Talento a la fuga

“Lo que en Bélgica es normal, en España sería un sueño”

Ana L. Jiménez.

“Volver sería regresar a una vida sin calidad económica ni posibilidad de realizarme” Así se expresa Ana L. Jiménez, una joven malagueña de 27 años que se ha tenido que marchar a Bélgica para encontrar el reconocimiento profesional y la estabilidad laboral que en nuestro país se le negaba. Protésica dental, es una más de la cada vez más numerosa comunidad de españoles que han buscado en el extranjero la oportunidad de tener un futuro que ven cada vez más lejos de España. Una situación que nos explica desde Bruselas.

Armada con un título de grado superior de técnico de próstesis dentales, Ana salió hace más de tres años empujada por la precariedad laboral de una profesión que, como tantas otras en España, había conocido tiempos mejores. Unas fechas en las que, según los barómetros del CIS de entonces, ya eran casi la mitad de los españoles los que estaban dispuestos a salir de España para escapar de la pesadilla del paro y más aún los que ya tenían algún familiar o conocido en el extranjero. “Eran los tiempos del Tuenti, imagínate”, recuerda entre risas. “Encontré la oportunidad a través de un evento del amigo de un amigo que buscaba un sustituto para su trabajo aquí”. Una llamada a la que no dudó en responder acuciada por la progresiva precarización de su profesión. “Había trabajo, pero por lo que pagaban no merecía la pena. En uno estuve a media jornada y apenas cobraba 400 euros, en otro no llegaba a 800”. Unas cuantías que no duda en definir como “una porquería”. Ahora en Bruselas ha visto como su sueldo se multiplica hasta los 1.700 euros mensuales.

“No quería volver a una España en la que sé que no iba a encontrar nada”

Pero no todo fue un camino de rosas. Estabilizada ahora en Bruselas, Ana recuerda, con un humor que reconoce que a veces echa en falta entre los belgas, un comienzo que define como “horroroso”: “Me vine de au pair a la parte flamenca, a una casa de gente muy rica en mitad del campo, donde no conocía el idioma y ni siquiera sabía dónde estaba”. Una situación de “desamparo" en la que la dueña de la casa le exigía "hacer el trabajo de los dos empleados que se le habían marchado. Trece horas al día hasta que me echó y me dejó en mitad de la nada. Así hasta que su marido me llevó a escondidas a la estación de tren para que viniera a Bruselas con un dinero que pedí prestado a mi familia”. Una pesadilla que, sin embargo, no la hizo cejar en su empeño de salir adelante en Bélgica. “No quería volverme a una España en la que sabía que no iba a encontrar nada. No podía elegir”. Una tenacidad que se vio recompensada a las dos semanas cuando encontró trabajo como protésica dental en Bruselas.

“Los que hablan de 'movilidad exterior' no tienen ya ninguna credibilidad”

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Con todo, Ana define las condiciones laborales belgas como “un sueño para los españoles, pero matiza que se trata de “un sueño para nosotros, cuando en realidad es lo lógico y normal”. Como explica, “aquí son treinta y ocho horas semanales de jornada laboral. Y si hay extras, te las pagan. Se trabaja además sabiendo que te quieren en el puesto sin el miedo de pensar que hay doscientas personas en la calle esperando”. Unas condiciones que la han animado a continuar en Bélgica y que la alejan progresivamente de la idea de regresar a España. “Tengo una edad en la que debes ir consiguiendo cosas en la vida. Siendo español no decides cuando volver. Mientras la cosa esté así, solo puedes elegir seguir aquí”. Una situación que ha visto como se repetía entre otros compatriotas. “Todos dicen lo mismo: vengo para un año y ya son no sé cuantos. Es difícil la adaptación al principio. Cuesta. Pero un día te planteas que llevas ya más de dos años y que no estás tan mal, que tienes ya una pareja, una estabilidad, que te has adaptado y te empiezas a plantear tú futuro aquí”. Un escenario que recogen algunos estudios que han alertado de una dramática caída en la tasa de retorno de españoles, que se ha visto reducida a menos de la mitad. Todo ello en medio de la minimización de un gobierno que trata con eufemismos como la “movilidad exterior” o el “espíritu aventurero” a la emigración nacional, expresiones que indignan a Ana: “Es que no me merecen ninguna opinión. Con lo que ha caído, que credibilidad pueden tener ya”, sentencia.

“Bruselas está 'minada' de españoles”

Bélgica, con una tasa de paro inferior a la media de la UE y un gasto público por habitante que se estima, prácticamente dobla al de España, se ha constituido como uno de los núcleos de atracción de españoles emigrados de la Europa de la crisis. “Esto está 'minaíto', de españoles”, confirma Ana con inevitable acento malagueño. Sin embargo, el ruido de la crisis parece sonar también en una Bélgica liderada por un gobierno liberal que se suma a la llamada de la austeridad y que ha suscitado ya una reciente huelga general . Pese a todo, ya son más de cincuenta mil los compatriotas que residen en este país, según los datos aportados por el INE. Una cifra entre las que se encuentra Ana, una joven española que de momento prefiere trabajar en un país que le ofrece las oportunidades profesionales que España le negó hace ya más de tres años.

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