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Elecciones 20-D

La alta participación, una amenaza para el PP y una oportunidad para la izquierda

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"Reventar las urnas". Esa fue la petición que realizó el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a sus seguidores el pasado domingo en el mitin central de su campaña, celebrado en el Palacio de Vistalegre (Madrid). Y es que la participación se perfila como una de las claves de unas elecciones que, según el CIS, congregarán ante las urnas a un número récord de ciudadanos, y los expertos avisan de que esto perjudica claramente a una formación: el PP.

En esta última semana de campaña electoral, los partidos se esfuerzan por atraer a sus posiciones a la gran cantidad de indecisos que aún no tienen claro a qué siglas otorgar su confianza la próxima legislatura. Esta recta final antes de las elecciones ha estado marcada por la celebración de debates entre las principales fuerzas políticas, y los candidatos no han hecho especial hincapié en un elemento que, sin embargo, puede tornarse fundamental en unos comicios tan apretados como los que pronostican las encuestas: la participación.

Porque, según los expertos, la ciencia demuestra que existen una serie de pautas que benefician más a unos partidos que a otros cuando la gente acude más a las urnas. Esto ocurre, normalmente, cuando los comicios están muy reñidos, así como también ante procesos que el electorado identifica como especiales por las circunstancias en las que se producen. En la serie histórica, la mayor participación en unas generales se produjo en las elecciones de 1982 –el 79,97% de los ciudadanos acudieron a votar–, y fue superior a la media en 1977, 1993, 1996, 2004 y 2008.

De acuerdo con el barómetro preelectoral del CIS, irán a votar "con toda seguridad" el 75,3% de los electores, una cifra tres puntos y medio superior a la que recogía el sondeo preelectoral de 2011 y que, de hecho, es la más alta en toda la serie de preguntas sobre la intención de acudir a las urnas, una cuestión que empezó a plantearse en 1996. Esta alta participación, aseguran Ignacio Paredero e Ignacio Lago, profesores de Ciencia Política en la Universidad de Salamanca (USal) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), respectivamente, tiene como gran perjudicado al PP.

Tres efectos de la alta participación

"Estamos ante un panorama desconocido, por lo que cualquier supuesto es muy arriesgado", avisa Paredero, que sin embargo afirma que una alta participación como la que se prevé para las próximas elecciones provoca, fundamentalmente, tres consecuencias. La principal, señalan tanto él como Lago, es que va a votar quien normalmente no lo hace, y este grupo está compuesto mayoritariamente por personas de clase social más baja, más joven e ideológicamente ubicados más a la izquierda, unos colectivos entre los que la abstención es, tradicionalmente, más alta.

Además, Paredero y Lago hacen referencia a otro efecto que las investigaciones observan cuando hay una alta participación en los comicios y que es perjudicial para el PP: que "cuando aumenta la participación, el partido del Gobierno sale perjudicado, porque la gente que vota lo hace contra él" más que a favor de otras opciones, explica el politólogo de la UPF. En parte, este efecto quedaría compensado, señala por su parte Paredero, por el hecho de que "la gente, normalmente, aglutina el voto en el partido al que perciben como el probable ganador".

"Al PP le interesa una campaña de perfil muy bajo con una movilización muy escasa, y eso explica, por ejemplo, que le interese tan poco acudir a los debates", abunda Lago, que señala que "esta circunstancia es una constante en las elecciones en España", ya que los conservadores saben que la mayor movilización lleva a las urnas a más votantes de izquierdas. "Y, por eso, lo que al resto le interesa más es que exista cuanta más polarización, mejor", remacha.

Otra opción, que se movilicen los votantes de PP y PSOE

No obstante, Pablo Oñate, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), ofrece una interpretación radicalmente diferente. A su juicio, una alta participación en las próximas generales, con un panorama tan excepcional como el actual, puede provocar todo lo contrario a lo que indican los otros dos expertos. "Probablemente los votantes más movilizados sean los de los nuevos partidos, así que si la participación crece eso signifique que buena parte de los votantes de PP y PSOE que iban a optar por quedarse en casa habrán ido a votar", afirma Oñate.

Paredero se muestra cauto al respecto: "Es muy complicado ponderar la importancia de cada uno de los efectos" que provoca una alta participación, señala el experto, que indica que tradicionalmente se ha relacionado esta circunstancia con un buen desempeño electoral del PSOE. No obstante, el hecho de que haya aparecido otro actor fuerte en su mismo espectro ideológico provoca que los socialistas no vayan a acaparar en solitario estos votos, sino que Podemos también se verá beneficiado, aunque para Paredero el PSOE aún cuenta con algo de ventaja.

"Sociológicamente, el votante del PSOE suele tener menos formación y recursos más bajos", y esos grupos son precisamente los que más se activan con una alta participación, sostiene el politólogo, que explica que, por el contrario, quienes menos fallan a la hora de acercarse a las urnas son "las personas más mayores y las que tienen un nivel educativo más elevado". E ideológicamente, estos grupos suelen votar más a la derecha.

Así ha variado la participación en las trece elecciones generales

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Unas elecciones excepcionales

En cualquier caso, en lo que coinciden los tres expertos es en que se dan todos los elementos para que las próximas generales cuenten con una participación muy alta. "Según parece, la participación en estas elecciones va a estar cerca del 80%, lo que significa que se moverá en la banda alta de las cifras históricas", explica Oñate, que califica de "excepcionales" los próximos comicios. Así se expresa también Paredero, que afirma que las del 20-D tienen visos para convertirse en unas elecciones "de cambio de ciclo".

Según sostiene el politólogo, "existen las elecciones de continuidad, que son la inmensa mayoría, pero también las de cambio de ciclo, que se dan cada cierto tiempo". Estas últimas se caracterizan "por una alta polarización y mucha participación", y dan como resultado "la reconstrucción del sistema de partidos" y de otros elementos estructurales del tablero político. "Ocurrió en Grecia hace un año y pico", cuando Syriza se impuso en las elecciones europeas y confirmó la debacle del Pasok y su ascenso como primera fuerza, "y yo creo que es lo que ocurrirá aquí".

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