Conversación con Latinoamérica

Esta semana he tenido la oportunidad de viajar a Italia para participar en algunos actos culturales. Con especial emoción viví un encuentro con el cardenal y poeta portugués José Tolentino, Prefecto vaticano para asuntos de cultura y educación. Después me reuní en la Pontificia Università Urbaniana con un grupo de alumnos llegados de África, América Latina y Asia para hablar del papa Francisco y de un libro dedicado a él, El papa Francisco, Borges y la literatura, que acaba de publicar el Instituto Cervantes.

Según José Tolentino, las ideas del papa sobre la capacidad de vivir por dentro la existencia de las personas, con sus amores, sus ilusiones y sus sufrimientos, ayudan a comprender que el deseo lector responde a un sentimiento profundo de curiosidad por la vida. Creo que fue esa curiosidad la que llevó al papa Francisco, viejo profesor de literatura, a separarse del pensamiento reaccionario de los papados anteriores y a convertirse en un referente de la defensa universal de la dignidad humana y del respeto a la diversidad de identidades. En los tiempos que vivimos, tiempos de guerras, racismos y genocidio, adquiere mucho valor afirmar desde Roma que quien maltrata a un migrante comete un pecado mortal. Parece que este camino, capaz de denunciar el genocidio que se vive en Gaza, apoyado por los millonarios del mundo, es también el que representa ahora León XIV, otro papa de vocación hispanoamericana.

Hay acontecimientos sobre los que uno necesita hablar más allá de la religión o la política. El respeto a la dignidad humana no debiera suponer una discusión entre la derecha o la izquierda o entre creyentes y no creyentes. Asumir el horror de una matanza, convivir con la realidad televisada del espanto y apoyar la barbarie más sangrienta en nombre de intereses económicos e ideológicos, supone una frontera abismal entre un mundo decente y un mundo volcado en su propio exterminio. La cultura necesita una vez más levantar la voz, agitar el pensamiento crítico, enfrentarse a la infamia programada por las redes sociales y los medios de comunicación que trabajan al servicio de la dictadura de los millonarios. La cultura necesita responder a una brecha mundial que ya no es sólo económica, sino comunicativa.

La cultura necesita responder a una brecha mundial que ya no es sólo económica, sino comunicativa

Por eso creo que ha sido muy importante la celebración en Barcelona de MONDIACULT 2025, la convocatoria internacional de gobiernos que hace la UNESCO para defender la importancia de la cultura en el diseño de las políticas comprometidas en la conformación de nuestro futuro. EEUU no quiso participar, porque ahora prefiere apoyar el genocidio de Gaza en vez de compartir con los países del mundo una conversación cultural sobre el futuro. Pero la cita de Barcelona fue un éxito a la hora de vincular la educación y el pensamiento a la defensa de los valores democráticos, unos debates entre la inteligencia artificial y el multilateralismo que se esfuerzan en sostener una apuesta por la dignidad humana.

El 19 de septiembre del año pasado, en compañía de Ignacio Peyró, tuve la suerte de visitar al papa Francisco en el Vaticano para preparar el libro que un año después hemos presentado en la Pontificia Università Urbaniana ante un público definido por la diversidad de identidades. En aquel viaje le llevamos al papa una edición del Grito hacia Roma, el poema que Federico García Lorca escribió en Nueva York al enterarse de que Pío XI había firmado un acuerdo de actuación con el fascismo de Benito Mussolini, acuerdo que le facilitaba el camino al colonialismo y a la Segunda Guerra Mundial. Ese poema de Lorca fue un canto en defensa humana frente a la soberbia de un mundo mercantilizado y bélico. Traducido a las 24 lenguas oficiales europeas, más al catalán, gallego y euskera, fue el libro que el Instituto Cervantes quiso llevarle al papa Francisco. García Lorca lo escribió para el papa Pío XI, pero muchos años después lo recibió otro papa.

La cita de MONDIACULT, promovida por el Gobierno de España, me ha convencido de que es necesario un nuevo grito en español que establezca puentes entre Europa y América Latina para defender la democracia y nuestro futuro en el mundo. La degradación social de los EEUU, su apuesta por un orden bélico y económico que pueda imponerse a través de la desinformación, exige el compromiso de la cultura, el pensamiento crítico y la capacidad de imaginar respuestas que nos devuelvan el deseo de una justicia internacional y una declaración universal de los derechos humanos. Las intervenciones de las ministras de Colombia, Brasil, Chile y México fueron una magnífica compañía.

Esta semana he tenido la oportunidad de viajar a Italia para participar en algunos actos culturales. Con especial emoción viví un encuentro con el cardenal y poeta portugués José Tolentino, Prefecto vaticano para asuntos de cultura y educación. Después me reuní en la Pontificia Università Urbaniana con un grupo de alumnos llegados de África, América Latina y Asia para hablar del papa Francisco y de un libro dedicado a él, El papa Francisco, Borges y la literatura, que acaba de publicar el Instituto Cervantes.

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