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Ideas Propias

Desprecio a las mujeres víctimas

Miguel Lorente Ideas Propias

En la sesión de control al Gobierno del 20/10/21, la ultraderecha volvió a mostrar su desprecio hacia las mujeres que sufren la violencia por parte de los hombres.

El diputado de Vox Santiago Abascal no dudó en manipular de nuevo la realidad de la violencia sexual para presentar a los migrantes, especialmente a los MENAs, como una amenaza para las mujeres, cuando el verdadero riesgo está en los hombres españoles, que son quienes llevan a cabo la mayoría de las agresiones sexuales. Sólo basta con mirar los datos del estudio realizado por la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE sobre la violencia de género (FRA, 2014), para comprobar que las mujeres sufren más violencia sexual en las relaciones de pareja, concretamente el 7% la ha sufrido en esas circunstancias, que fuera de la relación, donde la ha padecido un 6 %, aunque en gran medida por agresores que eran conocidos y amigos.

Pero si ya es grave que la ultraderecha y sus socios desconozcan la realidad de la violencia sexual respecto a los agresores, más aún es el desprecio mostrado hacia las mujeres que la sufren. El ejemplo lo vimos en la misma sesión del miércoles cuando Santiago Abascal le dijo al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se pusiera “en el lugar del padre al que le violan a su hija”... ¿Y la mujer agredida sexualmente? ¿Quién se pone en su lugar? ¿No existe para él ni para la ultraderecha? El silencio sobre ella forma parte de la estrategia que siguen para proteger su modelo de sociedad, y no es olvido, sino desprecio.

El significado de sus palabras es una nueva demostración de la misoginia que se mueve en esos sectores de la sociedad, y del desprecio hacia las mujeres que sufren la violencia machista, el cual se demuestra en dos hechos. El primero, tal y como acabamos de comentar, en su incapacidad de mostrar la más mínima empatía para ponerse en el lugar de una mujer que sufre una violencia tan grave como es una violación; y el segundo, en la negación de la violencia de género como parte de su táctica negacionista sobre la desigualdad y su injusticia social.

Todo ello se acompaña de un adoctrinamiento social a través de mensajes y campañas manipuladas, especialmente dirigidas a la juventud, hasta el punto de que, tal y como ha recogido el último Observatorio del Centro Reina Sofía, el porcentaje de jóvenes que considera que la violencia de género no existe se ha incrementado un 40% desde 2017, y en la actualidad supone que un 20% de los jóvenes niegue esta violencia. Un aumento que viene de la mano del argumento que utiliza la ultraderecha en las instituciones al afirmar que se trata de un “invento ideológico”.

Como se puede ver con los datos, el único “invento ideológico” son sus manipulaciones, que no se producen por error o confusión, sino que forman parte de una estrategia para reforzar sus posiciones a partir de la negación de las alternativas, y de aquellas partes de la realidad que no encajan en su modelo. Porque lo que hacen con esas estrategias negacionistas es afirmar y reforzar la construcción machista que dice que “las buenas mujeres no son maltratadas” y “las chicas buenas no son violadas”. Por tanto, bajo esa idea, si maltratan a una mujer o violan a una chica es porque ha ocurrido algo que no debería haber sucedido si esas mujeres hubieran hecho lo que se supone que deben hacer, es decir, no salirse de los roles, los tiempos y los espacios que la cultura androcéntrica ha decidido para ellas.

Con ese mensaje, al final, las mujeres son presentadas como responsables de la propia violencia que sufren por haber provocado, por no haberse callado, por estar en el sitio equivocado, o por no estar en su casa a la hora que marca la decencia.

Derogación del machismo

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Y claro, si todo eso es así, los hombres que agreden no son responsables, todo lo contrario, son presentados como víctimas al haber sido provocados o llevados a una situación en la que no les ha quedado más remedio que, como hombres que son, poner a la mujer en su sitio.

La brutalidad y la ignorancia se curan en parte con la lectura, y quienes utilizan razonamientos tan burdos desde las instituciones deberían leer y estudiar algunos de los informes de los organismos internacionales, para aprender que el lugar de más riesgo para las mujeres no es un barrio repleto de MENAs, sino sus casas cuando conviven al lado de un hombre de su misma nacionalidad. Los datos son claros: el 58 % de todos los homicidios que sufren las mujeres en el planeta son cometidos por sus parejas o por algún familiar (ONU, 2019), y el 53 % de las agresiones sexuales son llevadas a cabo por el hombre con el que mantienen una relación de pareja, (FRA, 2014). Es decir, la mayor parte de los homicidios y agresiones sexuales que sufren las mujeres ocurren en sus hogares y por parte de los hombres que son sus parejas o familiares.

No estaría mal que quienes habitan los espacios e ideas de la ultraderecha, incluyendo a algunas de sus diputadas que parecen estar en una burbuja, se pusieran en el lugar de las mujeres que viven la realidad de una sociedad machista, y en el de las víctimas que sufren su violencia y luego la victimización del desprecio de esa parte de la sociedad.

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