Atentados 17A

Del 11M al 17A, por qué vuelven a calar las teorías de la conspiración

La presidenta del Parlament, Laura Borràs (c), durante el homenaje a las víctimas del atentado del 17 de agosto

Los grandes atentados de la historia siempre suelen ir acompañados de una teoría de la conspiración del mismo calibre. El derribo de las Torres Gemelas fue, en realidad, un ataque de falsa bandera del gobierno de Estados Unidos. En España sucedió con la masacre de los trenes de Madrid, que el Gobierno del José María Aznar atribuyó sin pruebas a ETA en vísperas de las elecciones del 14 de marzo de 2004. La historia se repite con los atentados del 17 de agosto de 2017, donde una parte del independentismo adivina ahora la "mano negra" del Estado español. 

Para Jordi Mir, experto en filosofía moral y política y profesor de la Universidad Pompeu Fabra, "siempre que estamos ante un gran acontecimiento en el que hay dudas sobre causas y consecuencias surgen diferentes explicaciones que se disputan la confianza de la gente". "En las sociedades con más polarización y enfrentamiento es más probable que cualquier episodio mínimamente conflictivo genere una causa para la batalla. Puede ser un episodio pequeño e insignificante u uno grande y de gran relevancia", señala a este periódico.

Hace cinco años una célula yihadista perpetró un doble atentado en Cataluña (en las localidades de Barcelona y Cambrils) que se cobró la vida de 16 personas y dejó heridas a más de un centenar. Los autores materiales murieron durante el ataque o lo hicieron a las pocas horas y tres de los integrantes de la célula (Mohamed Houli, Driss Oukabir y Said Ben Iazza) fueron condenados a penas de 53, 46 y ocho años de cárcel por su colaboración en los preparativos.

Este miércoles se celebró el tradicional homenaje a la víctimas del 17A en Las Ramblas, el lugar donde ocurrió el primer ataque, un minuto de silencio que se vio interrumpido por un grupo de independentistas que reclamaban "la verdad". Algunos de los miembros de este colectivo, conformado por medio centenar de personas, se llegaron a enfrentar a los familiares de las víctimas, acusándolos de "blanquear" al Gobierno. "Este boicot ilustra el hecho de que cualquier circunstancia puede ser pasto de teorías de la conspiración", expone Laura Méndez, politóloga especializada en el análisis de inteligencia.

Este sector del independentismo sostiene la teoría de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy, a través de sus servicios secretos y el Ministerio del Interior, sabía de antemano cuáles eran los planes del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, el cerebro de los atentados, y los permitió para frenar al movimiento independentista, que unas semanas después celebró el referéndum ilegal del 1-O.  "La autoría del atentado ha quedado perfectamente acreditada, pero la conspiración se ha visto arropada por elementos significados del independentismo catalán porque justifica su narrativa contra el Estado", prosigue Méndez.

Para Mir, "hay quien considera que Cataluña y los catalanes sufren injusticias y opresiones que están detrás de todo lo que ocurre": "Y todo cabo suelto, explicación deficiente o teoría por confirmar pueden ser utilizadas en favor de su posición. El escenario de enfrentamiento favorece que se quiera aprovechar la mínima oportunidad y parece haber efecto bola de nieve", razona.

El papel de Villarejo y la mentira

Pero, ¿cuál es el origen de esta teoría sobre los atentados? En medios como Público o Okdiario se llegó a publicar que el imán fue confidente del CNI hasta el mismo día de los ataques, una información que contó con un enorme eco en los medios de comunicación catalanes. Esta tesis fue rubricada por el comisario jubilado José Manuel Villarejo, que afirmó durante su declaración en el juicio del caso Tándem que los atentados fueron un "error grave" del entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán, que no supo calcular las consecuencias en su intento de darle un “pequeño susto” a Cataluña.

