No preguntes qué va a pasar, sino ¿qué debo hacer?

1 de septiembre, empieza un nuevo curso. Las libretas, bolígrafos y tablets huelen a nuevo, pero hay algo de viejo conocido en el ambiente. Hace ya años que España dejó de colgar el cartel de “cerrado por vacaciones” en agosto.

No sabemos qué nos deparará este nuevo curso que hoy comienza, pero tengan la certeza de que aburrido no será. El mundo asiste impasible a un genocidio, Europa se agrieta por los cuatro costados, los neorreaccionarios y las derechas autoritarias alcanzan los principales centros de poder, y la crisis climática avanza siguiendo los escenarios más pesimistas.

En España es previsible que la corrupción vuelva a protagonizar la conversación pública, que la crispación se mantenga (es difícil que aumente), que la derecha le siga comprando el marco a la ultraderecha y que las izquierdas no encuentren cómo reaccionar.

En estas situaciones de extrema complejidad conviene volver a los principios, y como recuerda la pensadora Victoria Camps en su próximo libro La sociedad de la desconfianza, (Arpa), es hora de hacerse la pregunta ética por excelencia, ¿qué debo hacer?, o si se prefiere, ¿qué debemos hacer?

El tablero de juego es terrorífico y muy preocupante, pero el futuro no está escrito en ningún sitio, y en este caso España tiene una posición estratégica. El presidente Sanchez no asistió a la humillante reunión de Donald Trump con algunos jefes de Estado y responsables europeos, algo que se ha interpretado como una pérdida de peso internacional de España. Sin embargo, a nadie se le escapa que su ausencia en esa reunión vino motivada por su negativa a incrementar hasta el 5% el gasto de defensa, sus críticas a las políticas de Trump y la posición que España mantiene ante el genocidio palestino. En este contexto, el presidente tiene muchas opciones, pero básicamente pasan por dos: lamentar su ausencia y quejarse amargamente, o intentar liderar, como presidente de la Internacional Socialista que es, una respuesta a la situación internacional desde valores progresistas, empezando por la propia Europa. Esta segunda no será fácil, encontrará un camino plagado de obstáculos y cosechará no pocas críticas dentro y fuera de España, pero, ¿qué debe hacer?

Usted, querido lector, habrá de informarse en fuentes fiables y rigurosas, analizar la realidad con mirada crítica, exigir rendición de cuentas a quienes nos gobiernan y asumir que, como ciudadano, como ciudadana, también tiene mucho que hacer frente a los desafíos que nos rodean

Ya en España, el curso se va a librar en dos escenarios, el del Parlamento y el de los tribunales. El primero ya sabemos cómo funciona: mayoría precaria del Gobierno, enorme debilidad para sacar adelante sus iniciativas, los Presupuestos Generales del Estado lejos, muy lejos… y las sesiones de control al Gobierno, un circo de dos pistas –Congreso y Senado– cada vez más dañino para la recuperación de la confianza en la política. 

En esta situación, cuando lleguen las votaciones estratégicas, el Gobierno en primer lugar y el resto de grupos parlamentarios estarán ante la misma pregunta: ¿qué debemos hacer? El Gobierno puede verse en la tesitura de tener que elegir entre defender políticas y valores progresistas o el apoyo de sus aliados, algo que no siempre coincide. El resto de grupos parlamentarios, por su parte, puede verse en muchas situaciones en que deba decidir si apoyar al Gobierno o acelerar su erosión. Los grupos de la derecha lo tienen fácil, pero, ¿y otros apoyos como Junts? ¿Y Podemos, y otros grupos de izquierda adscritos a Sumar? 

El otro centro de atención –quizá el primero– volverán a ser los tribunales. Un otoño-invierno plagado de informes de la UCO, vistas, autos y hasta sentencias relacionadas con casos de corrupción, nuevos y antiguos. Si en algún ámbito cobra un especial sentido interrogarse sobre qué debe hacerse es precisamente este, el de la Justicia. A esta pregunta, de hecho, le han dedicado buena parte de sus reflexiones los juristas más relevantes. Cabría que se lo preguntaran cada día quienes se dedican a impartir justicia, y, en especial, quienes tienen la potestad disciplinaria para que lo hagan debidamente, el Consejo General del Poder Judicial. Ojalá esta pregunta presidiera todas sus reuniones. 

Por de pronto, el presidente del Gobierno comienza este lunes el curso con la presentación de la hoja de ruta del Pacto de Estado para hacer frente a la emergencia climática, algo imprescindible de cuya urgencia nadie que haya vivido en España en los últimos años puede dudar. DANA, incendios, sequías, olas de calor eternas… Un Pacto de Estado que también debe nacer del mismo interrogante: ¿qué debemos hacer? La pregunta, en este caso, ha de ser formulada por el conjunto de actores políticos de todas las administraciones, pero también por el conjunto de actores sociales y económicos del país. Nada queda al margen de la emergencia climática.

En definitiva, empieza un nuevo curso, con cierto retrogusto a lo ya conocido, con desafíos que no son nuevos, pero al que sería interesante darle un nuevo impulso con esa pregunta crucial, ¿qué debo, qué debemos hacer? En primer lugar, no olvidar que el futuro no está escrito y que la mejor manera de predecirlo es crearlo.

Los compañeros y compañeras de infoLibre se han preguntado, junto a otros medios de comunicación y a iniciativa de Reporteros Sin Fronteras, qué debe hacer un medio como este respecto al genocidio en Gaza. Lo han tenido claro: se han sumado a la campaña que pide el fin de la masacre de periodistas en Gaza; lo habrán visto ustedes al entrar en la web.

Usted, querido lector, habrá de informarse en fuentes fiables y rigurosas, analizar la realidad con mirada crítica, exigir rendición de cuentas a quienes nos gobiernan y asumir que, como ciudadano, como ciudadana, también tiene mucho que hacer frente a los desafíos que nos rodean. 

¡Feliz regreso!

1 de septiembre, empieza un nuevo curso. Las libretas, bolígrafos y tablets huelen a nuevo, pero hay algo de viejo conocido en el ambiente. Hace ya años que España dejó de colgar el cartel de “cerrado por vacaciones” en agosto.

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