Kutxi: la sonrisa que Billy el Niño no pudo borrar

Rosa García, Paz Romero y Sacri García-Rayo

Nuestra querida compañera Felisa Echegoyen, Kutxi, fallecida el 17 de octubre, nació en Madrid y quedó huérfana de madre a muy temprana edad. Durante las campañas de protestas por el Proceso de Burgos de diciembre de 1970, comenzó a colaborar con la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) “picando” clichés para elaborar propaganda que se repartía al día siguiente en barrios, fábricas y facultades. Había que impedir que se ejecutaran las condenas a muerte contra los militantes vascos. 

Su militancia antifranquista le llevó a ser detenida por la policía política el 8 de octubre de 1974. Contaba Kutxi que cuando iba hacia el metro de Lavapiés, barrio en el que vivía entonces, se percató de un grupo de hombres entre los que distinguió claramente a González Pacheco, alias Billy el Niño. Corrió hacia su casa para hacer desaparecer documentos y materiales y evitar así que cayeran en manos de la Brigada Político Social. A los pocos minutos, irrumpieron en su casa tirando la puerta, golpeándola y amenazando con tirarla por la ventana. Pasó tres días en la Dirección General de Seguridad y años después, en 2014, en un acto celebrado en Madrid, Kutxi explicó con voz firme –aunque no paró de temblar–, su paso por la DGS: “Deseé morirme con tanto empeño que me quedé rígida, sin apenas respiración. Tenía tanto pánico que ni siquiera sentía los pies en el suelo. Sólo me mantenían en pie los golpes que, a un lado y al otro, iban equilibrando las porras sobre mi cuerpo”. Llegó a la cárcel de mujeres de Yeserías el día 11 de octubre y permaneció allí hasta el 8 de diciembre cuando obtuvo la libertad condicional, previo pago de una fianza de 25.000 ptas., una cantidad considerable para la época.

En 1981 se marchó a Barcelona, donde comenzó a trabajar y a desarrollar su labor sindicalista y feminista, porque Kutxi siempre se mantuvo activa y dispuesta a luchar.

Al volver a Madrid recuperó el contacto con compañeros y compañeras de su juventud, entre ellos Chato Galante. Precisamente, a través de Chato, a partir del 2010, se unió con otras personas que habían sufrido la represión de la dictadura y decidieron fundar la asociación La Comuna, en 2011. En las cárceles franquistas, las personas presas se organizaban en grupos llamados “comunas” para asegurar la solidaridad mutua, de ahí el nombre de la asociación. 

Se adhirió a la querella argentina, en 2013, con una demanda penal contra sus torturadores, yendo a declarar ante la jueza Servini, en septiembre de 2021. En este año también presentó querella en el Estado español que, tras agotar la vía judicial sin resultado positivo, se llevó ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU que la aceptó, aunque aún no se ha pronunciado.

Como activista de La Comuna, Kutxi desarrolló una importante y valiosísima actividad hasta donde le dejó su enfermedad. Participó en múltiples actividades como el acto del “juicio popular contra Billy el Niño, en 2014, donde contó su experiencia, como ya hemos dicho. Siempre estaba dispuesta a realizar cualquier trabajo activista, por pesado que fuera. Mantenía la relación directa con los socios y las socias, a quienes informaba de las actividades y se interesaba por su situación y les enviaba palabras de ánimo porque Kutxi era directa, perseverante, diligente y disciplinada, también tierna y generosa.

Participó en la película/documental El silencio de otros, de Almudena Carracedo y Robert Behar, que se estrenó en 2018 y obtuvo, entre otros muchos premios, el Goya en 2019, a cuya gala acudió en Sevilla y cuya difusión acompañó incansablemente por infinidad de lugares de todo el Estado español. También es una de las protagonistas de la película dibujada Flores bajo el hielo, de Marco Potyomkin.

No olvidaremos nunca cómo derribó el “muro de la impunidad” durante la concentración que se hizo el día en el que la jueza Servini le tomó declaración a Martín Villa en el Consulado Argentino

Kutxi fue entrevistada para decenas de medios escritos y visuales, dio charlas en colegios, institutos y centros sociales; difundió la lucha por los derechos humanos y la memoria democrática por todos los lugares que pudo, se unió a la ola feminista y participó en todos los eventos de la lucha por los derechos de las mujeres y, en sus últimos tiempos, a pesar de los dolores que le causaba su enfermedad, fue capaz de acudir a las manifestaciones de apoyo a Palestina. 

En diciembre de 2019 recibió un homenaje en el evento Supervivientes de la memoria organizado por el diario Público, en el que participó su hija con un artículo titulado: “La sonrisa que Billy el Niño no pudo borrar”, lo que le llenó de alegría y orgullo.

Efectivamente, si algo distinguía a Kutxi era su valentía y fortaleza. Se enfrentó varias veces con los fascistas, como en el Metro de Madrid, durante la campaña electoral de las primeras elecciones en junio de 1977, cuando arremetió a bolsazo limpio contra unos fascistas que intentaron agredirla a ella y a su compañera Ángela mientras pegaban carteles. O mucho más tarde, cuando sufrió una agresión de otro fascista que le fracturó una costilla, en las fiestas de La Melonera, en septiembre de 2018. Kutxi les estaba recriminando que no dejaran escuchar la lectura del pregón por parte de Moha Gerehou y Paula Guerra, activistas antirracistas. Unos días después, el Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó por unanimidad condenar firmemente esta agresión.

No olvidaremos nunca cómo derribó el “muro de la impunidad” durante la concentración que se hizo el día en el que la jueza Servini le tomó declaración a Martín Villa en el consulado argentino.

Pero lo que más vamos a recordar de Kutxi es esa sonrisa amplia y sincera con la que te recibía y su gran capacidad de querer, de preocuparse, de atender a toda persona que lo necesitara. Va a ser muy difícil seguir sin ella porque es muy dolorosa su ausencia, pero nos anima pensar que ella también sufrió por las ausencias de amigos muy queridos como Carlos Slepoy y, particularmente, Chato, y siguió cumpliendo con las obligaciones que se había impuesto. Por ella, por tantas y tantos que se han quedado en el camino, a quienes les debemos su ejemplo de vida y de lucha, vamos a seguir. 

¡Gracias, Kutxi!

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Rosa García, Paz Romero y Sacri García-Rayo forman parte de “La Comuna. Asociación de presas, presos y represaliados de la dictadura franquista’.

Nuestra querida compañera Felisa Echegoyen, Kutxi, fallecida el 17 de octubre, nació en Madrid y quedó huérfana de madre a muy temprana edad. Durante las campañas de protestas por el Proceso de Burgos de diciembre de 1970, comenzó a colaborar con la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) “picando” clichés para elaborar propaganda que se repartía al día siguiente en barrios, fábricas y facultades. Había que impedir que se ejecutaran las condenas a muerte contra los militantes vascos. 

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