Según Laura Méndez, Villarejo "intenta crear las condiciones para que se intervenga a su favor en el proceso judicial atribuyendo al Estado, concretamente al CNI, la inducción de los atentados de Cataluña porque existe la falsa creencia de que los servicios de inteligencia actúan de espaldas al Estado de Derecho", expone. Lo cierto es que Sanz Roldán reconoció ante el Congreso que el CNI mantuvo contactos con el imán cuando cumplía condena por tráfico de drogas en Castelló, al tiempo que lamentó que los servicios de inteligencia no prestaron a Es Satty la atención debida cuando salió de prisión. Esta confesión dio cancha al independentismo y también a grupos como Unidas Podemos, que tras estas revelaciones demandaron conocer “la verdad”, sembrando dudas sobre lo que concluyó la investigación policial y judicial.

El hecho de que los servicios de inteligencia admitieran esos contactos es clave para conformar la teoría de la conspiración. “La mentira necesita de una pequeña parte de verdad o duda para anidar en nosotros”, reflexiona el profesor Jordi Mir, que aprecia "paralelismos" con la postura de parte del independentismo y el 11M.

Por su parte, Méndez cree que las filtraciones que provienen del entorno del excomisario "benefician igualmente a elementos oportunistas de extrema derecha como el tuitero Alvise, que difundió esta conspiración en Telegram": "La derecha reaccionaria que ahondó en la conspiración del 11M, abanderada por algunos medios comunicación, también construyó asociaciones casuales ajenas al sumario y la sentencia", zanja.

Junts lidera la teoría de la conspiración

Algunas formaciones como Unidas Podemos han matizado sus sospechas iniciales, ya que el mismo Pablo Iglesias criticó en 2019 el "silencio de los grandes medios" sobre "lo que el CNI sabía de los terroristas de Las Ramblas", algo que a su juicio revelaba "cómo funciona el poder en España" y servía "para entender ciertos vetos para que nada cambie. ¿Por qué PP, PSOE y Cs impidieron que el Congreso investigara? ¿Por qué callan hoy?", planteaba. Sin embargo, actualmente voces como la de la alcaldesa Ada Colau denuncian ya sin tapujos estas teorías de la conspiración. "Hacen daño a las víctimas y los propios Mossos dicen que no tienen ninguna base", afirma.

Asimismo, ERC condena tajantemente el boicot del miércoles. "No respetar un minuto de silencio en recuerdo a las víctimas de un atentado es miserable. Y sacar rédito político de ello, despreciable. No en mi nombre", escribió a través de su cuenta de Twitter el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. En otro tuit, publicado este jueves, el catalán señaló que "querer saber la relación (reconocida) entre Es Satty y el CNI, es querer saber qué falló. No una conspiranoia", precisó.

El máximo responsables de los Mossos en aquel momento,  Josep Lluís Trapero, descartó este mismo domingo en una entrevista en La Vanguardia cualquier tipo de teorías conspirativa. Preguntado por la relación entre el imán de Ripoll y el CNI, aseguró que la investigación de la inteligencia española fue "la respuesta más efectiva, con más conocimiento de datos, más profunda, y más leal". "La única realidad de aquel momento es que el CNI nos ayudó mucho en la investigación", afirmó el excomisario jefe.

Algunas lecciones que aprender de los atentados del 17-A

Algunas lecciones que aprender de los atentados del 17-A

Los que siguen alimentando esta teoría son los dirigentes de Junts, como la expresidenta del Parlament, Laura Borràs, o el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont. Borràs saludó efusivamente al grupo que fue a boicotear el acto, lo que le granjeó las críticas de sus socios de gobierno. Este jueves, sin embargo, Borràs ha afirmado que "los minutos de silencios están para respetarlos" y ha afirmado que se dirigió hacia ellos una vez finalizó el homenaje.

"Me parece que no se puede entender la dimensión de lo ocurrido si la disputa se genera alrededor de la figura de Borràs dentro de Junts i del Govern. Ella está aprovechando todo episodio que pueda sembrar dudas en beneficio propio. Para intentar evitar el juicio, para retroalimentar las pocas bases que la apoyan", reflexiona Mir, que anticipa más enfrentamientos entre sectores independentistas.

Méndez cree que Junts está "debilitado frente a una ERC con buenas expectativas electorales" y que eso contribuye a que la idea de un "agravio común" hacia lo catalán se asiente, "ya sea por acción u omisión": "Hay una clara tensión en un movimiento independentista fracturado que pretende señalar al Estado como autor de crímenes propios de regímenes dictatoriales", zanja.

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