La 'edad de oro' de Trump se antoja oscura para la democracia

La mejor forma de destruir una democracia es hacerlo democráticamente. Es lo que se afirma en La política en tiempos de indignación, de Daniel Innerarity. En el libro se desgrana cómo no hace tanto tiempo los golpes de Estado se consideraban el único mecanismo para romper y acabar con los sistemas democráticos. Eso ha cambiado. Hoy, son los propios líderes elegidos en las urnas los que usan su poder para debilitar las instituciones del Estado hasta asfixiarlas. 

Que la vuelta al poder de Donald Trump es una mala noticia para la democracia es una realidad y, si hay alguna duda, vayamos a los hechos. “Nuestro gobierno se enfrenta a una crisis de confianza por los años de establishment corrupto”, decía en su toma de posesión este lunes. Resulta curioso que lo diga, precisamente, un millonario condenado. Eso sí, es el primer delincuente convicto que ha sido elegido democráticamente por la ciudadanía como presidente de los Estados Unidos. Su condición le otorga una inmunidad casi total ante la justicia. Eso unido a su control del Tribunal Supremo garantiza que ningún juez pueda fiscalizar sus actuaciones.

Fue hace solo unos meses cuando, en un debate electoral, y en su enésimo intento por criminalizar a los que vienen de fuera buscando una oportunidad, soltó aquello de que los migrantes se comían a los perros y a los gatos. Tan disparatado como peligroso. No es que Trump se creyese la afirmación, pero supo que sus palabras lo pondrían en el centro del debate y serían el asa al que agarrarse para el electorado que ve en la inmigración un peligro. El mensaje iba un paso más allá: no es que os quiten el trabajo, es que se alimentan con vuestras mascotas. Cuando días después otro periodista le preguntó por el tema, no rectificó e incluso bromeó con ello: “¿Y los gansos? ¿Qué me dices de los gansos? Han desaparecido todos”. 

Esta estrategia del populismo no es nueva. Lanzan mensajes reaccionarios vestidos de argumentos absurdos e incluso humorísticos. Cuando se critica a estos líderes su respuesta es victimizarse diciendo que sufren la censura de lo políticamente correcto. 

Este lunes, en su discurso, Trump ha hablado de “vergonzosa invasión” para justificar el cierre de la frontera con México y la expulsión de millones de migrantes. ¿Les suena? Es uno de los argumentos que usa Vox en España y del que el PP se apropió pidiendo la intervención de la Armada para frenar la “inmigración descontrolada”. Con ese tipo de mensajes, esta cuestión pasó a encabezar la lista de los problemas de los españoles, cuando hacía sólo unos meses ocupaba la novena posición. 

Como si de un mesías se tratase y con un lenguaje hiperbólico y agresivo, Trump anuncia el fin de la decadencia norteamericana con una vieja receta que no por conocida resulta menos terrorífica

Como si de un mesías se tratase —se ha definido como el salvado por Dios— y con un lenguaje hiperbólico, grandilocuente y agresivo ha anunciado que acabará con la decadencia norteamericana con una vieja receta que no por conocida resulta menos terrorífica. Un plan que pasa por políticas arancelarias, negacionistas del cambio climático —quiere sacar a Estados Unidos del Acuerdo del Clima de París— o que expanden sus anhelos imperialistas, como retomar el control del Canal de Panamá o rebautizar al Golfo de México como Golfo de América. 

No será Estados Unidos un país para mujeres en la nueva era Trump. Más allá de ser un machista declarado y alardear de ello, condenado por acosar sexualmente a una periodista y comprar el silencio de otra mujer con la que había mantenido una relación extramarital, es conocida su cruzada contra el derecho al aborto que podría blindar con una ley nacional.

Tampoco lo tendrá más fácil el colectivo LGTBIQ+. Sólo ha necesitado unos minutos para borrar de un plumazo alguno de los avances conseguidos anunciando que, bajo su mandato, sólo habrá dos géneros: masculino y femenino, y que acabará con las políticas de diversidad. Estos ataques a la agenda social se parecen —y mucho— a las medidas que han tomado, o han prometido tomar, las derechas en España: negacionismo de la violencia machista, retroceso de derechos para las mujeres o supresión de las leyes trans. 

Por cierto, no menos reseñable es la presencia de los 'peces gordos' de Silicon Valley este lunes en la Casa Blanca. Por si a alguien le quedaba alguna duda, ese puñado de magnates que manejan el dinero — y por lo tanto ostentan el poder— en el mundo y que renegaron de Trump hace unos años, hoy le han rendido hoy pleitesía. Y no sólo ha sido Elon Musk, a quien se ha podido ver haciendo el saludo nazi. Allí también estaban Zuckerberg o Bezos.

Toca repensar las estrategias de la izquierda y analizar los motivos por los que el populismo se extiende como un virus por buena parte del mundo. Trump, Milei, Bukele, Meloni… Como ejemplo, hace tan sólo quince años, Hungría era una democracia consolidada. En este tiempo, y tras la llegada de Víktor Orbán al poder, el deterioro y retroceso de derechos y libertades ha sido tal que el Parlamento Europeo ya la califica como una autocracia electoral. 

Esa época dorada de la que habla Trump, en realidad se antoja oscura para el progreso. Grabémonoslo a fuego: la mejor forma de destruir una democracia es hacerlo democráticamente.

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