Desde la tramoya

Madre como Dios manda

Luis Arroyo nueva.

La presidenta de la Comunidad de Madrid quedará este viernes investida en su segundo mandato. En el debate de este jueves, después de referirse gratuitamente al Gobierno enemigo de España dirigido por Sánchez, y declarar que el indulto de los independentistas es "ilegal" y, además, "inmoral", desgranó una serie amplia de compromisos de Gobierno.

Uno de los anuncios resultaba especialmente sospechoso, porque está asociado a fuertes fundamentos morales de la derecha, incluyendo la de Vox, cuyo apoyo necesita. "A las mujeres embarazadas menores de 30 años, con rentas inferiores a 30.000 euros anuales, las ayudaremos con 500 euros al mes, desde el quinto mes de embarazo y hasta que el bebé cumpla dos años".

Ahí, en una promesa tan aparentemente positiva e inocua, hay una declaración completa de principios conservadores. Primero, porque ayudar solo a las mujeres es dejar fuera a los hombres, que también tienen derecho a ser padres en igualdad total de condiciones en lo que tiene que ver con la adopción. Un hombre que adopta queda marginado de las ayudas. También una pareja homoparental, de dos hombres o dos mujeres, a menos, suponemos, que se trate de una mujer embarazada con inseminación artificial.

La medida, se explicó también después, será para mujeres que lleven más de diez años empadronadas en Madrid. Quedan fuera las mujeres inmigrantes recientes, con lo que ya tenemos el segundo elemento de la ecuación. Pareciera que para Ayuso la natalidad que merece ayuda es la que promueve una mujer española y embarazada como Dios manda. Como probablemente sería ilegal decirlo directamente, pone condiciones de empadronamiento y de embarazo que de facto establecen criterios morales para poder acceder a la subvención.

Democracia sin Ley

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Igualmente engañoso y moralmente sesgado es el tope de 30 años para poder obtener la ayuda mensual. La edad media a la que las mujeres madrileñas tienen su primer hijo es de casi 33 años, por lo que la mayoría se quedará sin el subsidio. Es evidente que la presidenta está pensando en las madres jóvenes, en contra de las demandas feministas clásicas.

Es muy probable que el culpable de estos sesgos a favor de la familia convencional de la tradición católica, haya sido Vox, porque, como notaron pronto algunos analistas, Vox planteó una medida muy similar en el Congreso de los Diputados hace unos años, que contó entonces con el apoyo del PP.

Es a través de medidas como esta, aparentemente limpias e ideológicamente inocuas, como el PP va introduciendo su ideario conservador. Dice el refrán que "el diablo está en los detalles". En este caso, parece más bien que es a través de los detalles como quieren colarnos a su Dios y su visión de la familia.

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