El impacto de la discriminación positiva y la cuota de género del sistema electoral saharaui

M. Limam Mohamed Ali

Arrancó recientemente la XII Legislatura del Consejo Nacional Saharaui (Parlamento saharaui), tras la celebración de la sesión plenaria constitutiva. Un momento oportuno si, además de ello, tomamos en consideración que estamos en vísperas de la conmemoración del 50º Aniversario de la fundación del Frente Polisario, para hacer balance del impacto de la discriminación positiva y de la cuota de género del sistema electoral saharaui en la representación política femenina, con el noble propósito de que la igualdad ante el Derecho sea real y no meramente formal.

Al hilo de lo señalado, y con ese diagnóstico de fondo, viene avanzando en las últimas décadas, en la sociedad saharaui al igual que en otras sociedades, la idea de establecer políticas públicas de lo que se conoce como “affirmative action” o “discriminación positiva”, y establecer desde el Estado una política destinada a la mujer que, en un lapso de tiempo razonable, permita lograr que esa igualdad formal se convierta, sin más dilaciones, en una igualdad real.

Antes de entrar en materia, será útil situar las cosas en contexto, aunque para ello habría que hacer un poco de retrospectiva. En tanto que como saharauis no albergamos ninguna duda de que somos humanos y nada humano nos es ajeno, y de que hay de todo en la viña del Señor, creemos que es de justicia no solo reconocer, que también, sino que es motivo de orgullo para cualquier saharaui, poner en valor los logros cosechados por esta gesta emancipadora, librando una guerra de liberación nacional y edificando un Estado, algo sin precedentes en los anales de la historia, para un movimiento de liberación que no cuenta con una esfera productiva. Pese a que, hace tan solo tres décadas, no había dinero en circulación, eso no fue impedimento para que, gracias a la gestión realizada por las mujeres saharauis, los campamentos de refugiados se convirtieran en los más organizados del mundo. La gestión saharaui fue fuente de inspiración para varias organizaciones internacionales encargadas de los refugiados. Fuimos y seguimos siendo los refugiados que más baratos le salen al ACNUR.

Junto a lo anterior, huelga recordar que dichos campamentos son de los más seguros del mundo, son los que más visitas de foráneos reciben al año, donde la tenencia de armas está totalmente prohibida, en los que no se ha registrado ni un solo caso de violencia machista, y donde no hay presos de conciencia.

La discriminación positiva como instrumento para un mayor empoderamiento de la mujer saharaui

En las últimas décadas, la idea de “discriminación positiva” o “acción afirmativa” define las políticas sociales dirigidas a corregir las desigualdades, materiales y de hecho, que sufren ciertos colectivos tradicionalmente desfavorecidos, como el de las mujeres. Su finalidad es garantizar una igualdad real y efectiva de derechos y oportunidades para estos colectivos. La discriminación positiva se aplica en diferentes ámbitos, como el de conseguir la igualdad de sexos.

Las políticas de discriminación positiva consisten en crear jurídicamente unas desigualdades, de forma temporal, para favorecer la igualdad de hecho. La discriminación positiva hay que entenderla como una herramienta para transformar la sociedad. El concepto se ha desarrollado en diferentes latitudes, con una amplia base legal que avala su desarrollo práctico e instrumental.

En lo que al Frente Polisario se refiere, tuvo una posición clara al respecto, y que guarda una relación íntima con los principios sobre los que se fundó el 10 de mayo de 1973. Tenía y tiene la firme convicción de que hay que promocionar la participación de la mujer, dado que su activismo constituye un factor esencial para la movilización a favor de la lucha por los derechos legítimos del Pueblo saharaui. Se prestó especial importancia a la creación y organización de los diferentes segmentos de la sociedad civil en organizaciones de masas, en las que se dio un trato preferencial a la mujer saharaui para que fuera tomando conciencia de sus derechos y deberes.

En resumen, “edifiquemos una cultura nacional que emane de la realidad de nuestro Pueblo y que tienda a transformarlo”. Esta cita de Luali Mustafa Sayed, fundador del Frente Polisario, comprime todo lo anteriormente señalado y, en honor a la verdad, mantiene su vigencia.

