IDEAS PROPIAS

De eslóganes, pactos y frutas

Cuando, a principios de marzo del año pasado, Feijóo desembarcó en Madrid para presidir el PP nacional dijo que él no venía a insultar a Sánchez sino a ganarle. Toda una declaración de intenciones con la que quería alejarse del discurso agresivo del que había hecho gala en los últimos tiempos Pablo Casado pero con la que también marcaba distancias con Vox y presumía de una nueva forma de hacer oposición.  

Año y medio después, poco queda de aquello. Un buen ejemplo es la cena de Navidad del PP de Madrid de este lunes. De la cita hay una imagen que dice mucho en fondo y forma. Primero la forma: en ella aparecen, sonrientes y relajados, el líder de los populares y la presidenta de la Comunidad de Madrid sujetando una de las cuatro cestas de fruta que iban a repartir entre afiliados populares. Un guiño a la famosa frase ‘Me gusta la fruta’ que Ayuso aseguró haber dicho cuando le preguntaron si había llamado hijo de puta a Sánchez por mencionar la presunta comisión que su hermano cobró durante la pandemia. Un insulto que, por cierto, su equipo después reconoció que había dicho. Lejos de mostrar arrepentimiento o presentar sus disculpas —lo dijo en el Congreso de los Diputados durante la sesión de investidura— lo convirtieron en merchandising.

Vamos ahora con el fondo. Lo que dice esa imagen es que Feijóo se ha entregado a la estrategia de la presidenta de la Comunidad de Madrid comprando sus lemas, lanzándose a los brazos del trumpismo y a las hipérboles sin complejos. De la moderación con la que supuestamente aterrizó en marzo de 2022 no queda ni rastro. 

Es de esos eslóganes de los que, precisamente, hace bandera ahora el Partido Popular. En los últimos días, han bautizado como pacto encapuchado al acuerdo al que han llegado PSN y EH Bildu en Pamplona para presentar una moción de censura que dejará fuera del poder a UPN. Ese nombre —pacto encapuchado— esconde el enésimo intento de resucitar a una banda terrorista que hace más de una década que no mata y que se disolvió definitivamente hace cinco. Un mantra que el PP recupera de tanto en tanto para atacar a la izquierda.

Este fin de semana miles de personas protestaron por ese acuerdo del que resultará alcalde Joseba Asiron, que ya fue el regidor de Bildu en la ciudad entre 2015 y 2019. Pamplona no se vende, coreaban. No se vende a los terroristas, se sobreentiende. Merece la pena tirar de hemeroteca para comprobar que Asiron fue una de las 133 personas que, ya en 1998, firmaron un manifiesto en repulsa del asesinato a manos de ETA de Tomás Caballero. Ese mismo año, el por aquel entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, autorizó contactos con los terroristas para iniciar un proceso de paz -que, por desgracia, no acabó satisfactoriamente- y calificó a la banda como Movimiento de Liberación Nacional

Bildu es una coalición democrática que ha permitido la aprobación de leyes progresistas como la de eutanasia o el IMV. Quedan pasos por recorrer pero, a pesar de lo que repiten las derechas, no todos sus miembros vienen del espacio político de ETA

Podrá gustar más o menos, pero Bildu es una coalición democrática que ha permitido la aprobación de normas progresistas durante la pasada legislatura. Ahí están la ley de la eutanasia, la del sólo sí es sí, el ingreso mínimo vital o la derogación del despido por bajas médicas. En el camino de la formación quedan pasos por recorrer habría que situar siempre la reparación de las víctimas en el centro pero, a pesar de lo que repiten las derechas, no todos sus miembros vienen del espacio político de ETA. De hecho, ahí tienen a Oskar Matute, que en 2004, cuando era el portavoz de Alternatiba —hoy integrado en la formación abertzale— ya condenaba la violencia terrorista. Esta semana, la politóloga Cristina Monge lanzaba una pregunta que invita, cuanto menos, a la reflexión: "¿Cuánta gente que venía del franquismo ha tenido el PP en sus filas? Y a ellos no les hemos exigido que los echaran".

Esta nueva consigna del PP ha coincidido estos días con el estreno de No me llame Ternera, el documental dirigido por Jordi Évole y Marius Sánchez en el que entrevistan al exdirigente de ETA Josu Urrutikoetxea. Aun antes de su primer visionado en el Festival de Cine de San Sebastián ya había recibido un buen puñado de críticas que acusaban a los periodistas de lavar la imagen del etarra. Bajo mi punto de vista hacen exactamente lo contrario: lo ponen en evidencia, frente a su propio espejo. Merece la pena verlo. Es en él donde se encuentra un verdadero retrato de la banda terrorista.

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