15-J, Día contra los CIE: “Nos han tratado de una manera inhumana”

Corre. Esa fue la primera palabra que escuchó Alhagie Yerro cuando llegó a España. "Pensé que era la forma de saludar en español, porque fue lo que me gritó una chica cuando llegué". Así recuerda el joven su primer contacto con el país al conseguir desembarcar en una abarrotada playa tenerifeña en el año 2009. Más allá de lo anecdótico, la gran historia de Yerro se escribió después, tras ese primer consejo en forma de imperativo exclamado por una de las decenas de personas que se encontraban al otro lado de las aguas.

Hoy, siete años después, lo narra en el documental Yerro. Capitán de su destino, dirigido por Rodrigo Vázquez a partir de una idea de Miguel Ángel Vázquez, portavoz del partido Por un Mundo más Justo. Este miércoles la Sala Mirador, situada en el barrio madrileño de Lavapiés, acogió el preestreno del cortometraje con la presencia de su protagonista y de participantes que prestaron su voz en el mismo, como la portavoz de la Plataforma Estatal por el cierre de los CIE, Irene Ruano.

"Bajo miedo nunca hay libertad"

Yerro pasó 35 días aislado en tres Centros de Internamiento de Extranjeros distintos. "No sé dónde nos pudieron llevar. Un cuartel militar abandonado, o un CIE, o Guantánamo. No sé cómo lo puedo llamar, pero el mayor castigo de mi vida lo he pasado ahí. Llegué incluso a pensar que debía volver de donde había venido porque [en Gambia, su país de origen] ni siquiera me trataban así". 

Tras ese periodo de tiempo, y ante la imposibilidad de expulsarle, las autoridades deciden poner a Yerro en libertad. Aunque, echando la vista atrás y reflexionando sobre ello, el joven reconoce hoy que "libertad" no es la palabra adecuada: "Bajo miedo nunca hay libertad". Admite, además, que cuando llegó a España "pensaba luchar por una jornada de ocho horas donde me pagaran cincuenta euros diarios y al mes tener algo que mandar a casa". Sin embargo, "lo primero que te encuentras es que hay una crisis tremenda y una serie de leyes que te impiden hacer lo que estabas pensando".

El joven de Gambia, que había soñado con viajar a España pero jamás con llegar a Bruselas y poder contar su historia y la de cientos de migrantes, planta cara al miedo para, en mayo del 2015, convertirse en el primer migrante que denuncia los CIE en el Parlamento Europeo, gracias a la invitación del eurodiputado de Primavera Europea Jordi Sebastiá y al partido Por un Mundo más Justo.

Hoy Yerro, convertido en activista, continúa combatiendo por quienes llegan a suelo español huyendo de la guerra y la miseria, y que sin embargo están viendo cómo sus derechos humanos son pisoteados. Está convencido de que el cierre de los CIE no sólo es posible, sino que se producirá tarde o temprano: "Va a ser muy difícil, pero las luchas que van por el buen camino nunca son fáciles".

Un ejemplo para la UE

"Las directivas europeas no obligan a los Estados a tener un centro de internamiento, ofrecen la posibilidad de que se expulse o regularice a las personas, y en esa diatriba los Estados han decidido internar a las personas para asegurar la expulsión" explica la activista Irene Ruano, que además subraya la posibilidad de "ampliar el catálogo de acceso a los papeles", porque "no podemos seguir permitiéndonos ser un Estado donde haya centros de internamiento".

Por su parte, Miguel Ángel Vázquez se muestra categórico al sostener que "de aquí a un año, no existirá ningún CIE". Su seguridad, explica, se debe a que cada día "es el último día por el cierre" de estos centros. En este sentido, entiende que no hay ningún motivo para mantenerlos abiertos, y que abolirlos definitivamente sería una forma de que España se alce como ejemplo en el marco de la UE. 

"Desde Bruselas este corto documental será una de las herramientas de difusión para trabajar por el cierre de los CIE", señala el político, quien apunta que "antes de que se acabe la legislatura se hará otro acto al respecto". En cuanto a los próximos comicios del 26 de junio, Vázquez, que es además candidato por Unidos Podemos, señala como prioridad el cierre de estos centros, algo que no considera difícil de llevar a cabo. "Hasta ahora no se ha hecho porque hay una falta de empatía de las administraciones, no entienden y no llegan hasta testimonios como los de Yerro", pero también apunta a "una ceguera total a lo que supone estar en esos lugares". Además, continúa, "estos centros pensados para contener y expulsar, ni en un 40% de los casos cumplen el objetivo de devolver a los migrantes".

Expulsiones express

Cerrar los CIE, no obstante, no acabaría con las llamadas expulsiones express. Y es que sólo durante el año 2013 fueron expulsados 6.642 migrantes que se encontraban en suelo español, algunos tras más de doce años conviviendo con sus vecinos españoles, como el caso –ficticio, pero basado en hechos reales que se suceden diariamente– del senegalés que protagoniza Express, un cortometraje dirigido por Juan Herreros e ideado por Carlos Olalla.

La cinta, que también se presentó en la Sala Mirador, cuenta la historia de un padre de familia que pierde el permiso de residencia al quedarse en paro. Una llamada de dos policías basta para que el protagonista se presente en comisaría, y nunca más regrese a su hogar. Dos días después un avión le lleva a su país de origen.

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El aeroplano que aparece en pantalla lleva impresas las letras de la compañía Air Europa. Los autores del corto lo decidieron así, y no de forma inocente, sino por tratarse de una de las dos empresas –Air Europa y Swiftair– que tienen una contrata pública de 12 millones de euros al año para realizar vuelos de deportación. El resto de compañías, además, "están deportando individualmente en vuelos regulares", tal y como explica el actor Carlos Olalla.

Este tipo de acontecimientos se producen diariamente en territorio español, sin que los migrantes ni sus abogados puedan hacer nada por impedirlo. Ante ello, Olalla incide en la importancia de "dar a conocer esta situación con el fin de que todas las personas" puedan hacer lo que esté en sus manos para evitar las deportaciones. El actor se refiere, por un lado, a "acciones en los aeropuertos, a pesar de que estén penadas por la ley mordaza con multas de 600 a 30.000 euros", pero también alude a actos más sencillos como no abrocharse el cinturón de seguridad en el propio avión, de modo que "ese avión no va a despegar, y eso obliga a que el comandante tome cartas en el asunto y decida si esa persona que está siendo deportada baje del avión o no".

Los dos cortometrajes estarán a disposición del público en internet y en abierto a partir de este jueves 16 de junio. El documental protagonizado por Yerro, además, aspira a entrar en la categoría de corto documental en los Premios Goya del próximo año.

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