De la discriminación positiva a la cuota de género, una evolución bien encaminada

La cuota de género es una acción positiva dirigida a conseguir la igualdad de género y una distribución equitativa ente mujeres y hombres en el acceso a los cargos. Se podría considerar la participación real de la mujer en la vida política y su empoderamiento, y su derecho a cultivarse y a disfrutar de una riqueza propia, factores esenciales que contribuyen a que la mujer pueda desempeñar un papel relevante dentro de su sociedad. Esto es lo que induce a muchos de los responsables de la toma de decisiones a respaldar activamente el empoderamiento de la mujer y su participación real dentro de la sociedad, por constituir la mitad de la misma. Abandonarla a su suerte significaría aceptar que la sociedad saharaui tenga que funcionar tan solo con la mitad de su fuerza productiva y anestesiar a la otra mitad; de aquí la importancia de las conclusiones de algunos informes y estudios realizados por el Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que aportan importantes indicadores sobre el desarrollo humano y que demuestran, de forma fehaciente, el avance de las sociedades en diferentes aspectos como el político, económico, social o cultural.

Además, huelga recordar que, gracias a la cuota de género, la Dirección actual del Frente Polisario cuenta con seis mujeres, una de ellas ostenta este cargo por primera vez. El Gobierno saharaui cuenta con tres ministerios dirigidos por mujeres: Interior, Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer, y el de Cooperación. Tres de los cinco campamentos con población refugiada, están dirigidos por gobernadoras.

Tras la modificación de la ley electoral saharaui con el propósito de garantizar un mayor empoderamiento de la mujer, las elecciones del Consejo Nacional Saharaui (CNS), que está formado por 53 diputadas y diputados, están obligadas a aplicar la cuota de género. Las wilayas (provincias), con mayor número de dairas (municipios) como son las de Smara y Dajla, que cuentan con 7 escaños cada una de ellas; la modificación de la ley electoral obliga a que 4 de los 7 escaños sean ocupados por mujeres. Respecto a las wilayas de Auserd y El Aaiún, que cuentan con 6 escaños cada una, 3 de esos 6 han de ser titularidad de mujeres. En la wilaya de Bojador, que cuenta con 4 escaños, 2 de ellos han de ser para mujeres. Y en relación a la wilaya de Mártir El Hafed (Rabuni), debe haber 1 diputada.

La vocación de la sociedad saharaui moderna por los valores del enfoque de igualdad de género

La sociedad saharaui no solo es tolerante, sino que no es misógina y, dentro de la misma, se tiene muy en consideración a la mujer. Es la única mujer del mundo árabo-musulmán a la que no solo no se le estigmatiza por divorciarse, sino que ello no es impedimento para volver a contraer matrimonio. No pierde la custodia de sus hijos tras el divorcio. Puede conducir su propio vehículo si dispone de permiso de conducción. No necesita un familiar allegado a su lado a la hora de viajar. Se han dado casos de compañeras y compañeros que contrajeron matrimonio con personas de otra confesión y no se les ha estigmatizado por ello, pese a ostentar cargos relevantes en la RASD y el Frente Polisario. No existe una brecha salarial por cuestión de género. No se ha dado ni un solo caso en el que un hombre saharaui haya renunciado a su cargo porque su inmediata superior fuera una mujer.

Consideramos la emancipación de la mujer saharaui como la mejor garantía para su participación real en la vida política y su empoderamiento, lo que allana su camino para ejercer su derecho a cultivarse

Consideramos la emancipación de la mujer saharaui como la mejor garantía para su participación real en la vida política y su empoderamiento, lo que allana su camino para ejercer su derecho a cultivarse, factores esenciales que contribuyen a que la mujer pueda desempeñar un papel esencial en su sociedad. Las estadísticas al respecto hablan por sí solas.

Ahora, si hay alguien que pretende lanzar ciertas aseveraciones, cuestionables por cierto, con el propósito de ignorar y/o ningunear todo lo anteriormente señalado, porque a su juicio resultan logros nimios por no ser homologables al feminismo hegemónico o blanco, ha de destacarse la dirección perfecta, el desarrollo y la rápida evolución del rol de la mujer en la sociedad saharaui. Todo ello confirmado en las conclusiones de sus trabajos de investigación, desde una perspectiva interdisciplinar, por académicas, activistas y feministas occidentales.

La XII legislatura del Consejo Nacional Saharaui (CNS)

Se estableció, en virtud de un Decreto Presidencial hecho público el 12 de marzo de 2023, la creación de una Comisión Nacional Encargada del Proceso Electoral para esta XII Legislatura. La citada comisión electoral estaba integrada por 129 miembros.

El núm. 95 del BOE saharaui contiene todo el articulado referente a la normativa jurídica que regula las elecciones al Consejo Nacional Saharaui (Parlamento), y el reglamento interno de la Comisión Nacional Encargada del Proceso Electoral para esta legislatura.

