Entrevista

Alejandro Suárez: “El próximo 11-S será tecnológico”

Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña: “La privacidad hoy en día es un concepto que no existe”

"La Tercera Guerra Mundial ha comenzado, y todos somos soldados en sus trincheras". Así de rotunda es la frase que puede leerse en la contraportada de El quinto elemento. Espionaje, ciberguerra y terrorismo. Una amenaza real e inminente, la última obra publicada por Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña (Madrid, 1973). El empresario y vicepresidente de la Asociación de Inversores y Emprendedores de Internet (AIEI) tiene un largo recorrido en el estudio de cómo el espacio 2.0 se ha convertido en herramienta imprescindible para Gobiernos, agencias de inteligencia y grupos terroristas.

Después de Desnudando a Google, Sánchez-Ocaña se introduce de nuevo en el mundo de Internet, esta vez para analizar los ciberataques que se producen en su seno y lo que él denomina como una guerra entre dos bloques, donde los Gobiernos más poderosos y las agencias de inteligencia a su servicio se enfrascan en un bucle de espionaje, vigilancia y ataques, utilizando las mismas herramientas que son también empleadas por grupos terroristas, quienes han encontrado en Internet una vía y escudo para operar de forma más meticulosa, segura y global.

La muerte de la privacidad, el ciberespionaje, Wikileaks, Edward Snowden o la irrupción de un 11-S tecnológico son algunos de los numerosos términos que Sánchez-Ocaña incorpora a esta guía útil para abrir los ojos ante una realidad que se ha impuesto en el día a día de los ciudadanos y que afecta a los grandes asuntos de Estado.

PREGUNTA. Dice que internet fue un invento del Ejército americano, ¿con qué fines?

RESPUESTA.

En un principio se creó con fines solamente militares, pero luego se ha extendido a fines civiles. Sigue teniendo un fin de utilidad para el Gobierno de EEUU como herramienta militar, y aunque actualmente existe un uso civil mayoritario, no se ha dejado de emplear el objetivo militar, por parte de militares y de organizaciones de inteligencia como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) o el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

P. ¿Cómo ha contruibuido Wikileaks a derribar la opacidad dominante en Internet?

R. Wikileaks ha tenido cierta importancia para abrir los ojos a una parte de la población, pero no lo suficiente. Esa sospecha que existía se empieza a saber, y es en parte gracias a la labor de Wikileaks y de Edward Snowden, pero la gente no es en absoluto consciente

P. En el libro explica cómo estamos sometidos a un control constante mediante dispositivos como los smartphones, el correo electrónico e incluso los marcapasos.smartphones

R. Estamos equivocados, la privacidad hoy en día es un concepto que no existe. Antes la vigilancia era esencialmente a través del e-mail, pero ahora ya estamos controlados mediante el móvil, que es un dispositivo de control, geolocalización y de seguimiento que circunstancialmente sirve para hablar por teléfono. Internet es utilizado por compañías que buscan información con fines comerciales, en el ámbito empresarial por empresas rivales, y además por las agencias de inteligencia estatales, que compran en el mercado negro herramientas para estos fines del mismo modo que lo hacen delincuentes. 

P. Existe un debate polémico que gira en torno a la seguridad frente a la privacidad. ¿Hay un término medio? Usted mismo habla de un peligro terrorista real, ¿cómo se controla ese peligro?

R. Es difícil. Los conceptos de libertad, privacidad y tecnología se están redefiniendo ahora y se redefinirán en el futuro. El próximo 11-S será tecnológico. Los atentados del 11 de septiembre, eso que ha sido espectacular y un hito en nuestra historia, ha servido para perfeccionar la seguridad de aeropuertos y trabajar para que exista un alto nivel de seguridad, de modo que es prácticamente imposible que vuelva a suceder algo así. Pero no ocurre lo mismo a nivel tecnológico. Acceder a una central nuclear, apagar las luces de una ciudad durante días y días, secuestrar un avión o un tren pirateándolos, es muy sencillo. Todo eso que creíamos seguro se está redefiniendo. La tecnología es maravillosa y ha aportado grandes avances, pero también riesgos impensables, y la industria no ha invertido para poder combatirlos.

P. ¿Cómo encaja la ley mordaza en el debate de seguridad vs libertad?

vs

R. España está muy lejos de ser un ejemplo a seguir por el resto de países. La ley mordaza es muy preocupante, y más preocupante es que las agencias hayan infectado con virus a sospechosos cuando la ley no lo permitía. Este tipo de prácticas llevan haciéndose desde el 2011 sin autorización ni cobertura legal, de manera ilegal y alegal.

P. En el libro habla de un tipo de crimen sofisticado y espectacular, mucho más seguro para el que lo comete.

R. Sí, y eso nos llevará, como decía, a un 11-S tecnológico antes de cinco o diez años. Es algo irremediable. Las maniobras de grupos terroristas tienen un alto componente teconológico y están ensayadas por organizaciones de todo tipo. Aquí en España existen aproximadamente 220 personas que se dedican a prevenir los ciberataques. En EEUU rondan los 60.000 y en China los 100.000. Estamos en pañales y este país es absolutamente vulnerable. Los países grandes son muchísimo más vulnerables, pero tienen herramientas, mientras que los pequeños no lo son tanto, aunque no disponen de medios. Los países medianos tienen mucha dependencia tecnológica, son vulnerables, pero no han desarrollado capacidad para afrontarlo, y el 11-S tecnológico requerirá esa inversion necesaria en ciberseguridad.

P. Precisamente dice que ha habido un gasto de 71.000 millones de dólares en ciberseguridad durante 2014, y en 2017 se esperan 155.000 millones dólares. ¿Se sabe cuál es el gasto en España?

R. Es muy difícil tener ese dato, porque habría que sumar el gasto del CNI y el de empresas privadas que invierten en proteger su infraestructura. Pero una cosa es segura: la inversión de las empresas públicas y privadas, y su situación al respecto, es realmente crítica. 

P. ¿De qué forma internet empodera a los grupos terroristas?

R. En la actualidad los terroristas disponen de herramientas y habilidades que jamás habrían pensado, pero no sólo ellos sino también agencias como el CNI. Antes, la capacidad de seguir y ver lo que hacía una persona era muy limitada por el coste elevado que suponía, pero hoy en día es muy sencillo y ha sido un cambio tremendo. Antes un dron costaba dos millones de dólares, hoy en día alrededor de 3.000 euros. Es más que evidente que cargar un dron con medio kilo de explosivo y estrellarlo en un avión en circulación, o en medio del estadio Bernabeu, es difícilmente evitable.

P. También se refiere a una guerra entre dos bloques.

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R. Una guerra de muy baja intensidad y no declarada, pero sí abierta, entre China y EEUU. España, por ejemplo, recibe el mismo ataque de chinos que de americanos. A nivel tecnológico todo el mundo supone que quien no espía es porque no tiene herramientas para ello, en el mundo se producen decenas de miles de ataques diarios. Por poner un ejemplo reciente, hace poco una universidad china tutelada por el ejército popular chino había accedido a un satélite americano.

P. Los Gobiernos también pueden ser víctimas. ¿Qué casos existen de espionaje al Gobierno de España?

R. En primer lugar, nosotros mismos hemos espiado a autoridades de otros países, como Marruecos y Brasil, por un interés económico, empresarial y geoestratégico. Pero también hemos sufrido ataques. Altos cargos directivos del Gobierno de Zapatero fueron espiados para saber cuáles eran los movimientos que iba a tomar Zapatero tras el estallido de la crisis económica, y nuestras redes estuvieron por entonces absolutamente infectadas.

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