos y sin ambages”. Pero sí citó a Unidas Podemos para sugerir que las ministras de Igualdad, Irene Montero, está en contra del plan integral contra la violencia de género que su departamento está obligado a ejecutar.

“Tengo que decir que me preocupa mucho que [el pacto aprobado en 2017] no contó con el apoyo de un partido que ahora ocupa el ministerio de Igualdad que tiene que desarrollar ese pacto”, remarcó. “Podemos, el partido del vicepresidente [Pablo] Iglesias, no apoyó este pacto de Estado contra la violencia de género. Y este Gobierno no ha desarrollado presupuestariamente en los dos últimos años la dotación que tenía que tener”, acusó.

Podemos se abstuvo en la votación que aprobó aquel pacto, pero no porque estuviera en contra, sino porque lo consideraba poco ambicioso. Aquellas medidas le parecían insuficientes porque no tenían ni un calendario ni partidas presupuestarias detalladas. Aun así, su entonces portavoz, Sofía Castañón, elogió el acuerdo: “Esto es hacer política feminista”, algo que “les enorgullece muchísimo”. A su juicio, el acuerdo significa que a partir de ahora se podrán hacer políticas feministas “en el contenido y en las formas”.

Casado se situó en el punto justo entre Unidas Podemos y Vox. “Lo que pido es que aquí no haya ideologías extremistas ni por un lado ni por el otro. Ni negacionismo ni las anteojeras de intentar denominar las cosas por otros nombres que hacen que se sea menos eficaz a la hora de desarrollar las medidas”, aseguró.

El líder del PP destacó que la obligación de la política es conseguir que las víctimas de la violencia de género “denuncien antes de que se llegue a perpetrar un crimen”, porque lo que más le preocupa “es que sólo una de cada seis mujeres asesinadas había presentado alguna denuncia y eso dificulta muchísimo toda la acción de la sociedad”.

Poner fuera de la ley a proxenetas y “puteros”

En el acto, presentado por la vicesecretaria del partido Ana Pastor, intervinieron varias expertas en violencia machista vinculadas profesionalmente a la justicia, la sanidad, la educación y las organizaciones no gubernamentales. Casado asintió con la cabeza cuando una de ellas, Rocío Mora, directora de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apram), le pidió expresamente que España cumpla de una vez el convenio de Nueva York y ponga fuera de la ley tanto a los proxenetas como a los hombres que recurren a la prostitución.

“No podemos perder más tiempo, de ello depende salvar vidas o no. Y vosotros sois los legisladores, presidente” le dijo. “Hay que penalizar todas las formas de proxenetismo” y considerar a los clientes, que ella denominó como “puteros”, como “cómplices”. Hay que dejar “de banalizar este tema. Estamos cansados de que se diga que las mujeres eligen libremente”, subrayó.

La referencia de Casado al negacionismo de Vox —el partido ultra volvió este martes a negar la existencia de una violencia específica contra las mujeres y lo hizo en un acto desde las escaleras del Congreso— persigue diferenciar el discurso del PP en el cada vez más competido espacio político del centroderecha. Ahí los conservadores tienen terreno que ganar no sólo frente a los ultras sino también en relación con Ciudadanos, cuyo programa electoral defiende la legalización de la prostitución.

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Su énfasis en este asunto contrasta con algunas de las posiciones, más tibias, que defendió en el pasado. En enero de 2019, al calor del éxito electoral cosechado por Vox en Andalucía y la necesidad que el PP tenía de su respaldo para aupar a la presidencia a Juanma Moreno. Casado llegó a defender ayudas para un “25% de víctimas” la violencia “que no son mujeres: en especial niños, ancianos o parejas homosexuales u hombres en entornos dentro de la empresa con vínculos familiares”.

Como telón de fondo está el giro de guion puesto en práctica por el líder del PP en la moción de censura de Vox, donde se enfrentó con insólita dureza a su líder, Santiago Abascal, y a algunas de sus propuestas políticas.

A aquel debate siguió una intervención ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP en la que trasladó a la plana mayor del partido su intención de “fortalecer y ensanchar la conexión del partido con una sociedad abierta y plural” y de hacerlo por el “centro”. Exactamente lo que llevaban meses demandándole los barones territoriales del partido. Porque, argumentaban, siempre que estas siglas han logrado grandes mayorías en las urnas lo han hecho ampliando la base electoral, ocupando el centro. Y no orillándose a la derecha.

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