Acuerdo en Bruselas

El acuerdo europeo allana el camino a los Presupuestos sin cuestionar el pacto de Gobierno de PSOE y Unidas Podemos

El presidente Pedro Sánchez conversa con el primer ministro holandés, Mark Rutte, en un descanso de la cumbre de Bruselas. A la derecha, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya tiene lo que necesitaba para poner en marcha el proyecto de presupuestos: la certidumbre de que en los próximos años España recibirá aproximadamente 140.000 millones de euros de los que 72.700 serán en transferencias y el resto en préstamos. Una suma de dinero que, como él mismo se encargó de subrayar en rueda de prensa nada más finalizar la cumbre más larga de la historia europea y antes de viajar a España para presidir el Consejo de Ministros, representa el 11% del PIB español de 2019.

No es todo el dinero que España reclamaba, pero sí la mayor parte. Tiene dos elementos muy importantes para el Gobierno: la transferencia de fondos que no habrá que devolver y la decisión de que ese dinero salga, por primera vez en la historia, del endeudamiento de la Unión Europea. Y, lo que para Sánchez es igualmente importante, permite tener a día de hoy la cifra que necesitaba para empezar a trabajar en los que, si consigue el apoyo de la mayoría del Congreso, serán sus primeros Presupuestos Generales del Estado después de dos años en la Presidencia del Gobierno.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, estaba a la espera del resultado de la cumbre para avanzar en el borrador de esas cuentas que, además de ser las primeras que expresen la política de la coalición PSOE-Unidas Podemos son especialmente relevantes porque sobre ellas deberá edificarse la recuperación económica que el Gobierno quiere hacer realidades año que viene tras el hundimiento provocado por la pandemia de la covid-19.

Sánchez regresa de Bruselas sin otra condicionalidad en el uso de esos fondos que su aplicación en los programas de de digitalización, educación y transición ecológica que ya estaban en el núcleo del pacto de coalición. Y sin nada concreto que le ate en relación con aspectos clave del programa de gobierno que comparten PSOE y Unidas Podemos como la modificación de reforma laboral, la sostenibilidad de las pensiones o la política fiscal.

“No hay nada nuevo”, declaró en Bruselas al término de la cumbre. Las recomendaciones por países de la Unión Europea para 2019 y 2020, recordó, “que son a las cuales se van a referir los planes nacionales de reforma y también la negociación que vamos a tener con la Comisión Europea y su aprobación ulterior en el Consejo Europeo”, hablan “de transición digital, de una política económica inclusiva, que fomente la cohesión social, de la transición digital”. La agenda de la Unión Europea y la de España, subrayó, “están en sincronía absoluta”.

El resultado de la cumbre despeja cualquier duda sobre la estabilidad de la coalición. El vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, lo dejó claro a primer ahora de la mañana a través de Twitter. “El acuerdo alcanzado esta madrugada en Europa no va todo lo lejos que a algunos nos gustaría, pero va en una dirección diametralmente opuesta a lo que vimos en la última década” y “tiene un alcance histórico y sin precedentes en la UE: el conjunto de los países que componen la Unión se endeudará conjuntamente para financiar un estímulo fiscal de una dimensión muy importante”. “No solo no impedirá que el Gobierno de coalición continúe aplicando su programa, sino que significará un enorme estímulo para continuar con las transformaciones”, subrayó.

Lección aprendida

En opinión de Iglesias “la UE parece haber aprendido las lecciones tras la crisis anterior: en esta ocasión no tendremos austeridad, sino un ambicioso plan de estímulos fiscales; en esta ocasión no tendremos hombres de negro visitando los países, sino planes de inversión negociados”. Con este dinero será posible, destacó, “impulsar la recuperación de nuestra economía y propiciar la transformación de nuestro modelo productivo, avanzando hacia la transición ecológica, la digitalización, la movilidad sostenible y el desarrollo de la economía de cuidados”.

A partir de ahora el Gobierno se centrará en los Presupuestos. Y eso significa también explorar con qué socios trata de sacarlos adelante o, lo que es lo mismo, decidir si busca un acuerdo por la izquierda con ERC o por la derecha con Ciudadanos.

Los socialistas son muy conscientes de las limitaciones de una colaboración con la formación naranja, cuyo programa económico, declaradamente neoliberal, está en las antípodas del Gobierno, pero en Moncloa saben también que la comunicación con Ciudadanos le resulta muy útil en relación con dos escenarios tan diferentes como complicados. El primero, según fuentes del Gobierno consultadas por infoLibre, está conectado con la derecha económica y mediática y, en especial, con la patronal. Porque desactiva los mensajes exagerados del PP y de Vox que tratan de retratar al Gobierno como un gabinete radical incapaz de abrir espacios de diálogo. El segundo, porque envía a los socios preferentes del Ejecutivo, PNV y Esquerra, el mensaje de que si en algún momento presionan demasiado, a diferencia de lo que ocurrió en febrero de 2019 esta vez Sánchez tiene un plan B para sacar adelante los Presupuestos. La expectativa de un pacto con Cs “centra” la imagen del Gobierno en un momento en el que los llamamientos al diálogo constructivo consumen su argumentario.

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Los socialistas mantienen que su prioridad a la hora de sacar adelante los presupuestos del año próximo es llegar a acuerdos con los partidos que hicieron posible la investidura, pero a pesar de las quejas de PNV y Esquerra, se niegan a cerrar la puerta a Ciudadanos.

No obstante, en el PSOE saben que una cosa es pactar con Ciudadanos el estado de alarma y otras medidas relacionadas con la excepcionalidad de la pandemia y otra muy distinta los Presupuestos para 2021 y en especial la política fiscal. A pesar de ello, en Moncloa quieren dar margen a la negociación aunque eso suponga hacer alguna cesión a las demandas que en su momento plantee Arrimadas. Y Unidas Podemos también tendrá que asumirlo, asegura una fuente del Gobierno próxima a los socialistas. Exactamente igual que se hace, remarcan, cuando se habla con el PNV o con otros grupos políticos del Congreso.

Unidas Podemos no cree posible un acuerdo presupuestario con Ciudadanos, pero desde el principio Pablo Iglesias ha decidido no poner pegas a que Sánchez explore esta posibilidad. No obstante están convencidos de que, al final, será necesaria la colaboración de ERC, lo que a la postre puede obligar a retrasar la tramitación del proyecto a la espera de que se despeje el futuro de las elecciones en Cataluña.

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