Plaza Pública

La normalidad

Angel Viviente Core

Los ciudadanos de a pie asistimos atónitos en estos días a unos hechos que nos cuesta digerir, y todo ello unido a un sentimiento de rabia e impotencia. Pudiera ser que este fuera un momento propicio, de no acuerdo para formar Gobierno, para que todos estos ataques a la democracia se produzcan.

Vemos cómo un Gobierno que se dice en funciones abandona toda ética y actúa como lo harían los caciques de un poblado del lejano oeste. Quieren hacernos creer que en estos momentos no existe un foro al que deban rendir cuentas de sus actuaciones. Se arrogan la capacidad de tomar decisiones de importancia (véase la crisis de los refugiados en la UE) porque los parlamentarios que están allí no han nombrado a este Gobierno. Cierto es que, en estos momentos, al Gobierno actual no le ha nombrado este Parlamento y además su presidente ha huido de toda posibilidad de formar un Gobierno, rechazando la oferta del Jefe del Estado en este sentido. Pero entonces, la conclusión a que nos llevaría esto es que el único foro con capacidad representativa en la actualidad es el Parlamento. De ser así, este Gobierno en funciones debería dimitir de inmediato y habría de nombrarse un Gobierno Provisional que le sustituyera.

Otra opción, la más coherente que se seguiría en cualquier democracia y que este Gobierno rechaza, sería la de rendir cuentas y pedir opinión al órgano representativo que existen en la actualidad, como lo es el actual Parlamento. Ese desprecio a la voluntad popular demuestra la forma en que este partido ve lo que es una democracia, cuando el Estado está dejando de ser su coto privado de estos últimos años. Y lo que más llama la atención es que esto le parece normal a mucha gente.

El presidente de este Gobierno en funciones afirma que era desconocedor de lo que sucedía en Valencia. Creo que, caso de ser así, era el único español que desconocía unos hechos que eran “vox populi” y que llenaban portadas en todos los medios desde hace muchos años. No sabía nada, dice. De nuevo en cualquier lugar, que no sean países tercermundistas muy atrasados, eso sería causa de dimisión inmediata. Ningún presidente puede decir eso y quedarse tan tranquilo. Hasta en una comunidad de vecinos esto es así. Y es que existe muy poca tradición en este sentido en nuestros gobernantes, salvo honrosas excepciones (viene a mi mente el recientemente fallecido Antoni Asunción).

Pero lo grave es que esas declaraciones no hayan sorprendido en exceso, como también ocurrió en otros casos: Bárcenas, Rus, etc. Porque, lo que me da miedo, es que todo ello se está asumiendo como normal. Este Gobierno está sentando unos precedentes que pudieran afectar al comportamiento de futuros gobernantes y se está filtrando en el tejido social como forma habitual de funcionamiento. Todo esto se nos está queriendo hacer ver tan normal como es el caso de las muertes por violencia de género o la expulsión de los inmigrantes de la acogedora y soñada Europa.

Lo preocupante para mí no son estos hechos en sí mismos, que lo son y mucho, lo más grave es la aparente indiferencia que esto produce en una sociedad que esta adormecida y cansada, acostumbrada a todo ello, después de años de utilizar el ordeno y mando como forma de gobierno y que está socavando las raíces más profundas de una democracia, a la que tanto nos ha costado llegar. Los muchos que así pensamos tenemos que gritar muy fuerte que todo esto nunca puede ser lo normal.

_____________________________

Angel Viviente Core es coordinador general

de Convocatoria Cívica

Más sobre este tema
stats