El 8 de abril de 2023, en todas las wilayas (provincias), e instituciones nacionales, dieron comienzo las conferencias políticas para la elección de los miembros del Consejo Nacional Saharaui. En las citadas conferencias, que se desarrollaron a lo largo de dos días, se sometió a discusión la normativa jurídica que regula el proceso electoral, así como un documento sobre la trayectoria, importancia y experiencia del CNS en tanto que Poder Legislativo; además de un balance del cometido del Consejo Nacional Saharaui durante la anterior legislatura, y la designación del comité supervisor del proceso electoral de los miembros del CNS para cada circunscripción electoral.

Los 53 escaños del CNS se distribuyen entre circunscripciones electorales; pero además hay que cumplir con la cuota de género. La Ley Electoral tiene asignados 7 escaños a la wilaya de Smara y a la wilaya de Dajla (por tener cada una de ellas 7 dairas), y han de incluir al menos a cuatro mujeres, mientras que de los 6 escaños asignados a cada una de las wilayas de El Aaiún y Auserd, han de incluir al menos a tres mujeres en cada una de dichas wilayas; la de Bojador cuenta con 3 escaños y debe incluir al menos a dos mujeres; y 4 escaños fueron asignados a la unidad administrativa y política del Mártir El Hafed (Rabuni), que tenía que incluir al menos a una mujer. A las organizaciones de masas (mujeres, estudiantes, jóvenes y trabajadores), se les asignó un escaño para cada organización, mientras que se asignaron 3 escaños al Consejo Consultivo y 10 representantes en el Consejo Nacional Saharaui al Ejército de Liberación Popular Saharaui.

Los responsables de las conferencias políticas presentaron una serie de directrices para velar por la transparencia y la credibilidad del proceso electoral, valorando la labor de las comisiones que habían supervisado el proceso de presentación de los expedientes de las candidatas y los candidatos, escrutándolos, así como examinando los recursos presentados contra la denegación a aceptar a trámite los expedientes presentados por algunas candidatas y candidatos. También enfatizaron en la necesidad de facilitar el trabajo de los observadores que pudieran asistir al proceso electoral y crear todas las condiciones necesarias para que pudieran cumplir con su cometido.

Las conferencias políticas examinaron la situación actual de la causa nacional, los desafíos que afronta y los logros más importantes cosechados, a nivel interno y externo.

Estas elecciones libres e imparciales implicaron algo más que depositar un voto, se ha generado una dinámica que favorece la candidatura de las mujeres. Tras el escrutinio final, las mujeres obtuvieron casi un 42% de los votos emitidos (21 diputadas de 53). Pero lo más remarcable es que en algunas circunscripciones electorales no han tenido necesidad de recurrir a la cuota de género.

Al hilo de lo anteriormente señalado, y para poner en valor esos porcentajes, convendría recordar que, en 2020, las mujeres representaron el 24,9% del total de parlamentarios en el África Subsahariana (un incremento de 0,5 puntos desde 2019).

En resumen, este número de diputadas saharauis es un hecho revelador, demuestra el impacto positivo que están teniendo las políticas de discriminación positiva y las cuotas de género en el empoderamiento de la mujer saharaui, dado que nos indica que hay un clamor popular por alcanzar la paridad cuanto antes; por consiguiente, el Poder Legislativo saharaui, que es donde reside la soberanía popular, está llamado a adoptar medidas tangibles a tal efecto. Parece ser que la cuota de género, que es una acción positiva dirigida a conseguir la igualdad de género y una distribución equitativa entre mujeres y hombres en el acceso a los cargos, se está quedando corta. En otras palabras, se ha de respetar plenamente el principio de la paridad por introducir una serie de medidas correctoras tendentes a crear una sociedad más justa. Para tal propósito, y sin perder de vista que estamos viviendo una situación de guerra y contamos afortunadamente con compañeras muy bien formadas a las que se podría encomendar cualquier cometido, ha de velarse para que los varones saharauis tengan la deferencia de dar un paso atrás para hacer de la paridad un hecho tangible, en lugar de competir con sus compañeras en tiempos de guerra. Los varones saharauis están llamados a animarlas a tener una mayor participación en la vida política, para generar mayor sinergia y complementariedad entre ambos; se ha de incrementar el número de mujeres en los cargos de libre designación, las mujeres saharauis están llamadas a votar más a sus compañeras y a sensibilizar sobre los obstáculos que supone la autoexclusión.

No nos cansaremos de repetir que, sin ellas, habría resultado imposible que hubiéramos llegado hasta aquí.

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M. Limam Mohamed Ali es embajador de la RASD en Kenia

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